VALLADOLID, Yucatán, 17 de octubre.- En lo que va del año, 11 han sido las personas originarias de distintos municipios del Oriente del Estado, jóvenes en su gran mayoría, las que han sido asesinadas en Quintana Roo, en hechos relacionados con el Crimen Organizado.
Lo peor del caso es que, por lo general, las víctimas han perecido simplemente por estar en el lugar y momento equivocados, o en su defecto, han sido asesinadas por negarse a ceder a las presiones de la delincuencia, como es el caso del cobro de “derecho de piso”.
La situación se ha vuelto en extremo preocupante, sobre todo para una gran cantidad de personas que laboran en ese polo turístico y retornan a sus hogares en Yucatán semana tras semana, tomando en cuenta que en esta parte del Estado se encuentra una gran cantidad de gente, cuyo trabajo es ejercido en Quintana Roo.
De igual forma, se temen situaciones problemáticas debido al llamado “efecto cucaracha”, pues Valladolid, Mérida y otros municipios importantes, se encuentran a relativamente pocos kilómetros de sitios en donde la delincuencia ha sentado sus reales, hablando específicamente de Tulum, Cancún y Playa del Carmen.
Haciendo un recuento de los lamentables casos, se comenta que el primer asesinato del año ocurrió en el mes de enero, al ser ultimados J. L. P. U., originario de Chichimilá y R. N. D., de Chechmil, comisaría de Chemax.
En febrero se registraron otros dos casos, los de C. C. D. y E. C. C, quienes fueran brutalmente abatidos a tiros en Cancún. Los crímenes causaron conmoción en las comunidades de Calotmul y Tekom, respectivamente, de donde ambos jóvenes eran originarios.
El 4 de marzo, M. Y. C. C. se convertiría en el segundo habitante de Chechmil (Chemax), que perecería en manos del crimen organizado.
Un mes más tarde, el 17 de abril para ser más exactos, fue ejecutado el vallisoletano L. M. C. A., y al día siguiente perecería la señorita G. N. A. A., integrante de una apreciada familia vallisoletana y quien después de ser asesinada, su cuerpo apareció en un lote baldío, bajo extrañas circunstancias.
Cinco meses después, el 29 de septiembre, perecería también S. C. U., originario de Chichimilá, de oficio taquero y que, según fuentes extraoficiales, fue ultimado por negarse a pagar el “derecho de piso” que la Delincuencia Organizada quería imponerle.
El tercer vallisoletano asesinado en Quintana Roo fue G.P.K., acontecido el 6 de octubre pasado en la ciudad de Cancún, que al sumarse el homicidio de otra persona de la que se guardó total hermetismo y del reciente caso de E. D. K. C., una de las víctimas de la matanza registrada en Villas Otoch Paraíso, en Cancún, llegan a un total de cinco víctimas, tan sólo en el caso de las originarias de Valladolid.
En el sentido antes descrito, se ha observado un notable incremento en las víctimas yucatecas relacionadas a delitos violentos vinculados con el Crimen Organizado en Quintana Roo, tomando en cuenta los comparativos del año pasado y la situación, de alguna manera han encendido los “focos rojos” en distintas instancias, que de manera lamentable no han podido ejercer medidas que puedan incidir efectivamente en el combate relacionado al “narco”.
(POR ESTO! / Corresponsalías)