Yucatán

El Parque de las Américas amenizado por Atril Seis

Víctor Salas

El cielo había humedecido todo, evitando el andar puntual del evento anunciado en la Concha Acústica del Parque de las Américas.

De las sillas ocupadas en la hondonada que sirve de patio de butacas, la gente se levantaba para al rato regresar con una marquesita que llevaban en una mano como cetro cobrizo coronado por unos hilos amarillos que eran el queso de bola rayado, usado para rellenar esa exitosa golosina yucateca que se ha convertido en una tremenda atracción en varias partes de la península.

El concierto navideño del grupo Atril Seis no comenzó puntual. Entonces, inicio una importante auscultación en la columnata lateral de la Concha Acústica. Son columnas cuadradas y talladas, que nos muestran su dedicatoria a las artes que engrandecían el espíritu de los ancestrales mayas: el canto, la danza, la música, la teatralidad, el oficio de los guerreros y los labradores. Es fácil ver las sonajas, los carapachos de tortugas, las vírgulas de las voces y la invocación a los dioses. Sin ellos nada es posible, desde entonces.

La impaciencia del público se manifiesta en aplausos para dar inicio a la jornada musical. La voz de la excusa se deja oír por las bocinas. Por fin, a las siete y media, los acordes de una obertura inicia. Acto seguido aparece un sexteto de cantantes. La bienvenida y las bendiciones corren a cargo de María José Gil, hija de José Luis Gil, fundador de esa agrupación musical, que cumple veinticinco años de vida. Escucharemos villancicos navideños, nos informan y veremos algunas danzas navideñas, a cargo de alumnas de la academia de la maestra Maritza Pérez.

La iluminación del evento, concentrada en la escenografía y no en los actorantes, impide la justa concentración en las voces y en los rostros de los cantantes, que trabajan bajo la conducción de Pedro Carlos Herrera.

El concreto y el frío metal no son lo más confortable para una sentada prolongada. Aunque escucho bonitas voces, tengo que abandonar mi asiento. Camino por las cuatro secciones del Parque de las Américas, convertido en una villa navideña, donde cada etapa de la edad tiene su sitio. Los niños en el Jardín homónimo, los jóvenes en la fuente, los eclécticos en el área de la biblioteca José Martí y la Concha Acústica con su hogar navideño, para la familia. Todo es mejor así, caminando, conociendo y escuchando canciones de la temporada navideña. Atril Seis, con sus suaves voces, son una dulce, gran y grata compañía. El tiempo va entre recuerdos y conocimientos nuevos.

El hacer finiquita. La gente ha sido feliz y lo ha hecho desde un espacio siempre bello, pero hoy embellecido de distinto modo, el Parque de las Américas. Atril Seis es un conjunto coral que mantiene su frescura pese al tiempo y nos dio gusto reencontrar ese tiempo. Felicidades para Navidad y gracias por todo.