En combativo mensaje, en el marco del 28 aniversario de POR ESTO!, nuestro Director General, Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, agradece la confianza de los yucatecos
y reconoce el esfuerzo de quienes lo han acompañado durante todo este tiempo
La unidad de acción organizada, la solidaridad y el trabajo fecundo y creativo es lo único que puede salvar a esta sociedad yucateca, aseveró ayer el Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, en su combativo mensaje por el 28 aniversario de POR ESTO!, en el que también hizo un emotivo reconocimiento al colectivo de trabajadores al que calificó de un ejército que ha rendido culto al trabajo.
Ante cientos de amigos del Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía, que acudieron al tradicional desayuno en el local social del Frente Único de Trabajadores del Volante, remarcó que ser Periodista no es producto de la herencia, sino del trabajo, del esfuerzo y de la preparación permanente.
En ese sentido, hizo un repaso de su formación periodística y de cómo fue designado Director del Diario de Yucatán y su posterior salida para evitar conflictos familiares, ante la envidia y los celos de algunos de sus parientes.
Al subrayar que, ante tanta solidaridad y sacrificio de los trabajadores de POR ESTO!, así como también de quienes colaboraron en las Revistas POR QUE? y POR ESTO!, varios de ellos ya fallecidos, enfatizó que no tiene derecho a flaquear y, por lo tanto, su lucha será permanente hasta sus días finales.
“Ningún derecho a flaquear”
En la mesa principal acompañaron al Director General de POR ESTO!, el Comandante de la XXXII Zona Militar, General de Brigada DEM Andrés Fernando O. Sunza; el presidente del Tribunal Superior de Justicia, magistrado Ricardo Ávila Heredia; el Secretario de Fomento Económico y del Trabajo, Ernesto Herrera Novelo, quien acudió en representación del Gobierno del Estado; la Dra. Eloísa Carreras Varona, viuda de Armando Hart Dávalos, y la señora Alicia Figueroa González, gerente de Comercialización y Relaciones Públicas de esta casa editorial.
Menéndez Rodríguez resaltó que el hecho de que POR ESTO! se haya convertido en el periódico de mayor circulación de la Península, es logro de los ciudadanos y se explica porque el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía habla con la verdad, es solidario y defiende los intereses de los más necesitados de la población.
Insistió en su llamado a la sociedad yucateca a mantener la unidad, ya que la división beneficia únicamente al opresor y a la delincuencia organizada.
—Tengo el equipo más formidable al que puede aspirar alguien que está en la lucha. No cambio a los compañeros que están aquí por nada, aseveró.
Díganme ustedes, qué puede pedir un Director que ha sentido eso y un poco más –subrayó–, porque también me tocó la cárcel; díganme, entonces, si en algún momento tengo derecho a flaquear después del sacrificio de tantos compañeros que también han muerto; no tengo derecho a fallar y, por eso, hoy quiero rendirles a todos esos reporteros el homenaje más sincero, el más firme y sincero que merece un ser, un homenaje porque son los que rindieron culto al trabajo las 24 horas del día.
Menéndez Rodríguez enfatizó que por eso seguirá la lucha hasta el fin de sus días, porque gracias a esos compañeros que también dieron el ejemplo de la solidaridad y de lo que significa el trabajo, se han alcanzado los logros planteados.
No los cambio por nada
Son 28 años que se dicen fáciles –continuó–, la emoción es muy grande porque quiero rendirle un homenaje más que nada a esos compañeros míos que, desde hace 28 años o más, empezaron esta lucha y han continuado y no ceden para nada. Tengo el equipo más formidable al que puede aspirar alguien que está en la lucha. No cambio a los compañeros que están aquí por nada, aseveró.
Hizo referencia también a quienes colaboraron en su lucha antes de POR ESTO!, “esos compañeros que, sin deberla ni temerla, tuvieron que resistir los embates de la furia oficial en aquel entonces y, por tener relaciones de amistad con un servidor, los golpearon, los encarcelaron y aquí están todavía presentes en la lucha, como mi querido Alberto Híjar”.
