Dra. Sylvia Zenteno Ruano
Alerta Ciudadana
¿Resiliencia?… ¿De los Culichi?… ¿De los Lebarón?… ¿Cuál es la verdadera nota?...
“Si no puedes hacer el bien…por lo menos no hagas daño”.
Hipócrates.
Eramos muchos…y ¡parió la abuela!… Por si nos faltaran notas de fin de año ¡aparece la perla de las notas! ¡Pues que agarraron al amiguín del Tomandante Borolas! ¡Sí pues! Al tipejo más podridamente asqueroso, ese de Genaro García Luna… y a unos les dio hipo, a otros les salió roña …al Tomandante se le bajó no sólo la borrachera sino hasta la cruda… y al loquito “chachalaca”, se le cayeron los chones…y ambos quedaron muditos, y se vieron muy bonitos…
No es para menos…la nota fue tan grande que hasta pasó a segundo término la de la firma de los tres países, de las modificaciones y el addendum del nuevo T-MEC, hasta que empezaron las notas contra el negociador, y a quien acusan de haberse dejado “chamaquear” …
En fin, mi amigo Fernando Solís me preguntó -y dice que medio mundo le pregunta a él- que cuál es la estrategia contra el narco del actual gobierno, afirmando que sus amigos y él, no la ven aún… si es que existe una,… y mira, parece que el suertudo de AMLO tiene quien le haga la tarea… ¿cómo ven? Resulta que el súper policía de los dos presidentes panistas fue atrapado por los gringos, y en Gringolandia… cosa que no se logró en 6 años de Peñita, y realmente tampoco en el primer año de AMLO.
Considerando que el tipejo asesino y narcotraficante es amigo de los dos habladores -ahora enmudecidos-, pues no había ninguna esperanza, y viendo el titipuchal de pendientes del actual presidente, se medio entiende que haya dejado de lado el asuntito, y buuuueee… resulta que ahora que los gabachos lo atrapan, el Tomandante Borolas dice… ¿yo? ¡Ni sabía lo que hacía!, ¡casi ni lo conocía!… juar, juar… ¿a poco no vimos miles de fotos de sus “años dorados” muy sonrientes y muy cercanos?… ¿a poco ya se nos olvidó que se llevaban re bien? A poco cree que somos taaaan tontos para creer, que al él nunca le pasaban los chismes… jajajajaja… vean lo que hace el alcohol… ya no se acuerda… ¡que se lo crea su Chichí! … y ya ven, a este pobre borrachín ni siquiera criticar le sale… hace unos días afirmaba apenas quesque robarse un libro desprestigiaba… a ver dónde se va a meter “su prestigio”, habiendo constancia de cómo le cedió todo el poder al bandido éste y como él seguro está tan enlodado como el susodicho García Luna.
Y habiendo de relacionar las notas del último mes, podemos hilar a los Culichis con lo sucedido a los LeBarón y con la aprehensión de este gallo, pues en realidad son socios, y podremos hacer una línea del tiempo que cruce casi toooodas las notas de este atrabancado mes, que pareciendo ser inconexas nos ponen en una realidad de más de 100 años de existencia, y que ha mantenido un mega negocio multimillonario.
Mes, por cierto, donde me ausenté, no porque no los quiera, mis muy amados lectores, y no por alejarme de mi respetado y querido Don Mario Renato, que gentilmente me brinda este anhelado espacio, en realidad fui a mi tierra a “parrandear” con mis compañeros de generación de la Escuela Superior de Medicina del IPN, reunión que realizamos anualmente y que este año celebraba nuestro 49 aniversario de habernos graduado, lo sé, me vi mal, incluso mi querida compu me reclamó el abandono, y hasta mis gatis me veían con cara de reclamo, pero es una delicia recordar los viejos tiempos y tener la oportunidad de ver a amigos y amores de toda la vida, pero ya estoy aquí, más puesta que un calcetín para darle “que es mole de olla”… jijiji nótese lo achilangada que regresé.
