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El acolitado representa mucho trabajo y un compromiso que considero una bendición de Dios al permitirme participar y apoyar a la iglesia y a los sacerdotes, dijo ayer Lorenzo Eulogio Solís Loeza, poco antes de recibir de manos del Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, el ministerio de acolitado y candidato a diácono permanente, en ceremonia religiosa que se llevó a cabo en la parroquia de Santa María Goretti del fraccionamiento Vergel II.
Acompañado de su esposa e hija, Solís Loeza, empleado de una empresa constructora y responsable del equipo pesado, dijo que “me he dado cuenta que mientras más trabajo tengo, más me bendice Dios y creo que jamás le voy a poder pagar lo que él me ha dado”.
Nos recordó que su andar por la vida cristiana inició por medio de la Adoración nocturna, que fue uno de los primeros apostolados en los que participó; después recibió una invitación de su tía Victoria para ser catequista, (“recuerdo que me dijo, iba a ser por 6 meses y duró 10 años”), luego ingreso al equipo de liturgia.
Agregó que antes de pertenecer al grupo de Adoración nocturna, formó parte del coro, porque a su esposa le gusta cantar, grupo que ya tiene 25 años, además su esposa e hija dirigen un coro de niños en el refugio de Pecadores.
—Ya estando al servicio en Santa María de Goretti me invitan a ser ministro de la Eucaristía, por el equipo de liturgia que en dos ocasiones me habían invitado a formar parte del Colegio, pero no acepté y fue hasta en la tercera ocasión cuando el diácono Rígel me pidió que fuera a una entrevista con el diácono Omar que me dijo: “Entra, si está de Dios que seas diácono y llegues a donde tengas que llegar, Dios lo decide, tú sólo pon tu entusiasmo” y aquí estoy recibiendo el segundo ministerio laical que es el acolitado, el diaconado, si Dios lo dispone, llegará; en caso contrario seguiré sirviendo con mucho gusto en el acolitado. Creo que es más lo que aprendo de la que gente que me rodea que lo que les doy.
Mi esposa es María Edelmira Chi Cuá y tenemos 23 años de casados y sólo una hija que se llama María Jimena Solís y tiene 20 años y espera ingresar a la universidad el próximo ciclo escolar. Mis padres son José Lorenzo Solís Medina y Aurora Jacinta Loeza Castro, tengo dos hermanas, Elsy y María del Carmen, que siempre han servido mucho a la iglesia; mi hermana María del Carmen es educadora en la fe en el colegio Motolinía; mi hermana Elsy imparte catecismo para adultos desde hace muchos años en Santa Lucía y tiene estudios de Cristología y Mariología e imparte clases de formación a las novicias de la de la congregación de la Luz, por Juan Pablo Segundo”.
Explicó que el acolitado representa estar más al servicio en el altar y ayudar a los sacerdotes, en este caso al padre Efraín y llevar a cabo otras funciones como cargar la cruz procesional, manejar el libro, preparar los dones, purificar los vasos sagrados, que no se purifica en el altar sino en la credenza, también a exponer al Santísimo Sacramento, reservarlo.
—No puedo dar la bendición, pero sí visitar a los enfermos, que considero es la parte más importante, porque viene siendo con un ministro extraordinario de la comunión permanente. Por lo tanto, llevar la comunión a los enfermos y visitar a los enfermos, creo que es una de las funciones más importantes del acolitado, expresó.
Por su parte, el padre Efraín Omar Pérez Bojórquez explicó que los diáconos son laicos de las parroquias que son promovidos para desempeñar un servicio a la comunidad, son personas probadas con testimonio, coherencia que son enviados a la escuela del diaconado para que durante 5 años se formen y al final de ese tiempo se les va ordenando diáconos permanentes y se les asigna una comunidad.
Su labor va en la línea sacramental y nos ayudan con los bautismos y nos acompañan en la eucaristía y en los servicios del culto y la labor fundamental del diácono es más bien en el ámbito de lo social, los diácono son invitados a colaborar en la pastoral social y en las estructuras que generen un mejor ambiente social en nuestra comunidad como los equipos de Caridad, visitan a los enfermos en los hospitales, a las personas que están en los centros de rehabilitación social y todo lo relacionado con la pastoral social, concluyó.
(Víctor Lara Martínez)