Yucatán

Recomiendan a científicos convertirse en empresarios

En el marco de la celebración de los 40 años del CICY, el Dr. J. Arturo Fuentes González, director general de EGraft, pidió ayer a los investigadores que hacen ciencia que se atrevan a pasar de científicos a empresarios, con el fin de lograr que el conocimiento y la tecnología que se desarrolle en las aulas empiece a beneficiar a la sociedad.

Y agregó:

–Yo recomiendo tener una visión de la utilidad de empezar a influir en el desarrollo económico del país, no sólo en un ambiente académico. Hay que intentar trascender. Hay que atreverse.

Acompañado por el Dr. Pedro Iván González Chi, director general del CICY, el visitante, quien ofreció una conferencia junto con el Dr. Andrés Castell Rodríguez y el Dr. Miguel Herrera Enríquez y sus socios, recalcó en entrevista con POR ESTO! lo siguiente:

–Vinimos a compartir nuestra experiencia de cómo salir de las investigaciones de la universidad y cómo trascender en la sociedad creando una empresa. Entonces, vamos a hablar del paso del científico a empresario para compartir nuestras experiencias con el auditorio del CICY.

–¿Cómo se puede dar ese paso?

–Son retos que con el tiempo uno va adquiriendo con la intención de poder trascender en la sociedad con la investigación que se va generando en las universidades y en las aulas. A mí me toca el desarrollo del negocio. En este caso, el principal investigador de toda esta empresa es el investigador Andrés Castel. Él fue mi profesor. Con el tiempo yo me fui especializando en el desarrollo de negocios aparte de tener una especialidad médica, y pude de alguna manera entender que la tecnología y la ciencia que ellos estaban creando ya era lo suficientemente madura como para salir al mercado. Entonces mi papel es el desarrollo del negocio a partir del conocimiento de ellos, que son los investigadores.

Medicina regenerativa

–¿En qué área del conocimiento van a incursionar, qué descubrieron, en qué van a avanzar?

–En el ámbito de la medicina regenerativa en general de tejidos. Actualmente ellos tienen la posibilidad de construir piel y huesos para los pacientes, de manera personalizada, para poder atender diferentes enfermedades.

–¿Y eso con qué lo hacen? ¿Con máquinas impresoras de 3D?

–Se hace con tres grandes elementos: primero, con las células del paciente, con la intención de que sea un producto personalizado, se genera una estructura como un andamio en el cual puedan estar colocadas las células y poder desarrollar todo su potencial, y posteriormente con algunos factores de crecimiento. El uso de impresoras 3D en el caso de hueso permitiría hacer los modelos sobre los cuales se construya un hueso personalizado. Las impresoras 3D ayudarían para tener una estructura personalizada ante alguna fractura, alguna lesión del paciente.

–¿Y esto tiene mercado internacional?

–Sí, sin duda, actualmente existe un gran auge de la medicina regenerativa. A partir de 1995 se ha generado un gran potencial de negocio valuado en muchos millones de dólares.

–¿Y dónde tiene su asiento esta empresa?

–Nuestra empresa tiene oficinas en el Sur de la Ciudad de México y estamos por construir un laboratorio de producción, estamos ya en la etapa de decidir en el primer trimestre del siguiente año la posibilidad de tener una planta de producción y ya comercializar nuestros productos.

A paso firme

–¿Desde cuándo existe la empresa?

–La empresa tiene 4 años y medio de fundada.

–¿Y ya está facturando?

–No, estamos en etapa preoperatoria, actualmente no hay comercialización. La etapa preoperatoria sobre todo de la gestión tecnológica y poder perfeccionar el plan de negocio, es lo que nos ha devengado estos 4 años y medio.

–¿Pero van a paso firme?

–Sí, a paso firme y con grandes expectativas de mercado, con una visión interesante de poder ayudar a diferentes pacientes con soluciones personalizadas, y a un precio más accesible

–¿Qué recomendaría usted a las personas que están en el área de la ciencia y pudiendo hacerlo todavía no se deciden a convertirse en empresarios?

–La recomendación sería tener una visión de la utilidad, de empezar a influir en el desarrollo económico del país, no sólo en un ambiente académico. Intentar trascender, que el conocimiento y la tecnología que se desarrolle en las aulas empiece a beneficiar a la sociedad. Hay que atreverse.

(Roberto López Méndez)