Yucatán

Voy a comenzar de golpe y porrazo, dijo José Ramón Enríquez, y lo hizo con una evocación paterna que decía que cuando se sacuda el árbol de la cultura, siempre va a caer un fruto árabe. Es más, cuando los reyes católicos expulsaron a los árabes de los terrenos hispánicos, España empezó a desconocerse. E inició un entramado con obras de Cervantes de Saavedra, los místicos cristianos y todo ello, de manera natural e histórica lo fue llevando a los territorios del nuevo mundo y hasta la emigración árabe a Yucatán, hasta convertirse en una cultura que se ha adaptado a la perfección entre nosotros.

Del maestro José Ramón he visto sus puestas en escena, el producto de su trabajo como mentor y quizá le haya escuchado algún comentario sobresaliente, como es natural, en un profesional con su perfil. Pero no lo imaginé haciendo una presentación muy bien documentada, abundante en datos y dicha de manera grata, tanta, que sus palabras se anclaban con facilidad en nuestra memoria.

El libro del doctor Carlos Martínez Asad es un libro erudito, pero espléndidamente escrito.

En realidad, occidente tiene una deuda con oriente.

Nos invadía de satisfacción ver de un nuevo modo la visión de lo árabe y de un tema que lleva ya diez siglos de conflictos entre occidente y oriente y ello a nombre de la religión.

Reflexionó sobre la matanza hecha en estos días a musulmanes que oraban en una mezquita y lo calificó como una escalada de la estupidez humana porque matar a un hombre por una religión no es defender a esta, es matar, sencillamente a un hombre.

Segunda presentación de un libro que me toca presenciar de gran altura.

(Víctor Salas)