Decíamos -hace un mes, ups-, que a la Adelita, a los revolucionarios, y a la pobre cucaracha les faltaba, …marihuana pa’ fumar… y que nadie se enojaba, …pero algún día esta oportunidad dejo de ser “normal”, y se convirtió en uno de los negocios ilícitos más rentables del mundo. Quiero contarles que realmente esta historia no comienza con la aprehensión del Chapo, ni con la aprehensión y posterior liberación del tal Ovidio, -“el Chapito”-, con todo y el escándalo culichi, y desde luego no empieza, ni terminará con la del tal Genaro García Luna, vamos … ni siquiera la terrible muerte de inocentes mujeres y de los angelitos LeBarón son el comienzo de un problema que es peor que una Hydra de Lerna de mil cabezas, por tanto, atrapar a todos los que lo conforman, es un trabajo más difícil que todos los encargados a Hércules juntos, “camba” que algunos cizañosos pretenden que en 10 meses de gobierno ya esté terminada. Esta brutal historia de la vida real, tiene más de cien años de existir, y nos obliga a hacer un análisis reflexivo de cómo se fue haciendo grande este maremágnum, donde habremos de ir poniendo en su respectivo lugar a los actores de este “culebrón” que ha afectado la vida de más de un cuarto de millón de mexicanos y mexicanas, y que sigue siendo un verdadero caos.
Vayamos un tanto atrás, y revisemos que en nuestro país el consumo de sustancias psicotrópicas comienza en la época de los antiguos pobladores mexicanos, quienes consumían varios tipos de plantas para diversos ritos antiguos y cuyos chamanes eran sus principales usuarios, particularmente con el uso de algunos tipos de hongos alucinógenos, veremos que este asunto estaba totalmente “normalizado” y nadie se esponjaba ni hacían venir a los soldados a detenerlos, por el contrario los respetaban y hasta compartían de las visiones de estos iluminados sagrados.
Luego, mucho más adelante -como lo hemos mencionado anteriormente-, durante la Revolución Mexicana, los de “la bola” y los de “la leva”, “aguantaban” las inclemencias y el hambre, entre disparo y disparo con un chupito tras otro, y tampoco nunca le aplicaron “la ley fuga” a ninguno por darse este “entretenimiento”.
Muy acertadamente, mi admirado y querido Jorge Esparragoza, asiduo lector de esta colaboración desde la CDMx, me hizo notar que para ir entendiendo cómo se fue colando este problema era prudente -ya que hablábamos de los culichis- instalarnos en lo sucedido precisamente en Sinaloa, pues tiene un contexto diferente al resto del país, y eso le ha permitido crecer igualmente en una forma por demás diferente y de suyo muy eficiente, aunque moralmente deplorable, hasta alcanzar a formar un verdadero emporio económico que si bien es ilegal, tiene filiales en 81 países del mundo. Así que, por hoy, y por todas las consecuencias que está teniendo en este momento, nos centraremos en lo relacionado exclusivamente al estado de Sinaloa, información que nos dará pauta para tratar de encontrar, si es que la hay, una opción, aunque sea mínima, en la que realmente se pudiera alcanza esa disminución -tan anhelada- de la violencia criminal.
Aquí vamos a pasar de hablar del simple consumo y adquisición personal sin consecuencias, que se daba hace cien años, a lo que hoy en día se considera el pilar del crimen organizado y causal de tantas muertes y desapariciones. Y entonces veremos que existen distintas versiones sobre el origen del narcotráfico en México, pero casi todas apuntan a que este lucrativo e ilegal negocio inició con la llegada de un chino a Sinaloa en el siglo XIX.
Froilán Enciso Higuera, investigador visitante del Centro de Estudios México/EU de la Universidad de California, reconstruye la historia del origen del narco y su versión apunta a que Lai Chang Wong, un inmigrante chino que nació alrededor de 1869 en Hong Kong, llegó a México en 1911, proveniente de Estados Unidos y en plena Revolución Mexicana. Se enroló como médico con los revolucionarios del noroeste, y permaneció 10 años en el Ejército, hasta que un balazo lo obligó a dejar la lucha y comenzó a practicar medicina naturalista en El Dorado, Sinaloa. Ahí un sacerdote católico lo convirtió al cristianismo, y lo bautizó como José Amarillas.