Es muy fácil hablar ahora y olvidar los inicios –subrayó–, porque cuando se empezó esta lucha dormíamos en el piso todos, nos quedábamos en vigilia todos, había esposas de los compañeros que empezaron a dudar de sus propios esposos, pensaron que no era cierto que trabajaban tanto tiempo hasta que un día se presentaron aquí varias de ellas y se dieron cuenta del trabajo intenso y prolongado que realizaban sus maridos.
—Muchos de ellos siguen aquí, otros lamentablemente se nos despidieron antes de tiempo, entre ellos una persona muy querida por nosotros, Rafael Arenas Rosas, que fue nuestro subdirector y se anticipó al viaje.
Nada es fácil
No es fácil nada de esto –sostuvo–, se los digo de corazón porque era muy difícil el inicio, esta sociedad estaba muy cerrada y muy agresiva con todo lo que no estuviera de acuerdo con los postulados, principios, entre comillas, de siglos atrás.
Recordó que, a su llegada a Mérida, aparecieron en las paredes y principales calles y avenidas tremendos carteles a colores con la cabeza de satanás emergiendo del infierno, entre las llamas, “y ese satanás era yo y estaba por todas las calles de Mérida”.
Señaló que, incluso, “hubo persecución a un sector del clero que se identificaba con nosotros, como fue el caso del padre Ignacio Kemp Lozano, responsable del Albergue Cottolengo, donde se ha logrado la rehabilitación de miles de alcohólicos”.
—Al padre Kemp lo persiguieron implacablemente, no lo dejaron siquiera respirar y había cartas que escribían para pedir su salida de la parroquia de Itzimná donde estaba, así que la persecución fue terrible y, a pesar de eso y por encima de todo, hemos logrado despertar conciencias y combatir la simulación.
Señaló que un día, una distinguida dama de la sociedad le exigía al Arzobispo que lo expulsara (al padre Kemp) porque era comunista y trabajaba con Mario Menéndez. “Me muestra la carta llorando y yo le dije: vamos a pelear, y entonces vino el primer enfrentamiento porque en plena misa de domingo en la Catedral se señaló que el periódico estaba contra la Santa Iglesia”.
—Y zarandeamos al Arzobispo y le demostramos cómo mentía y falsificaba la realidad; hubo una crisis aquí porque se decía que cómo era posible que se empezara a hablar así de los sacerdotes. Al final, el Arzobispo tuvo que viajar, lo quitaron porque ni siquiera pudo defender el aspecto teológico.
¿Es usted comunista?
—Para mí es inolvidable esa lucha porque ver a estos compañeros, que al principio me preguntaban, ¿es usted comunista?, como Rafael Mis, porque trabajaba en otro medio de difusión y no sabía todavía si se atrevía a dar el paso para un nuevo periódico o no. El me preguntó con toda seriedad si era yo comunista y le hice varias preguntas: ¿Qué te preocupa a ti? ¿Te preocupa el hambre?, ¿la miseria de nuestro pueblo?, ¿la cobardía de la gente que no tiene el valor civil para defender sus principios?, ¿qué te preocupa? ¿Te preocupa decir la verdad en lugar de estar mintiéndole al pueblo?, ¿te preocupa la lucha, el trabajo? Y él me respondió, sí, entonces yo le dije: Tú tienes cabida en este periódico, y así era el reclutamiento y así empezamos, y aquí estamos y aquí están los compañeros que hace 28 años y más iniciaron esta lucha.
Resaltó que el trabajo empezó por el campo, donde la miseria era más aguda, más acentuada y donde muchos de los campesinos estaban dispuestos a cualquier cosa porque no tenían nada y lo único que pedían era trabajo para tener una tortilla que llevar a su casa.
—Díganme ustedes qué puede pedir un Director que ha sentido eso y un poco más, porque también me tocó la cárcel; díganme entonces si en algún momento tengo derecho a flaquear después del sacrificio de tantos compañeros que también han muerto; no tengo derecho a fallar y por eso hoy quiero rendirles a todos esos reporteros el homenaje más sincero, el más firme y sincero que merece un ser, un homenaje porque son los que rindieron culto al trabajo las 24 horas del día, apuntó.
