Yucatán

Crónica data desde las épocas bíblicas

Señala el escritor Roldán Peniche Barrera

Al abordar ayer el tema “La crónica como registro de la memoria”, destacados periodistas y escritores hicieron una amplia exposición sobre este género, desde su práctica por civilizaciones antiguas hasta nuestros tiempos, e incluso con comentarios de que también han existido “chayoteros” que escriben bajo encargo de un patrón a cambio de una buena paga.

En el marco del IV Seminario Internacional de Periodismo con motivo del 28 aniversario de los Diarios POR ESTO! y de la celebración de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2019, se abordó el tema “La crónica como registro de la memoria”, en el que participaron Ariel Avilés Marín, Gaspar Gómez Chacón, Gilberto Balam Pereira, Roldán Peniche Barrera y Joaquín Tamayo Aranda. La mesa fue moderada por Faulo Sánchez Novelo.

Ante periodistas locales y cubanos, estudiantes y público en general, reunidos en el Salón Felipe Carrillo Puerto del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, Joaquín Tamayo Aranda dijo en su exposición que así como la entrevista busca el quién, la nota informativa, el qué de los hechos, la crónica es el género que registra la mirada y tiene como premisa básica el cómo, cómo ocurrieron las cosas, ir al detalle, a la descripción minuciosa y a la explicación de la condición humana.

Género poderoso

“Para mí la crónica es un género que no tiene porqué entrar a la contradicción si es periodismo o literatura, para mí todo es literatura mientras esté bien escrito”, apuntó.

Señaló que para él hay tres cosas que son fundamentales con el cronista: La capacidad de asombro, que nunca debe perderla, “esa capacidad de sorprendernos ante las cosas por más que las hayamos visto o frecuentado; nuestra capacidad de observación, de ser quisquillosos con los detalles, y, tener una buena retentiva, una memoria lo suficientemente generosa y resistente para trasladar todo lo que vimos en un hecho, todo lo que nos ha platicado alguien y a partir de eso desarrollar el relato”.

“La crónica es un género tan poderoso y creo que es el género que va a perdurar más tiempo a nivel de la creación, porque sí es creación, no es nada más una calca de la realidad; la crónica es como decía Juan Villoro, el Ortinorrinco de los géneros, es decir, es anfibia, porque es impura como la novela, roba de todo, un poquito tiene la precisión de la poseía, tiene la estructura del cuento, tiene la profundidad de la novela, tiene el diálogo del teatro y tiene la reflexión del ensayo”, apuntó.

Entonces –remarcó–, ya con eso tenemos a un género totalmente híbrido como es nuestra época. Hoy la misma Academia dice que los géneros no deben ser tan rígidos, por lo tanto lo mismo es crónica que novela, un texto como “Temporada de Huracanes”, de Fernanda Melchor o “Palmeras de la brisa rápida”, de Juan Villoro, que mezclan memoria, invención y realidad, creo, como bien decía García Márquez, la crónica debe tener dos objetivos: el principio para que nos lean y el final para que nos recuerden.

La Biblia es una crónica

En su turno, Roldán Peniche Barrera dijo que la crónica no es algo nuevo, data desde las épocas bíblicas y la propia Biblia es una crónica.

Señaló que en la época de los romanos hubo también escritores que fueron grandes cronistas y así en los siglos posteriores y en cada civilización de igual forma hay registros de destacados personajes que practicaron ese género.

“De los siglos coloniales ya hay crónicas y son amplísimas; ya las novelas eran crónicas y el caso más popular son Las Aventuras de Robinson Crusoe, porque son relatos que realmente ocurrieron”, dijo.

Hizo notar que al introducirse la imprenta en Yucatán en el siglo XIX empiezan a surgir las primeras crónicas y recordó a los periódicos El Registro Yucateco y El Museo Yucateco.

Precisó que El Museo Yucateco fue dirigido por Justo Sierra O’ Reilly, quien era un apasionado de la crónica y tenía a un equipo formidable de colaboradores.

Posteriormente aparece y de hecho nace la crónica humorística en Yucatán en las que colaboró Gabriel Vicente Gahona (Picheta) en el “Bulle Bulle” y “La Píldora”, la cual perduró por muchos años e incluso se extendió a otros periódicos de esa época como “La Burla”, hasta llegar al siglo XX con “La Campana” y “Pimienta y Mostaza”, publicaciones que además de humorísticas también abordaban temas serios.

“A partir de los primeros años del siglo XX surgen una serie de revistas y entre las que más brillaron está la ‘Caricatura’, que nació en 1931 y cerró en 1970”, remató.

Categoría de “chayote”

Por su parte, el Dr. Gilberto Balam Pereira dijo que un reportero puede ser periodista y de ninguna manera se contraponen, e hizo notar también que en ocasiones aparece la soberbia y falta de humildad, y hay quienes dicen que para ser escritor “es cuando yo escriba un libro de este volumen y de pasta dura, de tantas páginas, de tantos autores y con eso ya gané la inmortalidad”, dicen que eso es ser escritor, pero no es cierto.

Expuso que, para él, los cronistas por lo general son locutores y en lo general no escriben, relatan y hacen la crónica de béisbol, corridas de toros y otros deportes.

El ponente causó risas entre todos los presentes cuando dijo con marcada ironía que otra categoría periodística es “el chayotero”.

“¿Han oído hablar de los chayoteros?”, preguntó y enseguida continuó: “También es una categoría, chayotero es aquel periodista que forman un grupo muy limitado, que escribe por encargo para una gente adinerada, son exclusivos y de eso dependen porque están colgados de la mata de chayote”.

Señaló que el ex presidente Enrique Peña Nieto “se voló la barda” porque tuvo un séquito de “achioteros”, a los que les pagó millonarias cantidades y que ahora están sin trabajo.

El Dr. Balam Pereira manifestó también su inconformidad cuando el moderador le advirtió que sólo le quedaban dos minutos de los 10 que tenía para su exposición. “De saber que el tiempo era limitado mejor no vengo y me quedo en mi casa, así que mejor no me vuelvan a invitar…”.

(Rafael Mis Cobá)