Yucatán

Kikil, tesoro escondido

KIKIL, Tizimín, Yuc., 5 de octubre.- “Somos familias muy humildes, yo vendía tortillas hechas a mano para ayudar a mi esposo en el sustento de mis dos hijos, ahora gracias a mi trabajo, a mi pago que me están haciendo, yo creo que es más que suficiente que Dios nos ha ayudado mucho y ya tenemos un empleo en la cooperativa que formamos con otras mujeres y hombres, y hasta los niños nos ayudaban a limpiar el cenote que estaba abandonado, pero ahora resulta que como ya está muy bonito el lugar hay quienes nos lo quieren quitar”.

Lo anterior fue manifestado en entrevista con el diario POR ESTO! , por la señora Martha Cecilia Petul May, quien agregó que: “Surge la idea del comisario municipal para formar una cooperativa, de participar en un grupo para limpiar la comunidad, pero no sabíamos si iban a llegar los apoyos, pues mi vida cambió, no te digo que todo tengo, pero sí para comer”, explicó esta humilde mujer que no pudo contener el llanto.

El cenote de esta Comisaría de Kikil cuenta con una trascendental historia, que revela la forma en que los antepasados mayas usaban este lugar para abastecerse de agua, pero además, los españoles tiempo después, enterraban a sus seres queridos de color en este sitio, sin embargo, con el paso del tiempo todo quedó en el olvido, ninguna autoridad se preocupó por reactivar este hermoso lugar, hasta que un grupo de mujeres, hombres y niños, sumidos en la miseria fueron invitados por un hombre, Greber Perera Ayala, para que juntos limpiaran el pueblo y poder encontrar alternativas que les permitieran salir adelante.

Este personaje era el comisario municipal, hace diez años, propietario de una pequeña tienda de abarrotes de la que, al ver la necesidad de la gente, decidió ayudar con arroz, azúcar, frijol y otros víveres para que llevaran a sus hogares, sin embargo, en la actualidad, tantos años de trabajo han dado sus frutos, es decir, han logrado limpiar un cenote de grandes dimensiones, pero lo más importante es que los hijos de estos indígenas también han conseguido emplearse y ser sus propios patrones.

Este pueblo pobre económicamente, pero rico en cultura, también cuenta con un monasterio que la misma gente se ha encargado de limpiar y conservar, incluso, una iglesia que se vino abajo en la Guerra de Castas, luce espectacular, pues es motivo para que visitantes nacionales e internacionales detengan sus vehículos para admirar el cascarón y apreciar los vestigios como son las dos campanas que datan del año de 1,700 y otras piezas importantes de aquella época, sin embargo, narran los habitantes de Kikil que ahora que ya está el lugar limpio y es un atractivo turístico, políticos municipales quieren robarles lo que ellos han trabajado; pero, sobre todo, que les permite llevar un sustento a sus hogares debido a que anteriormente ningún alcalde se preocupó por instalar fuentes de empleo o incluso escuelas, toda vez que también existen dos cabañas, hermosos caminos arbolados, el panteón y hasta sembradíos de maíz, calabaza, y otros legumbres que les permite vender alimentos para los visitantes.

Mientras unos barren diariamente y dan mantenimiento al lugar, otros atienden la cocina y sobre todo los jóvenes hacen su labor como meseros, pero algo que caracteriza a estos humildes indígenas es que permiten a otras personas de comunidades vecinas, que oferten sus artesanía de bordado en blusas, vestidos y tallado de madera, entre muchas cosas más para que de igual manera se ayuden en su economía ante la falta de programas productivos.

Aquí han recibido más bien el impulso del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, lo que hace disfrutar de la naturaleza a todo aquel que se aventura a adentrarse con el medio ambiente, admirando las iguanas, las aves de colores, peces y tortugas en el cenote, siendo atendidos por estas personas que amablemente reconocieron la labor del periódico POR ESTO! , que encabeza nuestro director, el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, ante las adversidades en comunidades marginadas como lo es Kikil, dijeron.

“Empezamos a limpiar el pueblo junto con el comisario, nos decían que estábamos locos porque salíamos a hacer limpieza en el pueblo hace como 10 años, no teníamos nada de dinero, el que nos ayudaba era Greber Perera con mercancía de la tienda porque él tampoco tenía para pagarnos y no hemos dejado de luchar, limpiamos el cenote y formamos la cooperativa, pero todo era monte, estaba feo, me daba miedo por las culebras, pero aun así me sumé, nos ayudaban los muchachos, aquí crecieron, eran muy pequeños y éramos 9 mujeres y tres varones, teníamos la ilusión de salir adelante y ahorita le doy gracias Dios que tenemos un empleo, yo estoy en varias áreas, no solamente en la cocina, salgo a limpiar, a chapear, a recoger basura, hacemos limpieza en todas las áreas, me tiro al cenote a limpiar las hojitas que caen de los árboles”.

El día de hoy este lugar es muy llamativo para muchos, pero codiciado por otros, porque con autorización del Ayuntamiento ha llegado gente que en las propias áreas verdes, en los jardines del centro de esta comunidad, sin importarles el daño que causan a la flora y la fauna, instalaron puesto de comida sin las medidas higiénicas que obliga la Secretaría de Salud.

“Aquí la gente que venga a comer debe saber que aquí también sembramos pepino, calabacita, elotes, melón y otros legumbres para que disfruten de alimentos recién elaborados, pero, además, contamos con un museo, el monasterio, la capilla histórica, o sea, el turismo está invitado a que nos visiten; pero hay un pequeño grupo como de 7 u 8 personas que ni siquiera son de aquí de Kikil y están peleando estos sitios, sin embargo, nunca los han trabajado, aunque sabemos que hay políticos detrás de ellos, y hasta permisos les han dado a los que venden alimentos en un puesto que pusieron en los jardines, no estamos de acuerdo”.

 

Vendía el POR ESTO!  

“Yo de antes vendía el periódico POR ESTO! , eso fue durante muchos años, pero me enfermé y lo dejé, yo tengo seis hijos, somos pobres, mi marido poco gana en donde hay trabajo y no alcanza y, entonces, el comisario nos invita a que limpiemos el pueblo junto con él y a cambio nos daba azúcar, frijol, arroz y otros víveres, entonces empezamos a limpiar el cenote”, dijo doña Rosa María Casanova Tec.

 

Cuenta la historia  

“En el año de 1,700, estamos hablando de una iglesia que solamente era el presbiterio y que tenía el techo de huano, y hay un Obispo que viene en esa época, que registra la historia, que comenta en su informe de la visita que hace a la Parroquia de San Francisco Kikil de que no era justo el que una iglesia tuviera ese tipo de techo y a petición de él se le construye la bóveda de piedra; se habla de que en 1810 esa bóveda se desplomó, porque ya había sido deshabitada la población, pero se rescataron dos campanas de 1720, o sea, 40 años antes la iglesia ya existía y 100 años después se desploma, pero las campanas se rescataron y están a la exhibición del público en el convento en un pequeño museo, además de que se pueden apreciar unos escalones de madera de zapote, entre otras cosas”, dijo el historiador y profesor del Instituto Tecnológico de Tizimín, Hugo Rodríguez Núñez.

Cabe señalar que los hijos de estas familias indígenas desean seguir estudiando para profesionalizarse en diferentes carreras, incluso, hay quienes ya forman parte del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, se están capacitando y hasta hay estudiantes que han venido del Estado de Oaxaca a prestar su servicio en administración de empresas a Kikil.

(Texto y fotos: José Luis Díaz Pérez)