Menéndez Rodríguez enfatizó que por eso seguirá la lucha hasta el fin de sus días, porque gracias a esos compañeros que también dieron el ejemplo de la solidaridad y de lo que significa el trabajo se han alcanzado los logros planteados.
Reconocimiento al Ejército
Subrayó que el trabajo es lo único que puede salvar al ser humano “y aquí está todo un ejército de trabajadores como nunca alguien soñó tener; estos compañeros fueron los que hicieron el POR ESTO!, yo los acompañé nada más, me emociona estar junto a ellos y, por supuesto, el reconocimiento es también para los trabajadores de todas las áreas de producción porque el trabajo es colectivo”.
Otro caso que quiero subrayar mucho –añadió–, es la posición que asumieron en momentos difíciles los militares, los soldados que nos acompañaban a los pueblos y nos ayudaban para entrar en los feudos de los narcos; la lucha contra el narcotráfico nunca se dio con tanta furia y vehemencia como se dio en Yucatán, en la Península, y al lado de nosotros siempre había un General ayudándonos para todo y por todo, y algunos de ellos sufrieron prisión y juicios también porque atacaron nada menos que a la cumbre del narcotráfico, al banquero predilecto de los traficantes, Roberto Hernández Ramírez, que hoy sigue disfrutando de una impunidad absoluta.
—Todos los soldados estaban de nuestro lado y, por eso, mi gratitud al Ejército es imperecedera también, resaltó.
Sin embargo, observó que así como hubo quienes asumieron esa posición de lucha, defensa y solidaridad, otros también estuvieron en situaciones muy lamentables y vergonzosas y nada fue más doloroso que censurar eso, “porque los lambiscones de ayer, los lambiscones de hoy, seguirán siendo lambiscones los restos de sus días, porque cuando se trató de defender esta Patria nuestra, a la Patria chica, no se veía a ninguno de ellos aquí”.
Recordó de manera especial la solidaridad del militar Francisco Chi (ya fallecido), padre del periodista del mismo nombre, porque estando al frente de un batallón de soldados indígenas con la orden de detenerlo, al llegar a la frontera con Guatemala no utilizó las armas cuando había ya ubicado al Periodista.
En la frontera con Guatemala
—El papá de Paco Chi fue asignado a un batallón de indígenas mayas para perseguirme y, cuando esta brigada de campesinos mayas, con el uniforme verde olivo, nos llegó a alcanzar en la frontera con Guatemala, me di cuenta que el que estaba al frente era el papá de Paco Chi y dije: podemos estar tranquilos…
Comentó que en la selva, cuando la gente se mueve, cuando la gente camina, los animales saben reconocer e identificar a los que los quieren, así que “cuando salieron a perseguirnos y llegaron a la laguna empezó la bulla de los animales, porque ellos mismos comenzaron a avisarnos de que había llegado gente que nos quería hacer daño. El que estaba al frente era el papá de Paco Chi y dijo: Aquí debe estar Mario Menéndez, mejor nos retiramos”.
Indicó que muchos años después, cuando regresó a Mérida para fundar el diario POR ESTO!, se asomó a las puertas del periódico el militar Chi y cuando le preguntó qué hacía allí, me dijo que sólo quería que le respondiera una pregunta, que si en aquel lugar de la selva estuve y si lo había identificado. Al responderle afirmativamente, me dijo que lo sabía y por eso le subrayé que siempre le estaré agradecido de que no tocase sus armas. “Me abrazó llorando y, desde ese día, comenzó a acompañarnos a todas las giras que hacíamos en las comunidades e incluso él se encargaba de traducir al maya todo lo que decíamos”.
—Nadie puede imaginárselo, pero se los digo en serio, ustedes van a cualquier poblado de Yucatán y hasta en la casa de la comunidad más humilde, cuando menos una o dos familias tienen su POR ESTO! en la mano, observó.
Basta de mentiras
Luego, Menéndez Rodríguez habló de cómo se forjó como Periodista y los conflictos que se generaron cuando el fundador del Diario de Yucatán lo designó Director.
