José Enrique Puga Bolio
El fin de año siempre me deja un poco triste. Siento que el tiempo es efímero, como efímera es la vida. Es verdad que tengo un buen trabajo. Que he escrito algunos cuentos y he compuesto algunas canciones, pero siempre queda la sensación vacía de que algo me faltó. Y por eso me llena de nostalgia el año que se va.
Con estos pensamientos estaba yo en mi cuarto, cuando oí que en la sala tocaba la guitarra mi sobrino Carlos. Su mamá, que es mi hermanita, cantaba con él un villancico. Edoardo y Paulinita corrían por todos los pasillos y rincones de la casa, y pensé en lo mucho que los amo. Y pensé en lo mucho que amo a la mujer que amo; y pensé en lo mucho que amé durante el año. No hice nada material, es cierto, pero amé. Y por eso sé, entonces, que el año que se marcha, se marcha pleno porque el amor lo llenó todo. Y tengo la certeza de que el año que comienza marchará en el mismo tono; pues al igual que el año que termina, lo llenaré de amor. Y cuando algún obstáculo en la vía quiera detenerme, le pondré a mi empeño un poco más de sentimiento. Ya que el tesón todo lo puede, pero con amor, lo puede todo, mucho más.
Feliz Año Nuevo.