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SANTA ROSA Y ANEXAS, Tizimín, Yuc., 11 de diciembre.-A sus 82 años de edad don Manuel Dzul Caamal está lleno de vida y afirma que le gustaría enseñar a las nuevas generaciones lo que desde los siete años su padre le enseñó en el campo y en la artesanía.

Este viejecito hace unas semanas estuvo muy grave debido a la enfermedad del dengue pero, las ganas de vivir le permitieron sobreponerse y ahora camina hasta cinco kilómetros para conseguir el bejuco con el que con destreza hace canastos o cestos, aunque reconoce que le duele mucho la espalda.

Don Manuel es un ancianito que vive en esta comunidad con los suyos y cuando por cualquier circunstancia no puede ir a su parcela donde ha sembrado maíz, se dispone a bordar este tipo de artesanías que él mismo utiliza en sus actividades de rutina o bien si alguien le hace un pedido se la elabora.

Sin interrupción de su trabajo, platica al diario POR ESTO! la satisfacción que le produce combinar estas actividades pero, más aun sería si pudiera trasmitir sus conocimientos a los jóvenes para que sigan conservando sus orígenes, sus tradiciones y no tomen otros rumbos sus vidas.

“Estoy costurando una canasta que puede servir para cuando andes cosechando vas echando la fruta o los legumbres aquí”, Refirió este humilde hombre indígena.

Al preguntarle sobre el secreto para poder costurar una canasta o un cesto, don Manuel dijo que no existe como tal una clave, sólo las ganas de aprender.

“No tiene clave hay que querer hacer las cosas, tener muchas ganas y tener principalmente bejuco porque por ejemplo, ahorita no hay cerca y tengo que caminar hasta cinco kilómetros para traerlo, después hay que esperar a que se seque y empezar a armar, según lo que quieras o te pidan”, señaló.

De pronto se levanta y reclama molesto que a otros que ni siquiera tienen milpa ya cobraron el dinero del programa Procampo y él que si tiene no le tocó.

“Mare, yo que si tengo maíz no he cobrado Procampo y los que no tienen ya les dieron, por eso no he ido a mi parcela, pero mientras estoy haciendo este canasto aunque me duela la espalda de estar sentado en este banquito, no importa porque me gusta mi trabajo. Me acuerdo que mi papá desde que yo tenía siete años me llevaba al campo y él me enseñó a trabajar, por eso ahora me gustaría que los jóvenes y los niños me preguntaran cómo hacer las cosas, allá en el campo se me cayeron los dientes”, dijo.

Suelta la carcajada don Manuelito. “Esto me gusta hacer”, aseguró. Dzul Camal también recordó como estuvo grave hace unas semanas pues el dengue lo tumbó al igual que a otras cinco personas.

“Estuve muy malo más de una semana porque me dio el dengue, no me podía levantar para ir a trabajar y sentía que me iba, mi familia me llevó al doctor y sólo me dieron pastillas para el dolor, me dolía todo el cuerpo, los huesos, pero también tenía muchas ganas de seguir adelante porque tengo familia que mantener y aquí estoy. Por eso trabajo porque me gusta, aunque tengo 82 años no me rajo, quiero seguir yendo a mi parcela sembrar maíz o hacer mis canastos con bejuco”, terminó.

(POR ESTO! / Corresponsalías)

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