CANSAHCAB, Yucatán, 12 de marzo.- A mucha gente no le gustan los museos, tal vez por el tufillo a erudición que según algunos emana de ellos. A mí sí me gustan, y no por el mismo motivo, sino porque admiro su objetivo: mantener en nuestra memoria objetos, hechos, personas o fenómenos sociales que ya no son como antes o que de plano ya no existen.
Para mí entrar a un museo es incursionar en un territorio muy especial: el territorio de la nostalgia. Curiosamente y guardadas las debidas proporciones, algo similar siento cuando visito un pueblo pequeño, ya sea mi terruño o cualquier otro de los que se encuentra tachonado nuestro Yucatán y, en general, todo México.
Imagine entonces, paciente lector, el sentimiento que me invade cuando visito el museo del pueblo en el que conocí, entre otras cosas, el olor de la tierra mojada por las primeras lluvias de los últimos días de primavera; en el que aprendí los rudimentos de la fabricación de papagayos y las técnicas depuradas del lanzamiento de trompo y de canica.
No sólo disfruto la visita, también la agradezco, pues muchas veces, como en el caso del Museo de Cansahcab, es la labor de una persona apasionada por la historia y la memoria de su pueblo la que permite la existencia de estos espacios evocadores, de los que se sale con una mejor conciencia de nuestro pasado como comunidad, pero también como personas pertenecientes a una familia, a una calle o un “rumbo”, como pueden ser “la placita”, “el venado”, “el zapote”, etc.
En días pasados nuevamente tuve la oportunidad de conversar con el profesor Víctor Manuel Evia Ayala, pero en esta ocasión mi intención fue obtener de viva voz de su creador más información sobre el Museo de Cansahcab y su sui generis colección de objetos y documentos. A continuación algo de lo que nos platicó:
JTAA: Maestro Víctor, ¿Cómo surgió en usted la idea de crear el museo de Cansahcab?
VMEA: Teniendo alrededor de dieciocho o veinte años de edad me empecé a interesar por las cosas antiguas, gracias a que descubrí los documentos antiguos de mi abuelo y tiempo después al recibir algunas revistas que me dio don Aureliano Pereira, esas revistas eran de don Víctor Manuel Martínez Herrera y ese fue el primer motivo que tuve para empezar a conservar documentos y archivarlos. Años más tarde, alrededor del dos mil cinco al dos mil seis, me llegó una propuesta para hacer una monografía de Cansahcab, que sirviera de respaldo para hacer el escudo de Cansahcab. Con apoyo del Instituto de Cultura se hizo una edición de cuarenta ejemplares de la monografía, de los cuales entregaría cuatro al Instituto y con cuya venta se podría financiar una reimpresión de más ejemplares y con la venta de esos volver a imprimir hasta que al final se imprimieron alrededor de trescientos cincuenta ejemplares. A raíz de la investigación que realicé para escribir la monografía, pude recopilar muchos documentos y fotografías antiguas que sustentaban lo señalado en el libro, y ante todo ese material me surgió la idea de crear el Museo aquí, en este espacio de la casa.
JTAA: Me dice que al principio comenzó coleccionando documentos y fotografías antiguas, ¿Cómo fue que empezó a coleccionar las otras piezas del museo, aparte de los documentos y fotografías?
VMEA : Primero organicé los documentos por temas, por ejemplo: presidentes municipales, el ferrocarril, el deporte, los grupos apostólicos, los personajes, como el General Canto, que fueron la base original del Museo, que se manifiestan en los documentos de campañas políticas, programas de eventos artísticos o deportivos, etc. Y luego de terminar la monografía mucha gente siguió proporcionándome programas de pastorelas, bandos de carnaval, y aunque ya no eran para la monografía los fui atesorando y organizando. Igualmente mucha gente me trae documentos y objetos antiguos que a veces tienen en sus casas y que por alguna razón piensan desechar por inservibles y que, afortunadamente, esas personas tienen la visión y la generosidad de donar para ser conservadas y exhibidas en el museo, como: máquinas de escribir, básculas, monedas conmemorativas, trofeos deportivos, etc., y estamos en la mejor disposición de continuar recibiendo documentos y objetos que la gente quiera donar para enriquecer el acervo de este Museo que muestra un poco de la historia de nuestro pueblo. Actualmente estamos en un breve receso del funcionamiento del Museo, pero yo espero que en el mes de abril ya podamos tenerlo nuevamente en funcionamiento, con una nueva dinámica, no sólo como exhibición de piezas sino también como archivo, para que los investigadores que así lo deseen consulten nuestras colecciones de documentos y piezas en general.
