Rolando Bello Paredes
Bocadillos
POR ESTO! dio cuenta puntual, en días pasados, de varias de las actividades incluidas en la Filey 2019. Los Bocadillos contribuyen, a continuación, con un registro sucinto.
Vientos del pueblo. El Fondo de Cultura Económica (FCE) presentó la colección denominada “Vientos del Pueblo”, cuyo director, Paco Ignacio Taibo II, en otra ocasión, informó que “llegarán a la ranchería más lejana del país”. Se trata de cinco folletos, con un tiraje de cuarenta mil ejemplares, cada uno: “Loxicha. Los ejércitos de la noche”, de Fabrizio Mejía Madrid; “De noche vienes”, de Elena Poniatowska; “Rikki-Tikki-Tavi”, de Rudyard Kipling; “Los convidados de agosto”, de Rosario Castellanos; y, “Los yanquis en México”, de Guillermo Prieto.
Ofreció que a fines de año, el FCE tendría 150 librerías en el territorio nacional, y que continuaría con la política de bajar el precio del libro para los lectores. Aquí se recuerda que la UADY y el FCE deben a los lectores una librería del FCE anunciada hace algunos ayeres, que hasta hoy sigue en el imaginario de los lectores, y que estaría ubicada en el recinto universitario del centro de la ciudad. Seguimos esperando que sea realidad.
Antes, recuérdese, Manuel Santos Zertuche fue el que trajo el FCE a Yucatán, allá por la década de los setenta del siglo pasado. La ubicaron en un reducido espacio del hoy teatro Daniel Ayala Pérez, en el centro histórico de la ciudad. En algún momento despareció, como también hoy la UADY desapareció del aire de Radio Universidad, el programa sabatino de Manuel, “Razones y Sinrazones…. Y algunas acotaciones”, luego de poco más de dos décadas informativas y de opinión.
El estand del FCE en la Filey sí ofertó libros a bajo precio, por ejemplo, algunos a 10 pesos y otros a 22 pesos. Los Bocadillos adquirieron, en 30 pesos, una edición de lujo del libro “Escribir, por ejemplo. De los inventores a la tradición”, de Carlos Monsiváis, que contiene crónicas y ensayos sobre Ramón López Velarde, Alfonso Reyes, Julio Torri, Agustín Yáñez, José Revueltas, Juan Rulfo, Augusto Monterroso, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Carlos entes.
Fabrizio Mejía Madrid, columnista de la revista Proceso, puntualizó que la Filey se distingue de otras, porque está dedicada a la lectura, a los lectores, no es estrictamente una feria de libros, y el acceso a sus instalaciones es gratuito. La reconocida Feria Internacional del Libro Guadalajara cobra la entrada, aunque se trata de un precio simbólico.
Crónica. Fue uno de los temas incluidos en una mesa panel del IV Seminario Internacional de Periodismo, que promovió POR ESTO!, en el marco de su aniversario número 28, bajo la denominación de “La crónica como registro de la memoria”. Moderada por Faulo Sánchez Novelo, contó con las exposiciones de Roldán Peniche Barrera, Gilberto Balam Pereira, Gaspar Gómez Chacón, Ariel Avilés Marín y Joaquín Tamayo Aranda.
El género periodístico o literario viene de antiguo, desde la Biblia, coincidieron Roldán y Ariel. El primero se refirió al surgimiento de la crónica en el siglo XIX yucateco, en publicaciones como El Registro Yucateco y El Museo Yucateco, en los que Justo Sierra O’Reilly impuso una crónica “perfecta”. Luego en la pasada centuria, mencionó a la crónica humorística, practicada en Don Bulle Bulle, La Burla, y más recientemente, en La Caricatura.
Gaspar puntualizó que se tiene una deuda social con Ricardo Mimenza Castillo, cronista político en los albores del siglo XX y periodista militante en los periodos gubernamentales de Alvarado y Carrillo Puerto. Entre los cronistas contemporáneos citó a Roldán y a Faulo, a Joaquín, Rubén Reyes, Renán Irigoyen, Roger Cicero, y a Rosario Sansores, versada en la crónica rosa. Ariel Avilés incluyó a Rafael Gómez Chi, cronista de POR ESTO!
Joaquín enfatizó en tres cuestiones fundamentales para el cronista: Tener capacidad de asombro y capacidad de observación, y disponer de una buena memoria, y como colofón, señaló la pertinencia, para el desarrollo de los relatos, que deben tener “un principio para que nos lean, y un final para que nos recuerden”.
