[gallery size="medium" jnewsslider="true" jnewsslider_ads="true" link="file" ids="21024,21025,21026"]
Por su larga y fructífera carrera de más de 40 años como académico, investigador y activista cultural, el Dr. Raúl Vela Sosa recibió anoche la Medalla Eligio Ancona, en una ceremonia en la que manifestó la necesidad de concebir la educación y la cultura como bienes públicos y como generadores de valor público, además de que se necesita una reestructuración del sistema educativo nacional.
En acto que tuvo lugar en el Palacio de la Música, el Gobernador Rolando Zapata Bello entregó la Medalla Eligio Ancona al Dr. Vela Sosa, de quien se destacó su amplia trayectoria como economista, internacionalista, docente e investigador.
Al evento acudieron familiares y amigos del recipiendario, así como el rector de la UADY, José de Jesús Williams; el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, Felipe Cervera Hernández; el Secretario de la Cultura y las Artes, Roger Metri Duarte, y el alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha, entre otros.
Dos orillas
Vela Sosa expuso que para él la educación y la cultura son las dos orillas de un mismo río y que ambas están definidas como derechos humanos que se engloban en el concepto de derecho al desarrollo.
“Y este, el derecho al desarrollo, es el territorio en el que he trabajado en los últimos 40 años, desde la academia hasta la política pública y la sociedad civil profesional”.
“Hacer política educativa y cultural desde el Estado es un asunto de responsabilidad social. Concebir contenidos, establecer programas, construir proyectos, es en la educación y en la cultura un aspecto fundamental del desarrollo humano. Hay que concebir a la educación y a la cultura como bienes públicos y como generadores de valor público”, expuso.
Señaló que ahora que en México se debate sobre la Reforma Educativa, opinó que es insuficiente basar el modelo educativo en la formación, “en competencias”, cuando es notorio que el mundo vive en una competencia desigual y en un intercambio desigual.
“Hay que formar, pero para construir ‘ventajas’. Que los conocimientos sirvan para obtener capacidades para hacer cosas distintas y nuevas”.
“Entonces hay que construir el valor añadido de la educación dando contenidos a partir de construir ventajas, como elemento diferenciador para el éxito. Construir la ventaja relativa, la ventaja competitiva, la ventaja de la innovación”, señaló.
Instituciones fuertes
Dijo, sin embargo, que para la reformulación del modelo educativo y para que sea viable se requieren instituciones fuertes o nuevas instituciones, de cómo éstas se vinculan con los ciudadanos y de cómo entienden la trayectoria del ciclo global.
“Para esto será necesario una reestructuración del sistema educativo nacional, que soporte y garantice la movilidad social a partir de una buena educación, por un lado, y una eficaz política social, por otro”.
“Esto sólo se podrá lograr a partir de introducirnos en una reforma profunda del Estado mexicano que defina un cambio de tendencia y propósitos del patrón de crecimiento interno y de nuestras relaciones con el exterior”, añadió.
Opinó que se debe construir un modelo de crecimiento, pero con desarrollo distributivo, socialmente incluyente y sostenible.
“No es fácil, pero es posible, con voluntad política y con compromiso”, expresó.
Dijo que en estos tiempos tenemos que estar preparados para las transformaciones mundiales, pues estamos inmersos en un proceso de transición que dará lugar a un cambio de civilización.
“Se ha intensificado el proceso de concentración de la riqueza en unos cuantos, y se ha profundizado la brecha entre los que más y menos tienen, observándose mayor incidencia en las desigualdades sociales”.
“Así se ha venido construyendo una sociedad de consumo que supone que las personas se ubican en un estatus social a partir de lo material que tienen, la oportunidad de obtener y la capacidad de acumular”, señaló.
Dijo que lo anterior fue posible porque se ha podido desplazar a los valores culturales regionales y nacionales, desde una estrategia de expansión de nuevos modos de conducta que el patrón globalizador impuso y, con ello, la definición de nuevas formas de comportarse en la globalidad.
Dos vertientes “En el corto plazo lo estamos viviendo desde dos vertientes: la nueva geopolítica y la revolución digital. Y a todos nos afectará”, pronosticó.
Dijo que la nueva geopolítica nos viene del germen de los nacionalismos globales y de la nueva correlación de fuerzas entre las potencias mundiales. China, Rusia y la India están consolidándose en zonas en el mundo con mayor dinámica y con mejor escala de influencia global en los próximos años, que buscarán una mayor influencia cultural y reducir la occidentalización del mundo.
Por otra parte, la revolución digital. En apariencia esta nueva tendencia pareciera que lleva a las sociedades a condiciones más igualitarias, pero es más complejo. Las esferas digital, física y biológica se combinarán. En la nueva era no sólo cambiará cómo hacemos las cosas, sino quiénes somos.
“Para resistir todo ello tenemos dos fuentes impulsoras: la educación y la cultura”, señaló.
“Para fortalecer esa resistencia al avasallamiento de los fenómenos descritos, la educación debe ser entendida como la formación para la vida a través de los aprendizajes basados en nuevos conocimientos y en los valores de convivencia social, y la cultura como la riqueza ancestral acumulada que se revalora, da paso a nuevas expresiones y nos crea y consolida la identidad”, mencionó.
Aseguró que las sociedades que logren articular y fortalecer los valores del aprendizaje y la herencia cultural como las bases sólidas para el desarrollo del pensamiento colectivo de sus miembros, estarán en posibilidad de hacer frente a las condiciones que impone el poder trasnacionalizador del patrón globalizador, y podrán obtener ventajas en esta concurrencia de competencias desiguales.
Pensar global y actuar local “Debemos pensar global, pero actuar local. Se ha dicho aquí que he acuñado la tesis de ‘la competitividad internacional de la producción cultural yucateca’. Y es correcto”.
“Yo afirmo que la originalidad del producto cultural yucateco y el reconocimiento a las prácticas culturales yucatecas, son ese valor añadido que nos puede dar ventaja para la relevancia internacional”, destacó.
“Estoy convencido que con estas fortalezas Yucatán debe abrir un diálogo cultural de cooperación e intercambio con el mundo, convertirse en puente de culturas. Tenemos a los artistas, tenemos a los creadores, tenemos a los investigadores, tenemos la calidad”, finalizó ante el aplauso de los presentes.
(David Rico)