Yucatán

Roger Aguilar Cachón

Cómo han pasado los años, será una serie de trabajos en donde relataré algunos aspectos de la vida y mis alrededores considerando un tiempo razonable de 60 años. Se tratarán temas diversos, como en esta ocasión los juegos de antaño que constará de dos partes, de todos los acontecimientos que han transcurrido y de algunos fragmentos de mi vida como un anecdotario.

En ocasiones en plática con compañeros de mi misma cohorte, ya pasados los cincuenta años o más, recordamos los diversos juegos y juguetes a los que teníamos acceso cuando niños y ahora vemos con tristeza que éstos han pasado al olvido o simplemente no son conocidos por las nuevas generaciones, si bien y sea dicho de paso, solamente cuando hay alguna actividad o semana cultural, se hacen mención como juegos de antaño o juguetes tradicionales.

En este momento y cuando se termina la tarde para dar inicio a la noche, vienen a mi mente una serie de escenas de mi niñez en donde en compañía de mis hermanos, primos y amigos de la esquina, y en las primeras horas de la noche, nos reuníamos para pasar el rato con algunos de los juegos que en ese momento era común practicar. Cabe mencionar que también podían participar algunas primas y amigas del rumbo.

Antes de iniciar he de comentarles caros y caras lectores, que había juegos en donde participaban solamente hombres y otros en donde el juego era mixto. En el primer caso, los tamalitos a la olla, nos permitía hacer uso de nuestras destrezas de equilibrio y fuerza de las piernas, mientras que no hubiera en el equipo contrario uno que otro gordito, porque de ser así, ya de antemano perdíamos. Consistía en que una persona se ponía de pie, como poste y de él se agarraba de su cintura y a manera de burro se enfilaban los demás integrantes que bien podían ser cinco o seis. Los del equipo contrario se lanzaban para montarse y el que estaba sirviendo una vez que se habían colocado los del otro equipo se comenzaban a mover y si lograban botar a alguno de los montados, el equipo perdía. Así se podían pasar las horas.

Otro era el del juego de canicas, las habían bombonas, de cristal, de abejitas, agüitas, en diversos colores y había que tener barritos para colocarlos ya sea en el círculo o en el triángulo. Se raspaba en el suelo una raya y se competía para ver quien lanzaba primera, el que llegara su canica más cerca de la raya comenzaba el juego. En ese entonces las canicas y barritos se compraban en la tienda. Hoy en día es posible conseguir las canicas, pero los barritos, ya no hay. Siguiendo con los juegos de varones estaba el trompo, de madera -no habían de plástico- que había que ver que su punta no estuviera de lado porque si no se decía que estaba chúcuro y no podría bailar bien. Se lanzaba con tino que se vendía por metros en la tienda o bien en los kioscos, quienes tenían una gran variedad de trompos. Se jugaba coronando el otro o bien se lanzaba para sacar tapitas de un círculo y el que fallaba tenía que soportar los puyazos que les daban los demás, ya se imaginan la manera en que quedaban los trompos castigados, como coladores. Este era un juego peligroso ya que si el tino se enredaba en la punta del trompo, el que lo tiraba recibía un fuerte golpe, es decir, un trompazo.

Cuando nos referimos a los juegos mixtos tenemos que comenzar por uno que era muy famoso y creo que hasta hoy se practica, busca busca, que consistía en primera hacer una actividad en donde uno perdiera y éste sería el que contara y los demás se escondían. Una vez que contaba hasta 50 comenzaba a buscar y dejaba la base a un lado, los demás, los escondidos tenían que salir de su lugar y tocar la base para salvarse pero cuando el que buscaba encontraba al escondido se daba una carrera entre ambos para ver quién era el que tocaba la base primero. Otro juego era stop, ese que decía, declaro la guerra en contra de… Se decía un nombre y todos corrían y el que había sido nombrado era amenazado por el que cantaba y decía: cinco o seis pasos para… Y si era lo que calculaba, la persona perdía y dejaba el juego. Aquí jugaban tanto niñas como niños. También estaba la chácara, en donde a base de equilibrio se trataba de recorrer el avioncito previamente pintado.

No podemos olvidarnos de un juego en donde la fuerza y la visión eran los que determinaban el mismo, me refiero a la quimbomba o timbomba o bien kimbomba, como sea. Ahora ya se venden ya bien elaborados, pero en mis mocedades, había que descuidar a la mamá o a la tía y robar una escoba y cortarla, para hacer la kimbomba y el bate. Se jugaba en equipos y podía ser de dos o más. Para ver quién bateaba primero, uno del equipo bateaba la kimbomba y el que llegara más lejos comenzaba. Se pintaba un cuadro y se bateaba, en ocasiones el bate valía cinco o diez. Se jugaba a tres autes. Si la cogía al vuelo el que servía eran tres autes, si cuando lo lanzaba para la casita quedaba montado, eran dos y si lo tocaba uno. El juego consistía en que una vez bateado y si no se recogía al vuelo o no se tocaba desde el lugar, al quedar fuera de la caja, el que había bateado decía, veinte y si el que contaba con el bate no llegaba, éste perdía, se acumulaban los puntos y después se contabilizaba, el que tenía más era el ganador.

Otro juego de carreras eran, encantados, pesca pesca, y pesca pesca china, estos juegos posibilitaban la cooperación y la destreza de los jugadores. Desde luego que esto se hacía siempre en alguna calle donde no había pavimentación y nunca después de una lluvia, ya que era común que se inundara. Siempre se jugaba en calle mala y se podía tardar jugando varias horas.

Habían otros juegos como el yo-yo, que su atractivo era poder hacer figuras al aire y se hacían concursos, pero esto era por temporadas, se podía hablar de la temporada del trompo y del yo-yo. Es posible que hubiera otros que se me escapan de la mente. Como ven mis caros y caras lectoras estos eran unos juegos tan inocentes que hoy día ya no se conocen o bien no se tratan de recuperar de la memoria histórica de los mayores. En nuestras manos están que sean rescatados. En posterior artículo me referiré a los juguetes.