Yucatán

Los nietos, nueva oportunidad de vivir y hacer mejor las cosas

VALLADOLID, Yucatán, 26 de octubre.- Dicen que como padres nos la pasamos trabajando, resolviendo las necesidades y los requerimientos de la familia, en algún caso la responsabilidad del hogar y de los hijos se queda a la esposa, si sólo el marido trabaja pero cuando ambos tienen empleo, entonces los hijos quedan a cargo de un familiar o de una persona de confianza que los cuida.

Pasan los años y aquellos niños crecen, terminan una carrera y/o forman una familia, de donde nacen dos o tres hijos que nosotros llamamos “nietos” y para entonces ya estaremos jubilados, pensionados o retirados de la mayoría de nuestras actividades laborales.

Es cuando los hijos empiezan a repetir aquel episodio que nosotros realizamos con ellos y como nuevas generaciones de matrimonios, éstos sí que están más inmersos en buscar satisfactores y correr por obtenerlos, que sin pensarlo y con el deseo y el mayor placer de los abuelos, los nietos empiezan a crecer con ellos y disfrutar ambos de esa etapa única, de identificación, comunicación, entendimiento, entretenimiento, que no conocían anteriormente o que no se dieron el tiempo de experimentar.

No sabemos si es el sentimiento de culpa por no haberles dado a los hijos el tiempo, la atención, el cariño o lo suficiente para sus necesidades más elementales, pero los abuelos sin discutir resuelven y otorgan lo que los nietos les solicitan, muchas veces cayendo en el exceso de consentirlos demasiado, de no poner límites, de contradecir reglas de papás, de ser cómplices de pequeñas rebeldías o cumplir algunos caprichos.

Los problemas se empiezan a generar por esas diferencias de acuerdos entre papás y abuelos, pero que muchas veces tienen que seguirse tolerando porque no hay otra opción para el cuidado de los pequeños. La formación que reciben los nietos, dicen que no es la correcta porque los están volviendo inseguros e incapaces de resolver sus propias necesidades, que los convierten en rebeldes, irrespetuosos e irresponsables.

Como abuelo y padre de tres hijos y creo que otros con muchos más hijos, nietos y quizá hasta bisnietos y tataranietos, nos preguntamos cómo y con qué objetivo podríamos acaso pensar en hacerle daño o mal formar a esos seres que nos han venido a enseñar un nuevo modo de amar, de vivir y disfrutar; queremos solamente verlos felices y contentos, sabemos que el cariño y el amor en demasía, nunca será dañino para nadie, que solamente es que nosotros no regañamos y les hablamos con voz pausada y que si damos consejos lo hacemos con calma y de buen humor.

En entrevistas con niños en el programa “Placer con la Familia” estos dijeron lo siguiente: “Ellos saben que deberíamos merendar antes de acostarnos, rezan con nosotros todo el tiempo y nos besan incluso cuando hemos hecho algo malo.

Un abuelo es el hombre más inteligente del planeta Tierra, él me enseña tantas cosas buenas, pero no le veo lo suficiente para conseguir ser tan inteligente como él. Ellos tienen que responder preguntas como ¿Por qué no está Dios casado? y ¿cómo es que los perros persiguen gatos?

Si muchas veces los hijos reprochan a los padres la mala influencia que desarrollan en los nietos, sería bueno que supieran que desde la perspectiva de la responsabilidad y la cooperación natural entre generaciones, entre uno y otros también existen situaciones en las que los abuelos con el afán de ayudar a los padres cuidando a los nietos, éstos mayores terminan por descuidar su propia salud, incluso enfrentándose a excesivas cargas y responsabilidades no propias a sus edades. Van más allá de las ayudas, el trabajo se sobrecarga, tienen miedo de decir y se mal entienda, temen perder ese motivo y razón de vida, de alegría y rejuvenecimiento.

En conclusión, un abuelo da un nuevo enfoque de la vida, los nietos reconocen en ellos los valores que no pasan y cómo se concretan. Pasar las vacaciones con los abuelos es lo más increíble. Los abuelos consienten, los padres educan. Hay un bienestar psicológico entre ambos, nietos y abuelos. Los abuelos son un vínculo familiar en crisis o distanciamiento entre padres y nietos.

“Si se quiere —nos dice la Dra. Rosario González Martín, asesora en Pedagogía y experta en terapia en familia—, también se puede aplicar estos pasos para ser un buen abuelo: Tener claro hasta qué punto pueden ayudar, respetar criterios de los padres, unificar decisiones con los hijos, que padres y abuelos entiendan la gran satisfacción de la ayuda que se brinda, ignorar el grado de reconocimiento por parte de los hijos, ante el amor y la confianza que siembran en sus nietos y cuando exista algún problema que se detecte en el nieto, se le comunica al hijo o a la hija primero que a la nuera o al yerno”.

Para concluir podemos decir tanto, pero resumiremos a que los abuelos pueden parecer el pasado, pero son quienes nos enseñan a estar en el presente y quienes más pueden aportarnos y nos educan para el futuro, tienen recursos para todo, tienen mucha experiencia, es nuestro mejor cómplice, en él tenemos a un padre, a un maestro y a un amigo y lo más importante es que dejan huellas en nuestras almas.

(Ariel Sánchez Gómez)