Yucatán

Ariel Sánchez Gómez

Si te han abrazado podrás saber de lo que vamos a platicar y si no entonces inténtalo, seguro no haz de arrepentirte y siempre desearás hacerlo.

Casi todos son placenteros, pero al mismo tiempo diferentes en el sentir y dar. Hay el abrazo de una madre y la protección de su regazo, de un amigo, de un maestro, de un sacerdote, los que te dan en navidad y en tu cumpleaños, de tu novio (a), de tu pareja, de todos tus conocidos que se cruzan en tu camino el día del amor y la amistad y los que te dan los políticos en sus eventos de proselitismo, etc.

En muchas ocasiones, sobre todo, cuando pasamos por problemas o sufrimos por alguna enfermedad propia o de un ser querido, deseamos un abrazo de alguien en especial que nos reconforte y que nos apoye con su presencia.

Jack Canfield nos dice que “abrazar es saludable, favorece el sistema inmunitario, te mantiene sano, cura la depresión, reduce el estrés, induce el sueño, vigoriza, rejuvenece, no tiene efectos colaterales indeseables. En una palabra, es una droga milagrosa.

Paulo Coelho refiere que cada vez que abrazamos de verdad a alguien, ganamos un día de vida.

No sé ustedes, pero a mí cuando me abrazan mis hijos, mi esposa o mis nietos me siento tan seguro y amado, cierro los ojos y experimento la sensación más grande y placentera y deseo entonces que se prolongue por mucho tiempo más, me hacen olvidar mis penas y decepciones, me dice que confié otra vez y que ello es parte de la aventura de enfrentar este mundo y entonces después de recibir este regalo, se me quitan los miedos, me siento seguro y doy gracias a Dios por estar vivo un día más.

Abrazar y ser abrazado es parte y necesidad de todos los seres humanos, sin duda hasta de los animales. Lo necesitamos, requerimos sentirnos queridos y apreciados, nos gusta saber que nuestro esfuerzo tiene sentido y es reconocido no en un papel, no con un trofeo o medalla, ni siquiera con palabras o una palmadita en el hombro o la espalda pues dicen que ello es para evitar abrazarte.

Ciertamente el mejor estímulo y pago a todo lo que hagas por portarte bien, del que amas o aprecias, es sin duda un sincero y cálido abrazo.

Los abrazos no son desgastantes sino al contrario, reconfortantes no son de lugar y tiempo no tiene limitantes, no seleccionan. En general no tienen reglas.

Podría ser que las condiciones más grandes para realizarlo sean con sinceridad, con el corazón y con los mejores deseos.

No juzgues mal si alguien rechaza tu abrazo, si acaso siente temor de tu acción, comprende que puede ser algo nuevo en su vida, que quizá ha sufrido bastante al haber confiado antes o tiene miedo de cómo va a reaccionar pues le han contado que es algo maravilloso, que da mucha felicidad y que él nunca ha conocido lo que eso significa.

Pero si necesitas un abrazo, pide que te lo den y si quieres abrazar no te reprimas. Abre tus brazos para quien esté buscando consuelo, afecto y amor. ¿Sabías que si un bebé no es abrazado, podría morir?

Hoy podemos iniciar una cadena que te conecte con el mundo, empecemos a abrazar y a descubrir la maravillosa experiencia y los beneficios que vamos a lograr.