Antes, en otra mesa, organizada por la Red Literaria del Sureste, Gómez Chi dijo que con la irrupción de las redes en nuestra cotidianidad, todos se creen periodistas, por publicar algo en ellas. El cronista debe prepararse profesionalmente y tener una adecuada relación con la literatura, y recordó su mejor crónica deportiva, la relativa a la final de un juego de futbol entre Tijuana y Los Venados yucatecos.
Marentes. Impuesto por el presidente Miguel Alemán Valdés, Tomás Marentes Miranda fue gobernador de Yucatán de 1952 a 1953. Nació en Tenabo, Campeche, aunque para la candidatura gubernamental se falsificó un acta de nacimiento registrando el hecho en Hunucmá, Yucatán. Su periodo administrativo es conocido como “marentazo”. Lo sucedió en el cargo, el profesor Víctor Mena Palomo.
Félix Alpuche Sosa presentó, el pasado martes, en el Museo del Mundo Maya, un vistazo de su tesis de licenciatura en Historia, “El marentismo en Yucatán, 1951-1953, que, entre otros aspectos, “habla sobre los hechos asociados a la toma de posesión, la designación de su gabinete y su declive por los diferentes casos de corrupción”.
El escritor Leopoldo Peniche Vallado, testigo de los acontecimientos en la sucesión del gobernador José González Beytia, habló de la imposición presidencial: “Los hechos nos hacen pensar que la razón mayor fue la intervención económica del henequén, por pensar que era una mina. Y casi lo era, pues en el último informe de Pasos Peniche se habló de más de cuarenta millones de utilidades, millones que dejó al salir de Henequeneros”.
Peniche Vallado fue entrevistado por Gaspar Gómez Chacón, en 1983, “para una investigación incluida en un libro sobre el periodo marentista en Yucatán”, que aún nos debe el principal editor yucateco. La entrevista, “La poderosa mano del centro”, se encuentra en la Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, números 245-246, segundo y tercer semestres de 2008.
El licenciado Manuel Pasos Peniche era el “candidato” del grupo político local que dominaba el escenario político de Yucatán, a mediados del siglo pasado.
Enciclopedia Yucatanense. Se presentó otra vez la actualización de la Enciclopedia Yucatanense, auspiciada por el gobierno de Rolando Zapata Bello (2012-2018). En el Museo del Mundo Maya, Faulo Sánchez Novelo, Enrique Martín Briceño, Georgina Rosado Rosado y Alicia Canto Alcocer, se encargaron del evento, del que dio cuenta POR ESTO! (20 marzo 2019).
Christian Rasmussen y José Luis Sierra Villarreal proponen, respectivamente, al participar en los comentarios de la presentación de la monumental obra, elaborar un índice general y onomástico para facilitar la búsqueda de información, y actualizar digitalmente los contenidos de los ensayos incluidos en los seis tomos de la Enciclopedia Yucatanense. Sedeculta podría hacerlas realidad.
Escudo de Armas. El gobernador Víctor Manzanilla Schaffer promulgó en 1989 el decreto que contiene el Escudo de Armas del estado de Yucatán. Heráldicamente, apunta el escritor Adonay Cetina Sierra, la descripción del escudo oficial es la siguiente:
- “En campo de sinople, ciervo elanzado de oro, con sol moviente del mismo metal, surgiendo del ángulo siniestro del jefe. En punta: planta de henequén de oro, terrazada de piedras o lajas del mismo metal. Bordura de oro con dos arcos mayas y dos espadañas coloniales españolas, colocada en jefe y punta, diestra y siniestra, respectivamente”.
Sus colores son: “El verde que es el color del campo y de la ecología, y el oro que es el esplendor de la tradicional riqueza cultural yucateca”.
Alguien debería decírselo a la secretaria de la Cultura y las Artes, ya que en el estand de Sedeculta en la Filey, había una caricatura del Escudo de Armas, pintado de azul.
El bufón. Al asistir a los eventos de la Filey que tuvieron como escenario el Museo del Mundo Maya, no encontré ni rastros del bufón cultural de las dos últimas administraciones públicas estatales. Es buena noticia.
Tardeada dominical. En la presentación del libro “Teologías para ateos. Reflexiones sobre Dios, la eternidad y el alma”, de Armando Fuentes Aguirre, Catón, en la Filey, recordó uno de los consejos que su abuela Lata les daba a sus hijos:
- “La mujer por lo que valga, no por la nalga”.