— Y de ahí viene el siguiente paso al que quería llegar: uno no nace periodista, se hace con trabajo, dedicación y entrega; si no hay entrega por la causa social mejor no se metan al periodismo. Vengo de una familia de periodistas cuya cabeza era Don Carlos R. Menéndez, y es el punto que quiero tocar, porque ya basta de tantas mentiras de unos que dijeron que eran familiares.
Cuando yo llegaba de vacaciones del colegio –agregó–, el viejo Carlos R. me ponía en un rincón de su oficina para que yo aprendiera a escuchar, para que viera cómo se trabajaba en un periódico. Un día se me ocurre mandarle una carta y le pongo Biblia con minúscula; cuando regresé le dijo a mi padre que quería hablar conmigo y estando delante de él me dijo: ¿Cuántos días de vacaciones tienes? Le respondí que 10 días y entonces me recalcó: Te vas a sentar allá y vas a escribir 10 mil veces “Biblia se escribe con B mayúscula” para que nunca se te olvide más y así pasé mis vacaciones y ya no cometí más errores porque ya sabía cuál era el castigo.
Dijo que, cuando terminó su carrera universitaria, regresó para trabajar en el Diario de Yucatán y pensó que directo lo iban a asignar a la redacción en un asiento privilegiado, ya que era el primer nieto con título universitario.
Pero mi abuelo me dijo: “Cómo te sientes, te veo fuerte, así que te vas a ir a los talleres a cargar papel, a bajar la maquinaria hasta que yo te diga”, y me mandó a las bodegas del periódico a cargar máquinas, linotipos, bobinas de papel, durante dos a tres meses sin decir agua va, hasta que con el paso del tiempo me llama y me dice: Ya puedes sentarte a escribir en la redacción, y así llegue a la redacción”.
—La identificación con el viejo Carlos R. era normal porque yo lo acompañaba a todos lados, pero al mismo tiempo aprendí a tener contacto con otro sector de los trabajadores donde había “macizos” y un día uno de ellos me dice: Si te crees tan tuti por qué no te pones los guantes y participas en un campeonato de box que vamos a organizar. Yo les dije que no, porque les iba a ganar e iban a decir que porque soy el nieto del Director se dejaron ganar, así que no me convenía. Ellos me dijeron: Nadie va a decir nada de eso, y empezamos a boxear y no les fue bien a los otros y en verdad que en buena lid gané; entonces me empecé a ganar la solidaridad del sector trabajador. Era franqueza completa, nos ayudábamos mutuamente, era la otra lección que me querían dar: No hay negocio, no hay institución si no hay relación obrero-patronal, si no hay identificación entre el que se sienta en el escritorio y el que carga las bobinas de papeles.
Dijo que la identificación y buena relación que cada día se acrecentaba entre él y su abuelo comenzó a generar celos entre algunos miembros de la familia, además de que los reportajes y las visitas al interior del Estado y demás actividades periodísticas, él las realizaba y su abuelo lo seguía todo de cerca.
Nombrado Director
—Llegó un día, sábado, que era de descanso, y me pidió que lo acompañara al Diario de Yucatán, pero con la advertencia de que no lo tocara y sólo estuviera cerca de él por si tendría alguna dificultad para caminar, ya que rebasaba sus 90 años “y todavía se empeñaba en correr”.
—Entramos por una parte que nunca se usaba. Caminamos y llegamos a los talleres y me encuentro en un paisaje que parecía que había nevado, porque estaba lleno de viejos trabajadores con canas y comprendí que el abuelo se iba a despedir y más que todo al ver a muchos de ellos llorando porque sabían que era el final, sostuvo.
De qué que lloran –les preguntó el abuelo al mismo tiempo que les decía–, déjense de cuentos que Mario Renato es el nuevo Director del Diario de Yucatán. Yo me acerqué y le dije que iba a crear un problema en la familia haciéndole notar que no era el nieto más viejo. Me señaló entonces: Tú no te preocupes, tú vas a ser el Director.
—Y en verdad que sí hubo problemas y serios problemas, y tenía que decirles esto porque ya pasaron muchos años y ya estoy cansado de tantas mentiras de quienes fueron mis parientes. El Diario de Yucatán sólo tuvo tres Directores: Don Carlos R. Menéndez, Don Rubén Menéndez Romero, quien lamentablemente tenía problemas del corazón, y el que les habla.
—Cuando se supo que yo era el Director por decisión de mi abuelo, vinieron los problemas. El hijo que le seguía a mi tío Rubén se sintió ofendido porque su hijo primogénito era seis años mayor que yo, pero nunca estudió, se quedó en la preparatoria, pero él decía que era por herencia, pero no se trata de herencia, se trata de trabajo, el trabajo define la situación, así que se salió del periódico. Como vi que la situación era muy conflictiva hablé con mi tío Rubén y le dije que me dejara decir que no sería el Director para que no hubiera ningún problema.
Evitar la tragedia
—Mi tío Abel creyó que porque mi primo Carlos era seis años mayor que yo podía aglutinar a todos los trabajadores, pero como ustedes comprenderán, los que habían boxeado conmigo y bajado las bobinas, cargado maquinarias, todos estaban conmigo, así que cuando se trató de elegir, creo que sólo tres personas votaron por mi primo, los demás por mí, lo que ocasionó que se enfureciera más mi tío Abel; se los estoy contando para que se pongan fin a todos los chismes.
Entonces se decidió dividir al periódico –hizo notar–, los que trabajan de noche una semana y los que trabajan de día otra semana. Y así variaban. Pero mi pobre primo no sabía lo que era el periodismo, no tenía sensibilidad, no sabía salir a la calle, no sabía luchar, no sabía nada. Se agudizó más el problema y un día era tan tensa la situación que por poco sucede una tragedia.
—Una noche, uno de los hijos de mi tío Abel ofendió gravemente a un veterano, a José Valdés, hijo de una de las glorias de las letras de Yucatán, pero ya de avanzada edad. Cuando estaba yo formando el periódico en los talleres encuentro a don Pepe llorando y le pregunto qué había sucedido. No me quería decir y fue otro primo, Fernando Capetillo, quien me dijo que “ese mentecato de Pepín lo ofendió gravemente”. No aguanté más, se los confieso, salté sobre el escritorio de la redacción, me fui sobre él y lo aporreé contra la pared; fue cuando mi madre y mi padre, que regresaban del teatro, intervinieron para evitar una tragedia.
—Ahí me di cuenta que ya no podía seguir en el Diario de Yucatán y le dije a mi padre: Espérame, no te duermas. Fue mi última madrugada en el periódico, me fui a la Ciudad de México y le dije a mi papá que era lo mejor para evitar una tragedia de la que no quería ser el causante. Me fui a México en julio del 65 y no volví a pisar el Diario de Yucatán hasta la fecha.
Señaló que luego empezó la crisis porque su tío Rubén, que era el Director, murió al poco tiempo de un infarto, lo que aprovecharon los hijos de Abel para apoderarse del periódico y ninguno de ellos era periodista, ninguno de ellos hizo algo por Yucatán, ninguno de ellos se comprometió con nada y con nadie, vendieron el diario falsificando la firma de su padre a Carlos Loret de Mola, que era el Gobernador del Estado, le dieron la rotativa del Diario de Yucatán y falsificaron la firma del viejo Menéndez.
La historia lamentable
—Y así pasó el diario a manos de forajidos, de delincuentes auténticos, que de periodistas tienen lo que yo debo tener de otras cosas, pero esa es la historia del Diario de Yucatán, por eso nunca ven ni verán en sus páginas la foto del viejo Carlos R., ni la de Rubén, ni la de mi Padre; por eso ya es hora de que se sepa que los que se apoderaron del Diario de Yucatán son una bola de sinvergüenzas y “padrotitos” frustrados, porque, además, ni las mujeres les hacen caso.
—Ninguno de ellos trabaja en el diario, tienen a otras personas trabajando allá, ustedes nunca ven a un nieto o bisnieto de Don Carlos R. en el Diario, no los van a ver nunca porque están en el Norte de la ciudad y en los centros de solaz esparcimiento.
