-El hecho de que yo sea docente es porque amo. Yo siempre les digo a mis jóvenes: la docencia es un acto de amor, porque se entrega uno a la docencia, de otra manera, pues es una chamba. Es ir a hacer una chambita y llenar el tanque de gasolina. Pero no, eso no tiene que ser. Tiene que ser la entrega completa, y para que se entregue completo, tiene que respetar usted al otro, pero no respetamos desgraciadamente, y no es un problema de la escuela, no es un problema de educación escolarizada, es un problema de educación en términos amplios, es decir, de la educación en la familia, de la educación en la calle, de que en vez de formar con amor, estamos sustituyendo el amor por la violencia.
Eso explicó ayer la Dra. Georgina Flores García, docente de tiempo completo de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, durante el IV Coloquio Educación e Historia, que se lleva a cabo en el marco de la celebración del 8º aniversario de la fundación de la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán.
-¿Entonces es por la falta de entrega que tenemos un problema de formación con las nuevas generaciones?
-En efecto, es un problema de formación, pero todos lo vivimos, en mayor o menor medida todos lo vivimos en la casa, en la calle, y lo más fuerte es en la escuela. Porque en la casa los están formando los padres, los hermanos, los abuelos, los tíos, y de alguna manera hay violencia. Los niños llegan a la escuela y la reproducen, pero cuando uno como docente, llega a la escuela y no tiene el amor a la profesión, maltrata al otro ser humano, tenga la edad que tenga, sea niño, adolescente, joven o adulto. Yo trabajo con adultos jóvenes, y con adultos ya no tan jóvenes de doctorado. Y, sin embargo, las palabras que utilizan, las formas en que se dirigen, ya no son las formas que anteriormente se utilizaban. Todos hablan con palabras altisonantes que generan violencia, están faltando al respeto.
Respetar hasta al niño más pequeño
Ahora todos hablan así: el niño con el niño, el niño con la niña, la niña con la niña, el docente con el niño: A ver, mocoso, a ver escuincle. No, es un ser humano que se está formando. Entonces se tiene que estar respetando hasta al niño más pequeño se le tiene que respetar. Pero lo hemos perdido. No se ha quitado el respeto. Lo hemos perdido, está perdido el respeto, porque en la casa tampoco ya respetamos. Cuántas veces, bueno, usted mismo cuando era pequeño a sus padres seguramente jamás le levantaba la voz. Yo hoy tengo un estudiante que en su historia de vida escribe que lo golpearon sus padres porque él le iba a pagar a su abuelo, entonces dijeron: Si no le pegamos, al rato nos pega a nosotros.
Pero es que no es a golpes como lo van a educar, es con palabras, es con conciencia. Sí te voy a castigar, pero que no sea con una vara, no con un lazo, no con un cinturón. Mire, en el México antiguo, hace más de 500 años, en el Calmecac, que era donde se formaban los grandes sacerdotes en la cultura mexica, un niño que no obedecía, se encendía una fogata, se colocaba chile, y se colocaba al niño de cabeza encima. Imagínense el humo de un chile quemado, ¿qué hace? No sólo con sus ojitos, sino con su cerebro, con todos los sentidos. Pues lógicamente son torturas, pero después vino el Santo Oficio, con mucha violencia, y hoy parece que aquello quedó en el pasado; sin embargo, seguimos ejerciendo violencia.
Los niños sicarios
Por ejemplo, los niños sicarios. ¿Dónde están sus padres? ¿Quiénes fueron sus maestros?, porque en algún momento fueron a la escuela. ¿Dónde están esos profesores que tuvieron o no tuvieron vocación? Ahorita lo decía la Mtra. Effy, cómo antes iban y se quedaban en las comunidades los profesores. Ahora ya no, ni siquiera dan clases, a veces prefieren atender sus asuntos personales, incluso prefieren a veces marchar o ir a una protesta, cuando antes se le llegó a llamar un apostolado a ser profesor.
El suicidio
-Doctora Georgina, una vez quise entrevistar a una maestra de primaria a la que se le suicidó un alumno, y nunca quiso dar la cara. Entonces me confesó una autoridad educativa: Es que le da vergüenza. ¿Y por qué?, porque no se preocupó nunca de verlo deprimido, nunca le dio una palabra de consuelo, nunca se ocupó al verlo todo golpeado por sus padres. No intervino, no le dio una palabra de consuelo, no le dio una palmada, no le dio una muestra de amor.
-El hecho de que yo sea docente es porque amo. Tiene que ser la entrega completa, y para que se entregue completo, tiene que respetar usted al otro, pero no respetamos desgraciadamente, y no es un problema de la escuela, no es un problema de educación escolarizada, es un problema de educación en términos amplios, es decir, que la educación en la familia de la educación en la calle, vamos en la calle y no saludamos a la gente. En una comunidad pequeñita todo mundo se saluda aunque no lo conozcan. Pero vamos en la calle y no nos saludan y nosotros tampoco los saludamos, porque decimos: Está loco, me va a robar, como hay tanta violencia, entonces es un problema muy fuerte a nivel general de la sociedad mexicana.
Hoy los profesores están preocupados porque si les van a quitar, si les van a poner, si les van a dar puntos, si no les van a dar puntos, si la reforma educativa se aprueba, si no se aprueba, pero no están preocupados ni ocupados en la esencia de la educación, que es formar seres humanos.
Cosechamos lo que sembramos
-¿Qué recomienda usted a los profesores?
-Que sean concientes de lo que están haciendo, porque lo que sembramos vamos a cosechar, y lo que estamos cosechando hoy que es la violencia es el fruto de la siembra de castigos, de violencia, que hemos hecho nosotros mismos los mexicanos.
Yo parto del milagro mexicano, de la década de los 40 a los 70, donde creció la población impresionantemente, y voy a mostrar unas cifras de cómo no queremos violencia, si estamos en una misma casa que es el país.
-Pero también influye el aspecto socio económico, ¿no?
-Sí. Seamos padres, seamos amigos, seamos profesores, hay que ver cuál es lo mejor de cada ser humano para poder darle a nuestra sociedad buenos seres humanos, que los buenos seres humanos, formarán buenos mexicanos, buenos ciudadanos.
Ser panópticos
Que piensen por qué están siendo profesores, si no van a atender a los niños que busquen otra cosa que hacer pero que no se metan en la profesión de la docencia. Yo les digo a los jóvenes en habilidades de docencia: ustedes tienen que ser panópticos, observar a todos sus estudiantes, porque en la cara de los estudiantes se muestra una interrogación de repente de no le estoy entendiendo nada. Entonces ahí tú le preguntas. Cuando ven que se está aburriendo el muchacho, ¿a ver por qué se está aburriendo? A ver, qué estas haciendo tú, porque tú como docente eres el que va a impactar en el joven. Ellos se están formando para ser profesores de preparatoria, pero la edad de la prepa también es muy delicada, tenemos suicidios en la prepa, pero si yo no me preocupo, si yo no los veo, si yo no los atiendo, para qué soy maestro.
Participan 17 instituciones
Hay que comentar que Cristóbal León Campos, coordinador técnico de la Casa de la Historia de la Educación de la Segey, informó ayer que son 17 instituciones del estado y nacionales las que participan en el IV Coloquio Educación e Historia, que continúa hoy y seguirá mañana.
(Roberto López Méndez)