Yucatán

'Subirse (alguien) al huayo”: enfurecerse, enojarse

Por Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Yucatequismo nato. Es posible que se dijera en los siglos coloniales, pero en las revistas humorísticas del siglo XIX es cuando comienza a aparecer.

Cuando decimos que “nos han subido al huayo” significamos estar furiosos por alguna cuestión, disgustados, enojados con alguien que nos ha fastidiado con su discusión inaguantable.

El lingüista Víctor Suárez Molina lo menciona en su vocabulario al mediar el siglo pasado, acepción que registra el Dr. Güémez Pineda en su Diccionario del español yucateco:

huayo s.m. Subirse uno al huayo (Coloq.) Enojarse, disgustarse (vsm).

Los demás diccionarios no lo toman en cuenta a pesar de su importancia en nuestra habla coloquial, quizá pensándolo obsoleto. Y algo podría haber de cierto en ello puesto que recordamos que nuestros mayores lo utilizaban indiscriminadamente en la primera mitad de la centuria pasada, pero, con el transcurso del tiempo, hoy no se lo escuchamos a los jóvenes y sólo algunos abuelos y tíos viejos lo emplean de tarde en tarde cuando la furia se le sube a la cabeza.

Un ejemplo:

En el Moncho’s el camarero Máikel se le aproxima al tío Pascual quien saborea un café mientras charla con el Mtro. y poeta Parra:

-Tío, “ay” le busca el hijo de Mírtilo. Quiere hablar con Ud.

Se levanta don Pascual y se le ve conversar y luego discutir con Mirtilín, el hijo de Mírtilo. Así transcurre media hora y después de intercambiar grandes voces los susodichos, el muchacho se esfuma y el tío regresa a su mesa hecho un demonio:

-¿Qué le pasa, tío? -le pregunta el Mtro. Parra- ¿por qué tan molesto?

-¡Con sus idioteces y amenazas ese tarado “me subió al huayo”!

Poesía joven de Yucatán

Juan Manuel Góngora Briceño

Amor desechado

Amor tirado en un basurero,

no gozarás de ningún amanecer,

sientes el cansado desfallecer

en el recuerdo de un mugrero.

¿No te sientes un poco agotado?

a la eterna lucha siempre vas,

ondeando la bandera de la paz.

En realidad estás desesperado.

¡Levántate y brilla muy potente!

que los caminantes te anhelamos

¡Queremos sentir tu sol ardiente!

Que fríos caminos que andamos,

intrincados, sinuosos. ¡Es latente!

¡No mueras! Junto a ti esperamos.