Ya con este nombre puso un consultorio en el pueblo de San José de la Puerta, en el municipio de Badiraguato, donde se desempeñó como curandero naturalista, y agricultor, sembrando además de col, rábanos, lechugas, tomates, y pepinos… unas hermosas flores rojas, desconocidas entonces en nuestro país, pero que pronto serían objeto de gran polémica… las amapolas. Esas hermosas flores rojas, eran la materias prima que Amarillas usaba para la preparación de sus medicamentos, ellas le otorgaron un gran prestigio, dado que las personas mejoraban ostensiblemente de sus dolencias, y nadie en México conocía los poderes narcóticos y curativos de su principio activo: los opioides, famosas en la medicina china, estas substancias poderosamente analgésicas, y base de la elaboración de la morfina, hicieron que la fama de Amarillas se fuera a los cielos, logrando durante la Segunda Guerra Mundial, que las autoridades de Estados Unidos y México firmaran un pacto para la siembra de la amapola en nuestro país. El gobierno mexicano buscó a Amarillas, quien los llevó hasta las montañas en busca de clima y tierras apropiadas, y les brindó además hombres confiables por su capacidad y valor, así como por su discreción, recomendándoles a los habitantes de Santiago de los Caballeros, Badiraguato. Humberto Valenzuela Alvarez, profesor normalista originario de Surutato y ex presidente municipal de Badiraguato (1990-1992), no especifica los términos del acuerdo firmado entre México y EU para la producción de opio, pero aclara que se logró una gran producción, debido a la demanda de la morfina por las fuerzas militares estadounidenses, para ser utilizada durante la Segunda Guerra Mundial, y cuenta que 1948, José Amarillas decidió retirarse y en compañía de su hijo Chepe se fue a vivir a Jesús María, en la colindancia entre Culiacán y Badiraguato, muriendo tranquilamente en 1953, y siendo querida su familia hasta hoy.
Valenzuela refiere que durante el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) era ya evidente que en el estado de Sinaloa se estaban dando acciones de atentados contra la autoridad, lo que motivó que el presidente asignara al general Badiraguatense Teófilo Alvarez Borboa, para que instrumentara una campaña antinarcóticos. El general Alvarez citó a algunos productores de drogas en Mazatlán y les dijo: … “Los perdonó por última vez, y les pido que no sigan en este negocio” … obviamente no fue escuchado y el negocio de las drogas ilegales siguió creciendo, hasta llegar el momento, en la década de 1970 en que, según dice Valenzuela, “el consumo interno de drogas en Sinaloa era alarmante”.
En 1986 el historiador sinaloense de ascendencia japonesa, Heberto Sinagawa Montoya, documentó la violencia en torno al narco en su libro “Sinaloa, historia y destino”, donde relata: “El origen del narco sinaloense se debió a la transmisión del conocimiento sobre el opio de los chinos, a campesinos pobres y aventureros caza fortunas sinaloenses. De su narrativa se puede inferir que son estos cazadores de fortunas quienes crearon las expresiones más vistosas de la ahora llamada narco cultura y son ellos los responsables de que surgiera tanta violencia en Sinaloa”.
Esta es sólo la punta de la madeja, y me llevó todo mi espacio concedido, así que, si ustedes me siguen leyendo y Don Mario me permite seguirles contando, les iré llevando de la mejor manera posible a entender cómo en estos más de cien años se ha armado una cofradía culichi que difícilmente podrá ser destronada, y que es capaz de organizarse en 15 minutos para frenar al más calzonudo. No todo es miel sobre hojuelas, y en este tema mucha sangre inocente o no ha corrido, poner en contexto historias desconexas nos permite ver los árboles y el bosque, y no criticar a lo loco sin bases argumentativas. Les espero en la siguiente parte de esta historia y recibo con gusto sus comentarios en chivizenteno@hotmail.com o en mi WhatsApp 9992 71 3892