Delfín Quezada Domínguez
La pesca ilegal o furtivismo, tal como la conciben los pescadores, día a día se hace más grave en la costa yucateca particularmente, pero esta práctica, podemos generalizar, existe en todos los estados ribereños de nuestro estropeado México. Las especies marinas de nuestros litorales, nuestras especies ya sienten la gravedad de esta depredación criminal que se viene realizando día con día por diversos individuos, incluyendo, desafortunadamente, hasta funcionarios públicos y representantes de la Ley.
La grave y valiente denuncia de José Luis Carrillo Galaz, presidente de la Federación Regional de Cooperativas Pesqueras del Centro Poniente de Yucatán hace ya notoria la existencia de una organización criminal de depredadores en nuestras costas, añadiendo en sus actos de rapiña el robo de motores fuera de borda que esforzados hombres del mar consiguen para el sostenimiento de sus familias, así como para tener un patrimonio propio. “Es grave la captura furtiva de especies marinas porque, además del pulpo que pescan ilegalmente, se está capturando pepino de mar y caracol blanco, así que si no se toman acciones concretas y rápidas comenzarán a pescar mero que desde hace una semana se encuentra en veda. Pulpo, pepino de mar, caracol blanco y mero están en veda, pero esas cuatro especies están siendo capturadas en toda la costa, denuncia José Luis Carrillo; ya no sólo en Celestún y Dzilam Bravo, la pesca furtiva se extendió a varios puertos yucatecos”.
Pescadores y familiares de los mismos, así como los datos que aportan las cooperativas pesqueras, la pesca furtiva se ha extendido a varios puertos por la bonanza que impera y la nula vigilancia y acciones de la Conapesca. Señalan que existe el riesgo de que si no hay acciones concretas podría haber enfrentamientos entre pescadores furtivos y los que defienden las vedas. Aunque la Conapesca sólo dispone de dos inspectores, con el apoyo de otras corporaciones policíacas y militares e incluso con la Guardia Nacional se puede combatir la pesca furtiva. Mencionó que cualquier corporación policíaca y militar puede intervenir, pues pescar especies en veda es un delito ambiental, comentó.
Consecuencias negativas de la pesca ilegal. Las consecuencias negativas de esta actividad ilegal son diversas:
Aumenta la escasez de las especies pesqueras: el 25% de las especies controladas por la FAO están sobreexplotadas o agotadas. Algunas especies están particularmente en peligro: el 66% de las poblaciones de peces transzonales y de alta mar, entre éstos el mero, se encuentran sobreexplotadas o agotadas.
Provoca impactos ecológicos colaterales: la utilización de artes de pesca ilegales, como las redes de deriva, ocasiona capturas accidentales de especies, incluso años después de estar perdidas en el mar.
Implica graves daños económicos: pone en riesgo el futuro de la actividad pesquera, particularmente de las comunidades que dependen en gran medida de esta fuente de recursos. Además, supone una competencia desleal para las flotas que actúan de manera legal, las cuales comenzaran a ser afectadas en las exportaciones a los mercados cuyos países han firmado acuerdos contra la captura ilegal. En última instancia, en la pronta desaparición de las comunidades costeras.
Actualmente se considera que la pesca ilegal ya forma parte del modelo pesquero, por lo que urge transformarlo hacia la sostenibilidad, mediante una serie de medidas urgentes, tales como: endurecer y aplicar ya, con urgencia, las sanciones del código penal a esa actividad; desarrollar una red de Áreas Marinas Protegidas y Reservas Pesqueras en la Península con vigilancia permanente; invertir en estudios para conocer los ecosistemas; incentivar a las cooperativas pesqueras en torno a las reservas; desechar las artes de gran capacidad destructora y con alto porcentaje en descartes; y evitar vertidos en las zonas costeras, etc.
Hoy, el Gobierno del Estado debe de tomar las medidas conducentes para cuidar nuestro patrimonio pesquero, nuestra cultura y nuestro futuro. Y los pescadores, denunciar todo y a todos aquellos que pongan en peligro su trabajo, trabajo riesgoso, pero noble.