Yucatán

TIZIMIN, Yucatán, 1 de diciembre.- La elaboración de herraduras es un oficio que en la actualidad queda en el olvido, desplazado por la modernidad, pero afortunadamente aún existen muy pocas personas que ejercen esta labor y qué mejor exponente de este arte en la ciudad que Francisco Javier Cupul Herrera, conocido popularmente como “Boby”.

Este personaje comparte que de niño aprendió este oficio viendo como trabajaba su papá, que le fascinó el trabajo y desde ese entonces disfruta escuchar cuando golpea el fierro, pues lo desestreza y se siente contento, ya que es para bien de muchos. Para el que se lo vende, para el animal al que se le coloca y para sí mismo porque gana algunos pesos.

Trabaja apoyado únicamente con herramientas que él mismo elabora, tales como pinzas, un martillo, un marrito y la carcasa de una lavadora que le sirve para encender su carbón, donde funde el metal a esta le ha adaptado un pequeño motorcito que hace girar un ventilador que produce aire para atizar el carbón.

Con pequeños cinceles corta y le da forma a la platina o solera que es la barra de metal con la que forja las herraduras. Esta cuesta 115 pesos la tira de seis metros y con una le alcanza para elaborar 24 herraduras.

Las medidas de las herraduras son chicas de ocho y cuarto pulgadas, la mediana de nueve y media pulgadas y la grande de 10 pulgadas. Las comercializa en 150 pesos el paquete de seis pares.

Si hay mucha piedra al caballo rápido se le destronca el clavo y se le desprende como en 15 días a tres semanas, por lo que se les recomienda una herradura acanalada por que guarda el clavo, pero por lo general cada mes se debe herrar al caballo por la crecida del casco.

Externa que el carbón a veces escasea y hay que elegir dónde comprarlo porque a veces no se calienta el metal para poder trabajarlo.

Dijo que un saco de carbón le cuesta 85 pesos y para hacer aproximadamente 24 herraduras utiliza casi cuarto saco.

Aunado a lo anterior también elabora bisagras, con puro fleje desechable, hace candelabros, portaplantas y demás artículos ornamentales a 80 pesos.

También elabora los amarradores a 30 pesos para los albañiles, patas de cabra a 60 pesos, cinceles a 30 pesos y barretitas de metro y medio de alto a 200 pesos, que les sirven a los ganaderos para las posterías, por lo cual varias personas demandan sus trabajos.

También fabrica veladoras artesanales pequeñas a 15 pesos y las grandes a 40 pesos. Mencionó que es de escasos recursos, que su sueño sería contar con una máquina de soldar, una cortadora de fierro, un esmeril y capital para el material, ya que con ello su trabajo trascendería. Por las tardes bolea zapatos en el parque principal, en especial los fines de semana.

Es una persona admirable, con un don especial para el trabajo, pero sobre todo es popularmente conocido por ser considerado el señor de los versos que compone improvisando y declama donde se presente la ocasión.

Para muestra dedicó este al POR ESTO!: Yo siempre estoy contento

Nunca estoy molesto

Más hoy que cuento con la presencia del reportero del POR ESTO!

Que me está haciendo un reportaje.

Y a todos mis clientes que se les ofrezca mi trabajo

A servirles me presto.

“Los versos que yo escribo y declamo son de mi inspiración, salen de mi pensamiento y me los dicta el corazón dedicados a las personas según sea la ocasión. Doy gracias a Dios que me dio este don tan bonito porque a cualquier palabra le busco las rima”, puntualizó revelando que este arte le nació hace 30 años en un congreso de sanación que se realizó en la ex Recreativa Popular, ahí compuso su primer canto de renovación y manifiesta que el Espíritu Santo lo tocó para continuar combinando fácilmente las palabras para deleite de la gente.

(Luis Manuel Pech Sánchez)