—Esta es la historia lamentable y triste del Diario de Yucatán y así quería poner punto final, ninguno de ellos heredó nada de mi abuelo y mi abuelo sí dejó Director y lo tienen aquí enfrente.
Aseveró que lo único que puede salvar a esta sociedad yucateca es el trabajo, la unidad de acción organizada y por ello exhortó a dejar las divisiones, a superar lo que nos aleja unos de otros. “Vamos a aprender a ser auténticos mexicanos, auténticos yucatecos y no yucatecos que son incapaces de trabajar y lo primero que buscan es el dinero fácil; son pocos los empresarios que se entregan al trabajo fecundo y creador”.
Hizo también un reconocimiento al colectivo de trabajadores y a quienes administran POR ESTO! de Quintana Roo en ese Estado, varios de ellos presentes.
Ayudar al prójimo
—Lo que quiero decirles es que nos une el trabajo, no se imaginan ustedes lo que significa el trabajo, pero no el trabajo como una necesidad ambiciosa, el trabajo cuando es creador, cuando hay pasión, cuando el compañero que está a mi lado es mi hermano, cuando aprendamos a tener de hermano al que está de nuestro lado, aunque no piense como yo, las cosas serán diferentes.
Todos pueden y tienen derecho a pensar como deseen, depende de su formación y vinculación con el trabajo. Hizo notar por ejemplo que Alberto Híjar fue torero, fue matador de toros, pero terminó siendo un gran periodista.
Puso como ejemplo también de solidaridad la relación de ayuda mutua que sostuvo con trabajadores y directivos del Diario del Sureste cuando estuvo en el Diario de Yucatán, a tal grado que, cuando en varias ocasiones el Sureste se quedaba sin papel para la edición del día siguiente, se las ingeniaba para entregarles bobinas de papel, con el aval de su tío Rubén.
Es más –continuó–, no hay director del Diario del Sureste que no haya estado conmigo en la redacción.
Eso es tener unidad, tener relaciones constructivas, porque el hecho de que tú pienses de una manera no tiene por qué alejarte de aquél que piensa de otra manera si actúas con honradez, si te entregas con pasión, van a salir adelante los dos y esto se supo hasta que una carta de la hija de Landoro, que era gerente y director del Diario del Sureste, lo publicó. “El Diario del Sureste no habría salido varias veces si no fuera por la entrega del papel que daba Mario Renato, del Diario de Yucatán”.
Observó que ese día en que salió la carta, en el Diario de Yucatán dijeron: “Ya ven, el traidor estaba en el Diario; esa fue la reacción de mis pobres parientes, en lugar de sentirse orgullosos de que otro hermano hubiese salido a la palestra para ayudar”.
Recordó asimismo cuando el General Lázaro Cárdenas celebró un aniversario de la Reforma Agraria en casa de José Pagés Llergo, propietario de la revista Siempre!, con la presencia de cinco directores de periódicos de la Ciudad de México, y se puso a opinar sobre la reforma agraria de Yucatán, que distaba mucho de la realidad, lo que ocasionó que muchos yucatecos se indignaran.
Suma de fuerzas
Puntualizó que escribió una respuesta con la participación de todos los colaboradores del Diario de Sureste y salieron señores trabajos, mismos que cuando los vio el director del Excélsior los calificó como un material formidable hecho por yucatecos que sumaron fuerzas por una causa común.
—No se necesita estar al cien por ciento de acuerdo unos con otros, las contradicciones son necesarias para el desarrollo, donde está la contradicción está el desarrollo, por eso en automático saliendo varios del Diario del Sureste se iban a trabajar conmigo. El mensaje es, entonces, aprendamos a sumar y multiplicar fuerzas, aprendamos a discutir y a no exigir, tener plena identificación todos, pero cada quien tiene derecho a opinar como mejor quiera. Hay que saber estrechar la mano para tener más fuerza, el Diario POR ESTO! no podía ser lo que es si no hubiesen colaborado con él todos los periodistas del Diario del Sureste.
—La división sólo beneficia al opresor, al delincuente, al narco, y se los digo con pleno conocimiento de causa; ya es hora de que pongamos los pies sobre la tierra, que reflexionemos seriamente.
