Yucatán

Los sacramentos son la vida misma de Dios

En la misa de confirmaciones que ofició ayer en el Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil Teletón (CRIT), el Obispo Auxiliar, Pedro Mena Díaz, señaló que cada uno de los sacramentos, administrados en distintos momentos de nuestras vidas, es la vida misma de Dios, es Dios que de un modo misterioso se hace presente en nuestras vidas.

Al inicio, el padre Patricio Sarlat Flores, párroco de San José Sánchez del Río y concelebrante, presentó con mucha atención, con mucho cariño, a todos estos niños para que reciban los sacramentos de la confirmación y la primera comunión.

Preparar a esos niños fue el compromiso que sus papás y padrinos adquirieron en el bautismo, “y yo como párroco responsable de la instrucción catequética, tengo la satisfacción de decir a toda la comunidad aquí presente, que estos niños han recibido la catequesis conveniente a su edad”.

A continuación tomó la palabra el prelado, quien reconoció que “estos niños han recibido la catequesis conveniente a su edad, y los han preparado para recibir al Espíritu Santo, que viene de nuevo a la vida de ellos en este sacramento de la confirmación, y en los otros que recibirán por primera vez a Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía”.

Y agregó:

–Hemos escuchado el texto del Evangelio en el que Jesucristo dice que estará, habitará, en todos nosotros. Esto es muy importante que nosotros lo reflexionemos una y otra vez: Señor, nunca nos abandones, Él estará con nosotros en todas las circunstancias de nuestra vida. Es la promesa que Él hizo una vez a sus apóstoles y que se va cumpliendo de un modo especial en los sacramentos. Los sacramentos que cuando me ha tocado estar en otras comunidades, en otras parroquias, y con niños que se han preparado como ahora, más en la secundaria, les digo a ellos que crean verdaderamente en los sacramentos, porque así cuando nacen las abuelas dicen: Hay que bautizarlo, y a veces no lo bautizan, pero ya cuando lo hacen se quitan las preocupaciones. Y luego cuando va a hacer su primera comunión igual: está creciendo y no ha hecho su primera comunión, y se preocupan también, y cuando la hace, se acaba la preocupación.

Vida misma de Dios

Y luego así también con la confirmación. Entonces cuando lo vemos así sólo vemos un pequeño aspecto de lo grandes que son los sacramentos. Y qué bueno que se preocupen de que los reciban, qué bueno tener la satisfacción de que vean que los reciban, porque cada uno de los sacramentos, en distintos momentos de nuestra vida, es la vida misma de Dios, es Dios que de un modo misterioso se hace presente en nuestra vida, en la vida de estos niños. Ahora ya dijimos los sacramentos que van a recibir, como también pudimos recibirlos nosotros en el día de nuestro bautismo, el día de nuestro bautismo vino el Espíritu Santo a nuestra vida y nos hizo ser hijos de Dios. Es el título más grande, es la realidad y la dignidad más grande de todos nosotros los bautizados: Hijos de Dios, por eso qué bueno que se han bautizado los niños, y se debería de agregar, cuando se preocupan las abuelas de que se bauticen, qué bueno que se preocupen, para agregarle de verdad a esa preocupación: ahora ya es hijo de Dios.

Y así nos vamos dando cuenta cómo Dios siempre está presente en la vida del sacramento de la Eucaristía. Esa presencia real de Jesucristo que se recibe por primera vez en la primera comunión, pero a partir de ella podemos seguir recibiendo el cuerpo de Cristo, porque es el sacramento al que se le denomina el sacramento del amor. Porque recordemos cuando se celebra la misa, estemos muy atentos a que cuando se celebra la misa y se presenta el padre, viene un momento importantísimo, repite las palabras de Jesús: Este es mi cuerpo, cuerpo de Cristo, que se entrega, esta es mi sangre, que se derrama: Jesucristo que por amor aceptó el sacrificio. Y el sacramento de la confirmación, viene de nuevo el Espíritu Santo, concluyó.

(Roberto López Méndez)