José Iván Borges Castillo*14 de septiembre
Una de las fiestas religiosas de mayor arraigo en la piedad popular yucateca es la que se celebra el 14 de septiembre, bajo el título de la Exaltación de la Santa Cruz, quizá también una de las más antiguas, en la que se expone a veneración los Cristos crucificados en diferentes capillas e iglesias de la Entidad, y todos ellos clasificados como muy milagrosos.
Dos fechas estaban establecidas con relación a la fiesta de la Santa Cruz. En orden, mencionamos en primer lugar el tres de mayo, festividad bajo el nombre de la Invención de la Santa Cruz y en segundo lugar, la del 14 de septiembre. En el correr del tiempo, las dos se definirían con ciertas particularidades. En el primero, tras la Guerra de Castas, se volvió común festejar a la Santa Cruz, dispersas en tantos puntos de las comunidades, veredas, caminos, montes y milpas, oratorios particulares y públicos. La cruz vestida de mestiza, y rodeada de flores de mayo, en cadenada de hilos, rodeada de limonarias y hojas de ramón, lucia sus altares siempre radiantes y vistosos, reflejos de la devoción de sus beneficiados. Y esta fecha quedó bien marcada exclusivamente para la Cruz, sin algún Cristo en ella crucificado, fue la fiesta de la Cruz Verde, de la Cruz de los cruzoob, y de los hidalgos de la región de la costa, de Sotuta y del sur que, ajenos a las peleas de los mayas del oriente, actual Quintana Roo, fueron influenciados por el ámbito religioso los sublevados, en torno a las revelaciones divinas que emanaban de la Santa Cruz y sus hermanas.
La Santa Cruz verde, llamada así por el verde añejo que la reviste, un verde semejante al musgo que forma la humedad sobre las antiguas construcciones o que reviste las mazorcas de maíz cuando éstas ya llevan tiempo en Kii nal, una construcción de madera y techo de huano, donde las mazorcas son almacenadas de manera vertical y presionadas fuertemente, también llamado chil en maya o troje en español. Esta Cruz Verde es conocida en el área maya desde la Epoca Colonial, escasos ejemplares, como en la región de Maní, están fechados en el siglo XVIII.
Los estudios de la doctora Georgina Rosado y Rosado nos hablan del Santoh de Che´, la cruz como símbolo del árbol de maíz, venerada en la región de Yaxcabá, donde el culto a la Santa Cruz es titular en gran número de múltiples comisarías municipales.
En tanto que el 14 de septiembre quedó establecido como la fiesta de los Cristos crucificados, esto en el periodo colonial, los datos de varias de estas imágenes sagradas giran en torno al siglo XVIII, cuando sus cultos iban en aumento.
Alguna relación misteriosa debió existir entre el Cristo crucificado y la figura de Kukulcán entre los mayas. Es probable que así como el Cristo muerto en la cruz fue figura judía de aquella serpiente de bronce que Moisés elevó en el desierto y que con una mirada se libraron los israelitas de morir, y cuyos versículos traía el evangelio en la liturgia de la exaltación de la cruz, a eso debemos, quizá, la relación primitiva, que aún conserva rastros entre la población.
En la Relación de las Cosas de Yucatán, fray Diego de Landa expone: “Mes Xul... Decían y tenían muy creído, que el postrero día bajaba Cuculcán (Kukulcán) del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas. Llamaban a esta fiesta Chickabán”.
Todo el mes de Xul, del calendario maya estaba enfatizado por las celebraciones dedicadas a Kukulcán, que corría desde mediados de octubre hasta el 13 de noviembre. Quizá tras la conquista espiritual se ajustaron en las fechas cercanas, con un evidente sincretismo religioso.
Septiembre, el mes próximo a octubre, contenía la fiesta de la Santa Cruz exaltada, y en ese nuevo momento en la cual se ajustaban las creencias, en sincretismo evidente. Dicen los antiguos que esta noche, todos deben estar en sus casas sin salir ni siquiera un momento, porque pasarán vientos malos que pueden afectar a quienes estén a la intemperie. Muchos dicen que es la serpiente que tiene plumas, la llamada Kukulcán, que cruza el cielo oscuro y es mortal si alguna de sus plumas cayera sobre alguna persona, que imprudentemente se encontrara a la intemperie.
Y no se debe dejar objetos personales porque éstos pueden cargar el aire malo, y afectar a sus dueños.
El Chilam Balam de Ixil señala este día como “Cimi. Exaltación de la Santa Cruz. Suele asentarse el mes de Zoo”. Los campesinos hacen sus ofrendas a la Santa Cruz y comenzaban a abundar en estas fechas los rezos de atole nuevo en los hogares, dando gracias al Creador por la cosecha que se comenzaba a recoger en las milpas.
Los cristos hermanos de Izamal, venerados en Sitilpech enl mayo y el menor en Citilcum, en solemne procesión salen a bendecir al pueblo que eligieron para habitar, como cuenta la leyenda en la voz de nuestros abuelos mayores. Y sus devotos queman velas en su honor y son ungidos con ruda y flores.
En el sur, en Chumayel, por tercera ocasión anual, sale por sus calles el milagroso Señor del pueblo, en tanto que las campanas son echadas a vuelo sonando a gloria, y sus devotos pasan a besar las plantas del crucificado. En Teabo, una efigie del Cristo, culto influenciado del vecino Chumayel, también es celebrado, y más atrás, pero con igual fervor y devoción, la imagen milagrosa del Santo Cristo de Mayapán es obsequiado con especial devoción.
Otros pueblos se suman al regocijo y fiesta del día 14 de septiembre, Tixkokob con su Señor de la Misericordia, un Cristo agonizante que mira al cielo y parece exclamar: “¡Padre, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” Y el Señor de San Román venerado en Campeche, también es celebrado en los pueblos de Akil, Dzan, Ticul, y en otras capillas dispersas en la vasta geografía. Y bajo el nombre del Señor de Amor, serán venerados en el barrio de San Juan en Mérida, así como en la hacienda Cacao (Abalá), en Nunkiní, Campeche, y la lista es larga aun.
En la S. I. Catedral de Mérida, sede de la Arquidiócesis de Yucatán, se efectúa la bajada del Santo Cristo de las Ampollas, en el marco de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, aunque esta milagrosa imagen fue nombrado protector de Mérida, por su tremendo culto en la región le ha dado el título de Patrono principal de la Arquidiócesis de Yucatán, tal y como sale marcado en el misal “Palabra y vida editado por la Mitra yucatanense”.
Leyendo el Chilam de Chumayel, de Ixil o los retazos que quedan del de Maní o Tizimín, los escribamos en referencia al árbol sagrado del maíz o de la ceiba, entre juegan, dado que la doctrina cristiana ya habitaba en su mente, entre los simbolismo y calificativos dados tanto a la cruz cristiana como el árbol de la vida, el árbol del principio, el árbol sagrado. Ya lo escribió el Chilam Balam que era cantor en la antigua Maní: “En señal del único Dios de lo alto, llegará el árbol sagrado, manifestándose a todos para que sea iluminado el mundo, Padre”.
Con más claridad simbólica habla el Chilam Balam de Zixcayón cuando refiere: “Vendrá la señal del Dios que está en las alturas, y la cruz se manifestara ya al mundo con la cual el orbe fue alumbrado. Habrá división en las voluntades…”
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del 14 de septiembre es, quizá, una de las más antiguas devociones cargadas de profundo significado en la entidad yucatanense.
* Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán