VALLADOLID, Yucatán, 6 de abril.- Elementos de la Guardia Nacional, que últimamente se han visto caminando por las calles de la ciudad, generan vínculos de confianza con los ciudadanos, sobre todo tras la cotidianidad con la que los miran en las puertas de sus domicilios y diferentes espacios públicos.
Pese a que los uniformados portan armas de alto calibre, la sensación atemorizante se desvanece cuando a su paso sonríen, saludan e incluso platican con los vecinos del rumbo donde realizan sus tareas de vigilancia.
Precisamente, una de las finalidades de este cuerpo de salvaguarda es recuperar el tejido social, garantizando justicia y seguridad a las comunidades con estricto respeto a los derechos humanos, que anteriormente es un aspecto que otras figuras policíacas descuidan e incluso infringen.
Por ello, la ciudadanía vislumbra la presencia de la Guardia Nacional como un gran apoyo para aminorar la inseguridad que se ha extendido hasta la bella Zací en el transcurso de los últimos meses y que en su momento provocó cierto temor en las familias vallisoletanas.
Si bien, los índices delictivos en la ciudad no son tan extremos como en localidades del vecino Estado de Quintana Roo, sí son numerosos y requieren focalización por parte de los diferentes órdenes de gobierno para evitar su incremento y gradualidad.
En ese sentido, los elementos de la Guardia Nacional tienen una enorme responsabilidad sobre los hombros y es precisamente recuperar la confianza de la ciudadanía en los distintos órdenes de la ley, dejando atrás el dicho popular que reza que “algunas veces hay que tenerle más miedo a los que nos protegen que a los propios delincuentes”.
(POR ESTO! / Corresponsalías)