VALLADOLID, Yucatán, 1 de abril.- En la actualidad, por donde caminemos, encontraremos establecimientos que ofrecen variedad de comidas. Varios de ellos en espacios cerrados, otros a la vista y aún más, algunos que recorren toda ciudad, en carritos, triciclos, motos adaptadas, etc.
Muchos vendedores se instalan fijos o por horarios, a las puertas e inmediaciones de planteles educativos, instituciones públicas, de salud o de diversiones. Se observan las pocas normas de seguridad e higiene para manejar los alimentos que comercializan, se encuentran expuestos a los agentes contaminantes que los rodean y su conservación de las comidas excede los límites.
Muchas personas que consumen estos alimentos, desconocen las consecuencias de ingerirlos bajo estas condiciones y como resultado, padecen de enfermedades gastrointestinales e infecciones que en ocasiones ponen en peligro sus vidas.
Todos, sin excepción, tienen derecho de realizar la actividad que deseen y cubriendo los requisitos que les indiquen por las instancias correspondientes, no debe existir ningún impedimento para llevarlas a cabo, pero hay que tener muy presente que dentro las obligaciones de cada ciudadano, también están implícitas sus obligaciones, y una de ellas es garantizar la salud de los demás, mediante la buena higiene de los alimentos que en su caso comercialicen los que se dediquen al área de alimentos.
Se pudo observar que son muy pocos, una minoría, la que vende comida y maneja aparte el dinero, no usan gorritos, no proporcionan gel antibacterial, agua y jabón, los alimentos no están bien cubiertos, no usan cubre-bocas y sus puestos se ubican cerca de áreas no muy higiénicas, los perros callejeros rodean sus carritos de alimentos, peleándose por las sobras que los clientes dejan caer o les tiran por compasión.
En comentarios de un médico del Sector Salud, que quiso omitamos su nombre, nos manifestó que el responsable de otorgar los permisos es el H. Ayuntamiento de Valladolid, por lo que le corresponde la supervisión, vigilancia y asesoramiento de todos los vendedores ambulantes instalados en el municipio.
Ha iniciado la primavera y le sigue el verano y con ello, se eleva la temperatura y como resultado del calor, los alimentos se descomponen con mayor rapidez y con ello las bacterias aceleran su atapa de reproducción, propiciando mayores índices de infección en quienes las consumen.
Hace unos días, la Secretaría de Salud del Estado de Yucatán clausuró temporalmente más de diez restaurantes y cantinas en el municipio de Progreso, tras realizarles diversas observaciones sanitarias.
Cada quien debe asumir sus responsabilidades, y así como existe una Dirección de Salud, en el Ayuntamiento, los que preparan y expenden comidas y los que la consumen, deben pensar en los riesgos que se corren, al no existir los elementos adecuados en la higiene de esos alimentos.
La confianza es un valor que se otorga a todo aquel que da un servicio y no es válido, defraudar a quienes te la brindan, ya que muchas veces, el tiempo, la distancia, el hambre y una recomendación, es más que suficiente para caer en la tentación de consumir esos alimentos en la calle.
Sin duda, el conocernos y saber de la sazón de la comida de muchos de los que en nuestra ciudad, cocinan para nosotros, es lo que obedece ser clientes de varios de ellos.
(Ariel Sánchez Gómez)