JTAA : Por referencia de otras personas he sabido de la existencia del Club Popol Vuh, del que entiendo usted formó parte, ¿Cómo influyó en su afición por las cosas antiguas y la historia de nuestro pueblo?
VMEA : En los años setenta a un buen amigo, Ricardo Pérez Pacheco, y a mí nos surgió la idea de crear un club que tendría la función de que sus integrantes, como eran estudiantes universitarios ya con una preparación importante, apoyaran a la gente de la comunidad compartiendo sus conocimientos y habilidades, por ejemplo, el que supiera de música diera clases de música, o de poesía, etc., además organizamos excursiones a sitios arqueológicos, museos, entre otras actividades y durante los cinco años que duró su funcionamiento promovimos muchas actividades culturales en la población, como el primer campeonato de ajedrez y definitivamente, influyó mucho en mi apreciación por la historia de nuestro Estado y de nuestro pueblo. La sede del club era una casa de paja que existía en el terreno de mi casa y tuve la dicha de proponer como nombre del club “Club Popol Vuh”, lo cual aceptaron los demás integrantes, como la Dra. Rosita Herrera (Q.E.P.D), el Lic. Francisco Valdez Martínez, el Profr. Víctor Poot Ayala, quienes, por cierto, fueron Presidentes del Club.
JTAA : ¿Cuál es la pieza más antigua del Museo?
VMEA : Pues hay varias, pero una de las más antiguos podría ser el programa de una pastorela, de mil novecientos treinta y uno, titulada “La Noche Más Venturosa”, que puso en escena el cuadro cultural de la Acción Católica Juvenil, del pueblo, en el ya inexistente “Teatro San Martín”, de la parroquia.
Pero también tenemos como documento interesante el programa del estreno en el Cine-Teatro Apolo de la película “La Zandunga”, con Lupe Vélez y Arturo de Córdova; el programa consta de cuatro páginas y además de la descripción de la película nos recuerda que entonces la entrada al cine tenía un costo de treinta centavos general, y niños quince centavos, aquel ya lejano sábado dieciocho de junio de mil novecientos treinta y ocho.
JTAA : ¿Y la pieza más extraña, más sui géneris ?
VMEA : Pues nuestras piezas realmente son únicas, ya que todas se refieren a la historia de nuestro pueblo, pero llama la atención una moneda conmemorativa de la administración municipal del señor Virginio Herrera Pérez, quien fungió en el período de mil novecientos cuarenta y nueve a mil novecientos cincuenta y uno. También unos intransmisibles del “Club Veinte”, que nos muestran por qué se llamaban así, ya que llevaban escrito el nombre de la persona que lo adquiría y nadie más podía usarlo para ingresar a los eventos que organizaba dicho Club.
También algunas publicaciones satíricas de corte político y humorístico que se escribían, no solamente con gran ingenio, sino también con una gran calidad literaria, como por ejemplo “La Nauyaca”, que se autoproclamaba “Periódico político de Combate; viril y sincero. Escrito por Cansahcabeños y para ser leído en alta voz en Cansahcab”, y cuyo lema era: “Cuando esta víbora pica,…… no hay remedio en la botica”.JTAA: Pues Maestro Víctor, muchas gracias por compartir esta información con los lectores, ¿Algo más que quiera agregar?
VMEA : Simplemente invitar a que nos visiten a partir del mes de abril en la calle veinte entre veintitrés y veinticinco, los días domingo de nueve de la mañana a una de la tarde, para que conozcan el Museo y la historia que cuenta de nuestro Cansahcab, y volver a invitar a la gente para que, si así lo desean, aquellos objetos antiguos, fotografías o documentos relacionados con la historia de nuestro pueblo, que a lo mejor piensen desechar, nos los donen para seguir nutriendo la colección y así poder contar mejor nuestra historia como cansahcabeños.
Así, nos despedimos del Maestro Víctor Manuel Evia Ayala y su extraordinaria colección de documentos, fotografías y objetos antiguos que narran silenciosamente la historia rica, variada y no pocas veces sorprendente de la otrora conocida como “tierra de artistas”, nuestro lindo Cansahcab.
(José Trinidad Aranda Aranda)
Imágenes cortesía del Profesor Víctor Manuel Evia Ayala.