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Yucatán

'Ajá”: respuesta de aprobación a algo de que se habla

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Como esta breve expresión la recoge el DRAE (con signos de admiración) pudiera ser una interjección castellana harto antigua. Sin embargo, desde que tenemos uso de razón escuchamos que el campesino maya y aún nuestros ciudadanos estudiados la emplean abundantemente cuando hablan entre sí para significar “está bien”, “está bueno”, “de acuerdo”, “claro” y otras muchas respuestas o demostraciones de aprobación a algo de que se habla. Esto es, tal voz existe en ambas lenguas con sus respectivos significados.

Reza el DRAE:

¡AJÁ! O ¡AJAJÁ!” Interj. Fam. Expresa complacencia o aprobación.

Significado que no está muy lejos del “Ajá” de los yucatecos. Dice el Dr. Güémez Pineda:

¡ajá! interj. 1 Indica afirmación por parte de quien escucha o responde. Ajá equivale a las frases “está bien”, “está bueno” y se repite a menudo en la conversación informal. (Tomado del vocabulario del lingüista Víctor Suárez Molina)

Escuchemos un ejemplo del “ajá” yucateco en una charla que nos lleva a la repetición de la palabreja:

-¡Pito! ¡Pito! ¡Ven pa’cá! -le grita don Sera al chofer del Dr. Peniche.

-¿Qué hay viejo? No me grite Ud.

-¡Oye saltapatrás: hoy pasan la “Noche de la Risa” en el “Novedades”!

-Ajá…

-Pasan La venganza de Frankenstein…

-Ajá…

-Bésame mucho…

-Ajá…

-El Gordo y el Flaco…

-Ajá…

-Veta a casa y date un duchazo pa’ quitarte lo cochino…

-Ajá…

Yucatán en 1865

Por Jorge Parra Zapata

Hará unos días, estuvimos en el Puerto de Sisal con motivo de la presentación del libro El Príncipe de los Piratas, de la autoría del escritor David Quintal Medina.

En esa presentación se dijo que el 22 de noviembre de 1865 desembarcó en el Puerto de Sisal la Emperatriz Carlota y contra todo lo que se imaginaban, ella no vino a un viaje de placer, sino a cumplir con una misión secreta y en su informe dijo: Los yucatecos son muy afectos al lirismo, les gusta escribir cuentos y poesías, en las escuelas los niños dicen poemas de poetas yucatecos. Hay mucha inspiración poética en Yucatán.

Los yucatecos son monárquicos por naturaleza, en las haciendas las salas de desayunar están amuebladas imperialmente, conocen los lujos, son sumamente pulcros, aquí todo es blanco, son muy hospitalarios, joviales y muy caballerosos. Aquí todo se asemeja a la vieja España, ellos no son americanos, son medievales, están totalmente influenciados por Europa.

No sé de qué se morirán los yucatecos, pero difícilmente morirán de pena y dolor.

Los yucatecos resaltan la importancia de su autonomía respecto a los demás Estados del imperio, por lo que pienso, no se opondrían si traemos a Juan Nepomuceno Almonte como Virrey.

Todas mis simpatías han sido y serán siempre para Yucatán y deseo apoyarlos en sus adelantos y prosperidad.

Lo dicho por la Emperatriz Carlota coincide con los datos recabados por el titular de esta columna en su magnífica obra “La Noticia Curiosa en Yucatán en el Siglo XIX” En virtud de que cuando llegó la Emperatriz Carlota Yucatán estaba viviendo los años dorados del henequén, se vivía una efervescente prosperidad que gravitaba sobre las espaldas dolidas de los mayas, la ciudad marchaba a grandes pasos y a su llegada a nuestra ciudad, la emperatriz se hospedó en la más suntuosa residencia que existía en Mérida.

Entre los años 60 y 70 del siglo XIX la ciudad se desdobla presurosa, las fortunas se incrementan desmesuradamente, florece una burguesía ávida de esplendor, se traen a Yucatán excelentes productos extranjeros y espectáculos teatrales de gran relevancia.

La clase adinerada de Yucatán encabezada por los hacendados contrastaba enormemente con la pobreza humillante que padecieron nuestros antepasados mayas en esa época.

Un abrazo

Jorge Parra Zapata

TESTIMONIO DE GRATITUD A MARGARITA DIAZ RUBIO DE PONCE

El pasado jueves 19 de septiembre la culta periodista y escritora Doña Margarita Díaz Rubio de Ponce, presidenta de PROHISPEN, me ofreció un cálido y agradable homenaje en la Sala José Díaz Bolio de dicha floreciente institución. Y digo floreciente porque está por cumplir o ha cumplido un cuarto de siglo de existencia y brilla con luz propia en sus fines de aportar cultura a nuestra querida Mérida.

Gracias a las diligencias de la presidenta y de su equipo, la sala se vio pletórica de distinguidos invitados a quienes desde el fondo de mi corazón valúo y celebro su presencia. Imposible citarlos, siendo tantos, pero estimo verdaderamente su interés en mi presencia y en el acto.

Va mi gratitud también a Margarita en primer lugar, antigua y querida amiga y colega en este hermoso oficio de las letras, así como a su equipo de valiosos auxiliares (Efraín, Leydi, Vianey, doña Bety, Humberto, excelente video… gracias) y otros más que por ahora no recuerdo, y a mis presentadores: la propia Margarita, quien me otorgó un valioso reconocimiento que ya adorna mi biblioteca, y al entusiasta poeta, escritor e infatigable lector Fer de la Cruz por sus bellas, inmerecidas palabras.

Concluida la inolvidable presentación, en los “Jardines de los Montejo” (así los bautizó Margarita) se llevó al cabo un delicioso ágape endulzado con una animada conversación de los invitados que disfrutaron de una noche fresca y los refrescos y bocadillos que nos fueron ofreciendo gentilmente.

Gracias, Margarita, por una noche imborrable.

Roldán Peniche Barrera

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