Yucatán

No hay políticos inocentes

Lorenzo Salas González

A estas alturas del partido, uno llega a la terrible conclusión de que no hay políticos inocentes, sino que los que pueden librarse de cualquier acusación, es porque sabían lo que estaba sucediendo y hacia dónde nos conduciría tal situación, por lo que prefirieron fingir demencia, y los que ocultaron lo que sabían para que la maldad, la perversidad ocurriera. Una gran parte de los que sí sabían y lucharon en contra, ya están en el gobierno y pronto lo ocuparán todo.

Un ejemplo cercano de lo que llevamos dicho: Si alguna de las acciones de gobierno irritan a la gente, con vehículo o no, es el gasolinazo. Enrique Peña Nieto y sus paniaguados insistieron en que era necesario para el desarrollo del país y para escuelas, hospitales, médicos y una buena cantidad de necesidades. Además, como resultado de las “exitosas” reformas estructurales, el precio de la gasolina subió, subió y no ha dejado de subir.

Desde el principio de los gasolinazos, comparamos los precios de las gasolinas de Venezuela, Estados Unidos y México. En el primer país costaba 5 pesos mexicanos el litro de la gasolina. La misma, pero en Estados Unidos, estaba a 10 pesos y en México a 12. Por eso resultaba incomprensible la argucia de los defensores del gasolinazo: los precios internacionales.

Luego salieron con lo de la ley de la oferta y la demanda, que las distancias que recorrían los transportes de los combustibles. Cuando ya no se sostuvo más esto, acudieron a la competitividad o a los impuestos… y así podríamos seguir, que los truhanes siempre tienen un cesto de mentiras para robarnos.

El encontronazo entre Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía, y el diputado federal del PT, Gerardo Fernández Noroña, fue ejemplar. Al ser señalado el funcionario público por sus argucias para aparentar se un hombre limpio, el legislador petista le espetó una lista de sus propiedades, sus ingresos nada limpios provenientes de los energéticos, etc., por lo que mejor optó por callar. Esta es una de las claves de la debacle que padece Pemex: la nada novedosa corrupción y la falsa dignidad emitida ente el pleno cameral: “No acepto que se me ofenda…”. Pero en los millones de televidentes quedaron las acusaciones y la débil y la nada creíble respuesta… Un inocente más que se queda sin sus alitas de ángel y hasta la lira perdió.

Ante el más reciente gasolinazo, la gente se irritó más en contra de Peña Nieto cuando Andrés Manuel dijo, dentro de su bolsa de propuestas, todas positivas y en beneficio del Pueblo, que no habrá más gasolinazos, los que padecen en esta feria de mentiras y desmentidos, entre ellos los taxistas, que no se habían dado cuenta de cuántos engaños habían tenido que tragarse porque no había surgido un líder que encarara a los falaces y les afirmara que no habrá más gasolinazos apenas tome el poder. Para el bien de todos, falta muy poco.