Yucatán

Una familia se hace en el día a día

PROGRESO, Yucatán, 29 de diciembre.- Al dar lectura de la historia nos puede quedar la impresión de que todo se centra en algunos grandes acontecimientos, el día en que se libró una batalla, en que se lograron cosas de relevancia, como este día en que se celebra a la Sagrada Familia, revelo el Pbro. Oscar Cetina Vega, párroco de la Purísima Concepción y de San José de este puerto, pero la historia real no es eso, la historia se hace en el día a día de muchas personas que se esfuerzan, que luchan, que se alegran, que disfrutan. Otras que se enferman, la vida de una familia no se puede centrar sólo en la celebración de los cumpleaños, de las vacaciones o en algunos otros acontecimientos especiales.

Una familia se hace en el día a día, en la limpieza de la casa, en el esfuerzo por levantarse y hacer que todos estén a tiempo para ir a sus trabajos, en la contribución diaria para que todos sean felices y se sientan bien en casa.

La vida de una familia se hace en el amor, el respeto, la paciencia y el diálogo, la vida de una familia se juega en el pan de cada día y no en el banquete del día de la fiesta.

Este domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, de la familia de Jesús que fue una familia normal como todas, María y José tuvieron que trabajar duramente para sacar adelante a la familia.

La familia se compuso de muchos días de semanas, llenos de trabajo, de preocupaciones, de alegrías y penas compartidas, de paciencia, amor, diálogo y respeto mutuo.

Días en que no se celebraba nada especial, simplemente se vivía. Pero precisamente ahí en ese día a día fue donde se fraguó la santidad de aquella familia, hoy se convierte para nosotros en signo del amor de Dios en nuestro mundo y modelo de nuestra vida de familia.

Modelo de los días de fiesta y modelo de los días donde hay familias que se tienen que mirar en aquel espejo, el objetivo no es vivir como vivieron Jesús, José y María.

La vida ha cambiado mucho desde entonces, los problemas que tenemos que enfrentar nosotros no son los mismos que los que tuvo que enfrentar aquella familia.

Sin duda que la relación entre los esposos ha cambiado, también la relación de los hijos con los padres y de estos con los hijos. Pero hay algo que no puede cambiar.

La vida de una familia se construye sobre la base del amor y el respeto mutuo con grandes dosis de paciencia y diálogo, la violencia, la rigidez, la incomunicación llevan con seguridad a la destrucción del hogar y a la larga a la destrucción de las personas que la forman.

Amor, respeto, paciencia y diálogo son la base segura sobre la que podemos afianzar la vida de nuestras familias, de esta manera, como la familia que fueron Jesús, María y José, nuestras familias serán también un signo de la presencia amorosa de Dios en medio de nuestro mundo.

En qué podemos mejorar la vida de nuestra familia, sería bueno que la familia se reuniese para dialogar sobre ello, señalar 2 o 3 puntos concretos y hacer algún compromiso concreto.

La reunión podría terminar con un momento de acción de gracias por la vida y el amor compartidos y agradecer a Dios por tener una familia unida.

(Julio Jiménez Mendoza)