A sus 28 años de edad, Margely Garma López se desmorona en llanto al ver que se agota el tiempo para salvarle la vida a su hijo Raziel, porque la pobreza extrema en que viven obstruye los caminos.
Tuvo que vender las pocas cosas que tenía para llevarlo al médico y comprar algunos medicamentos; sin embargo, los médicos desahuciaron a su hijo que por desgracia nació con una extraña enfermedad en el corazón que no le permite tener el suficiente oxígeno en su cuerpo.
Su único apoyo es su familia, su mamá que siempre está a su lado apoyándola en todos los sentidos, mientras que su papá trabaja en lo que encuentra, de mecánico, carpintero, soldador, herrero, plomero o albañil, para llevar un poco de comida a su humilde hogar.
Viven en la calle 187-A Diagonal número 130 entre 58 y 60 de la colonia La Guadalupana, en una humilde vivienda.
“Mi hijo tiene atresia pulmonar, los doctores me dijeron que tiene un problema de nacimiento, que un conducto del corazón no se formó al pulmón y no puede respirar bien, no le llega el oxígeno y, debido a ello, su sangre no circula bien y sus labios, sus manitas y sus pies los tiene morados, por eso está moradito”, dijo Margely.
No tiene fuerzas
“Me dijeron que no tiene cura su enfermedad, lo pueden operar, pero es probable que fallezca en la operación y me lo desahuciaron, que en cualquier momento puede fallecer; el niño no camina porque no tiene fuerzas; de hecho lo sentamos y lo tenemos que sostener, vigilarlo para que no se caiga, no habla tampoco, aunque sí come verduras, frutas, toma leche, pero su digestión no es correcta porque a veces tiene estreñimiento o le da diarrea”, comentó.
La señora Garma López se ve imposibilitada para salir a trabajar, pues su hijo requiere de su ayuda las 24 horas del día.
“Lo cuido todo el tiempo, las 24 horas del día, lo abrazamos con mi mamá porque llora mucho, se desmaya, se queja, pero no sabemos qué es porque no habla y los doctores no han encontrado respuestas tampoco; me imagino que se queja de dolor”, agrega esta atribulada madre,
Desde que este pequeño llegó al mundo su mamá detectó que las cosas no andaban bien porque el bebé nació morado.
“Cuando nació y me lo entregaron estaba morado, le pregunté al doctor y me dijo que probablemente tenía una cardiopatía o un soplo en el corazón, y había que llevarlo al O´Horán y de ahí me dijeron que lo llevara al de Alta Especialidad; ahí fue que me dijeron que estaba muy grave, que no iba a vivir mi hijo, que sólo dos meses iba a vivir; estoy muy triste, me duele que mi niño se vaya a morir; una señora del Ayuntamiento, de nombre Rita, nos da leche, pañales y toallitas”, manifestó.
Margely tiene otro hijo de 8 años que cursa el tercer grado de primaria en una escuela de la misma colonia.
—“Se llama Yael, tiene 8 años y hay que comprarle tenis para educación física, comprar despensa para hacerle su desayuno, comprarle lo que le pidan en la escuela, pero no cuento con la ayuda de los papás de los dos, se desatendieron. Un día el papá de mi hijo Raziel me dijo que era cobarde y que no podía ver a su hijo en esas condiciones y nos abandonó cuando vio el problema y por eso vivo en casa de mi mamá, pero tenemos muchas necesidades”, manifestó.
Elabora piñatas y dulces para salir adelante
—“Hago las piñatas para vender ahora en diciembre, también vendo dulces para salir adelante; vivimos en la pobreza, yo no puedo trabajar, mi mamá tampoco porque siempre me apoya; antes de tener a mi hijo yo trabajaba en una óptica, también en la oficina de una gasolinera; me gustaría que me ayudaran los doctores para salvarle la vida a mi hijo porque ya lo desahuciaron los doctores que lo atendieron en Alta Especialidad, porque dice el doctor Joan Johnson que conforme vaya teniendo más edad va a necesitar más oxígeno y pues de un momento a otro puede fallecer y yo no quiero que se me muera mi hijo, no me dan una opción de operarle; yo quiero escuchar que me den un 50% de probabilidad de que viva si lo operan, pero nada más me dan el 1%; me lo dicen de una manera muy simple y me lastiman; quisiera que me dijeran que van a luchar para salvarle la vida, pero no es así”, dijo.
Por su parte, la señora Carmen López Carrillo, abuelita de Raziel, dijo que por fortuna han encontrado apoyo en el Hospital de la Amistad México-Corea.
Una gran ayuda
“En ese hospital ya vieron el problema y nos ayudan, le ponen oxígeno, le dan mucha atención, le cambiaron su sangre porque estaba espesa, es una gran ayuda porque cuando íbamos al de Alta Especialidad llegábamos a quedarnos sin comer para utilizar el dinero en camiones; mi hija vendió todas sus cosas, necesitamos una cama para el niño; doña Landy nos regaló una carriola, pero no tenemos ni sillas; vea el mueble de la sala, está todo agujerado; no tenemos, es muy difícil, sólo quienes tienen hijos con problemas nos pueden entender; las autoridades no porque no lo han vivido en carne propia; es muy estresante, tenemos que estar pendientes las 24 horas; a veces nos dormimos a las dos de la mañana y cuando el niño despierta nos levantamos, hay que ayudarnos mientras viva, sólo Dios sabe”, concluyó la abuelita.
La señora Carmen nos pidió que se difundiera su número de celular 9999 07 80 40 por si médicos especialistas o personas de buen corazón quieren ayudarlos. La señora Margely también pidió oportunidades de trabajo en su casa.
(Texto y fotos José Luis Díaz Pérez)