Yucatán

Gente, bullicio y alegría, 'secreto” de Plaza Fiesta

Aunque todas las plazas comerciales de Mérida tienen un área de restaurantes, la única donde siempre hay gente, bullicio y alegría es la de Plaza Fiesta.

¿El secreto? Hay dos clubes, uno de la tercera y otro de la cuarta edad, que desde hace alrededor de 20 años sesionan allá espontáneamente de lunes a sábado y cuyos integrantes, como ya no trabajan, asisten puntualmente ya sea por la mañana o por la tarde, pero como no todos se conforman con ir nada más 6 días a la semana, a algunos se les puede ver entretenidos jugando dominó incluso los domingos.

Y cuando los de la cuarta edad no están en su entretenimiento favorito que es el juego, platican animadamente sobre las noticias del día, lo que les permite traer a colación historias y anécdotas interesantes de lo mucho que han vivido.

Ocupan la mente

Uno de ellos, el doctor ya retirado Raúl Mendoza, quien tiene 93 años, nos dijo:

–Jugando dominó, un juego que lo obliga a uno a contar, mantenemos ocupada la mente, y también nos mantiene ocupada la mente la conversación.

–¿Cuántas horas se quedan aquí?

–Normalmente 3 horas, venimos, conversamos, tenemos una vinculación muy fraternal, en el conocimiento de los grupos. Algunos grupos se van renovando, se van unos y vienen otros. Recuerdo que se han muerto por lo menos 8 ó 10, de hecho hay una mesa que ahora está vacía, se fueron todos. Pero lo principal de este tipo de reuniones en primer lugar es que nos divierte, lo disfrutamos, en donde la dinámica del grupo es como la de todos: coincidencias, diferencias, pero no lo tomamos en serio, nosotros venimos aquí a pasar ratos agradables, y muchas veces vienen nuestras familias.

–¿Y no les dicen nada los encargados de la plaza porque ocupen las mesas?

–Al contrario, gracias a nosotros pasan las muchachas por acá –responde en broma el doctor.

–Entonces animan el lugar, y así no está vacío…

–Sí, porque al vernos otros también se animan a venir.

Lugar para hacer negocios

En este punto, don Luis Cervera Torres nos dice:

–Aquí hay quienes vienen hasta a hacer negocios, se sientan aquí y logran sus acuerdos y luego se van. Si no nos vieran, nadie vendría.

–¿Cuántos años tiene esta dinámica aquí?

–Mínimo 20 años.

Otro integrante de la mesa comenta:

–Yo tengo 19 años de venir casi todos los días

–¿Cuántos vienen actualmente?

–Unos 25, son 4 mesas las que se conforman actualmente. Los demás ya se han ido.

–¿Hasta cuántos venían antes?

–Muchos más.

Hasta de la quinta edad

–¿Todos eran de la cuarta edad?

Don Luis Cervera Torres contesta:

–De la cuarta y hasta de la quinta: aquí en la mesa de al lado viene a jugar el Negrito, que tiene ya 98. Imagínese.

–¿Cómo es que viene tanta gente y tan grande?

Contesta el doctor Raúl Mendoza:

–Es que muchos viven alrededor de la plaza, como nosotros –señala mostrando al Dr. Moisés Marentes Sosa que está a su lado–, que vivimos aquí enfrente.

–¿Y el club de la tercera edad, qué hace?

–Esos se sientan al otro extremo y se dedican nada más a platicar.

Preocupa la violencia

–¿De qué platican normalmente ustedes?

–De todo lo que pasa en el país. Nos preocupa la violencia, pero no por nosotros, sino por nuestras familias. Hay mucha violencia ya hasta cerca de Yucatán. Yo no creo que en el futuro esto siga igual, sino puede llegar la violencia aquí al Estado.

–Bueno –le contestamos–, mientras en algunos Estados se siga solapando a los carteles, yo creo que en ellos la violencia tenderá a crecer, pero me parece que los programas sociales de la 4T van a tender a cambiar el panorama en forma radical, van a pacificar al país.

En ese momento es ya la una de la tarde y se acerca una señora que, nos informan, es la esposa del Dr. Raúl Mendoza, quien fue a buscarlo. Y don Luis Cervera Torres le dice:

–Ven al rato, porque lo están entrevistando.

Luego don Luis comenta:

–Bueno, ya me voy, porque me toca ir a buscar a mis nietos.

Y a don Moisés Marentes Sosa pasa a buscarlo su esposa doña María Dolores González Acereto, sobrina de Juan Acereto.

Entonces viene la despedida común, que se ha repetido por años y, Dios mediante, seguirá por muchos años más:

–Hasta mañana.

(Roberto López Méndez)