Yucatán

Delito muy grave el Abuso Sexual Infantil en México

Por Ana María Ancona Teigell “Si las autoridades hubieran hecho algo desde la primera denuncia, habrían podido salvarme”.

Anónimo

Cada vez que leemos o vemos en las noticias que un niño fue víctima de abuso sexual por parte de su padre, hermano, tío, primo, amigo, profesor, jardinero, mozo, chofer, etc., como madres se nos hela la sangre porque no logramos comprender la degradación del ser humano. Nos hacemos infinidad de preguntas que no tienen respuesta y nos llenamos de ira e impotencia hacia estos actos tan aberrantes.

Por eso es tan importante escuchar a los niños a pesar de su corta edad, observar sus juegos y conductas que reflejan lo que están viviendo o sufriendo. Son más inteligentes de lo que creemos, ellos no necesariamente tienen que ver y escuchar, perciben cuando no hay un ambiente familiar sano y bueno, cuando papá y mamá no se llevan bien.

Hay que tomar conciencia tanto los padres, la sociedad, los educadores, las asociaciones, instituciones y autoridades, de la necesidad de cuidarlos, protegerlos y tratarlos bien. Hay que tener cero tolerancia hacia el abuso sexual de los niños y niñas, ya que hoy más que nunca los han dejado en el olvido; en la mayoría de los casos se les ha desacreditado y no los han tomado en cuenta cuando dicen lo que personas adultas han hecho con su cuerpo.

Antes de continuar tenemos que saber qué es el abuso sexual infantil:

“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el abuso sexual infantil es la utilización de un niño, niña o adolescente en una actividad sexual que no comprende, para la cual no está en la capacidad de dar su consentimiento y no está preparado por su desarrollo físico, emocional y cognitivo.

“Es tocarlos, acariciarlos (con o sin ropa) o besarlos, penetrarlos, obligarlos a que toquen a su abusador. La mayoría de los abusadores conocen al niño de quien abusan. Pueden ser amistades de la familia, padres, vecinos o cuidadores del niño. Casi una tercera parte de los abusadores tiene un parentesco con el niño y la mayoría son hombres. Está considerado como una de las formas más graves de violencia contra la infancia y conlleva efectos devastadores en la vida de los niños y las niñas que lo sufren.

“Las personas que abusan sexualmente de los niños primero comienzan a tener un contacto amable y cariñoso con ellos. Los abrazan, juegan, les regalan cosas para generar en ellos un sentimiento de deuda. Les piden que guarden secretos y abusan de ellos como si fuera parte de un juego infantil. Si el niño o niña se muestra indeciso y no quiere seguir jugando, los chantajean y amenazan diciéndoles: ‘si dices algo te mato’, ‘si tu mamá se entera le digo que mientes’, ‘en la noche hacemos lo que papi y mami están haciendo’, ‘si no te quedas quieta voy a matar a tu mamá y va a ser tu culpa’, etcétera”.

Además, México ocupa un deshonroso primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, violencia física y homicidios en contra de menores de 14 años. Alrededor de 4.5 millones de niños mexicanos son víctimas de este tipo de delitos y lo peor del caso es que sólo se dan a conocer el 2%; el 7% de los niños son los únicos que se animan a hablar a sus papás de lo que les está sucediendo; de cada cinco niños, uno está teniendo contacto con estas personas en las redes sociales y México tiene la Web de mil páginas de pornografía y explotación infantil, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Los expertos en este tipo de delitos aconsejan a los padres que cuando un niño les dice lo que le pasa hay que escucharlo y tomarlo en serio, ya que los niños muy pocas veces inventan historias de abuso sexual; si los padres se alarman y sienten vergüenza, no deben demostrárselo al niño porque se sentirá más afectado de lo que está; no hay que presionarlos haciendo gestos, preguntas o juicios que lo hagan sentir aún más angustiado o culpable; hay que solicitar apoyo con un especialista para ayudar al niño y a la familia cómo tratar esta tragedia y, ante todo, ¡Denuncien!

Por eso los gobiernos y autoridades de nuestro país deben tener como prioridad a nuestros niños, tipificar este delito como muy grave, aumentar las sanciones y penas, hacer obligatoria la privación de la libertad.