—Las contradicciones son las que enriquecen la lucha, el desarrollo y hay que aprender a unir y sumar fuerzas, sin que ello signifique que tú renuncies a tus ideas.
Recordó también conflictos con el que fue Arzobispo de Yucatán, a quien nadie se había atrevido a decirle no o a criticarlo y podía decir las mentiras que quisiera sin que nadie le pusiera un pero en el camino, hasta que con la teología se le marcó el alto tres veces. “O aprendes y sumas, o te vas de aquí, y lo entendió y hubo un cambio al final, pero era demasiado tarde”.
Del campo a la ciudad
—No hay que tener miedo a nadie, mientras uno esté convencido de que la razón le asiste vamos a triunfar y miren lo que les voy a decir: no hay periódico en la República Mexicana que se aproxime a la circulación de los POR ESTO!, y es el único medio al que le prohibieron la venta en la Ciudad de México a petición de cinco “grandes” que, dicen al Presidente, que venden miles de ejemplares, pero que en realidad su circulación es escasa.
También recordó que POR ESTO! es el único periódico al que los gobiernos federales no le han dado ni un centavo de lo que la ley permite por publicidad, por lo que su labor es por convicción y solidaridad.
—Allá uno aprende de los viejos teóricos revolucionarios, del campo a la ciudad, decía Mao Tse, del campo a la ciudad y así empezamos, del campo a la ciudad y hoy no hay periódico que nos ponga un pie adelante en la Península de Yucatán.
Vean ustedes lo que hemos logrado –subrayó–, y digo hemos logrado, porque no es una persona la que lo logra, sino somos todos. Cuando aprendemos a sumar y multiplicar fuerzas no hay nadie que pueda ponernos un pero. Aprendamos a sumar y unir fuerzas y a ayudar al prójimo; el día que nosotros aprendamos esa lección va a ser el día más grande de México.
Sostuvo que POR ESTO! ha sabido responder al llamado urgente de esta ciudad e insistió en la necesidad de sumar y multiplicar fuerzas para llegar más lejos.
—Les agradezco de corazón todos estos años, les agradezco su entrega, la confianza que han depositado en nosotros. Ya es hora también de que a los hombres libres les dé vergüenza decir que son hombres libres y me refiero a las hermandades. Ya es hora de que digamos: Aquí estamos con el ejemplo, no de palabra.
Apuntó que también es hora de preguntarle al General, al Ejército, en qué se les puede ayudar, cómo colaborar con ellos en el mantenimiento de escuelas, en sus labores sociales y en todas las actividades que realizan en favor de la comunidad. Aprendamos y pongamos en práctica la solidaridad auténtica, “en lugar de estarnos requinteando la madre en cada esquina o con chismes que a nada conllevan”.
El pueblo confía
en POR ESTO!
—Somos tan fuertes en la Península de Yucatán porque vamos a sus comunidades y por eso el campesino, el obrero, el maestro, el estudiante, tiene plena confianza en lo que nosotros hacemos y, cuando nos equivocamos, porque también nos equivocamos, sabemos rectificar y corregir el rumbo, porque no hay nada más hermoso que decir: hermano, me equivoqué, discúlpame.
Puntualizó que no hay periódico hoy en día en la República Mexicana que cuente con el apoyo, respaldo, identificación, solidaridad y entrega, como lo tiene del pueblo maya hacia el Diario POR ESTO!
Brindó un reconocimiento a los periodistas del Norte del país y de Veracruz por su colaboración y solidaridad con POR ESTO!, a quienes también les manifestó su gratitud por ser ejemplo de trabajo bajo fuego, amenazas, persecuciones, torturas y secuestros.
—Por eso no tenemos derecho a bajar la guardia ni bajar el ritmo del trabajo, nuestra solidaridad permanente con ustedes, concluyó.
Finalmente el Periodista Menéndez Rodríguez y acompañantes procedieron a cortar un enorme pastel para celebrar el 28 aniversario de POR ESTO!
Como ya es costumbre, los invitados disfrutaron de tamales colados, pan, queso patagrás, jugo de naranja, café y frutas.
(Rafael Mis Cobá)