Al oficiar ayer la misa de inicio de cursos de la Universidad Anáhuac Mayab, el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, invocó la bendición del Espíritu Santo, pidió por todos y dijo que una carrera universitaria sirve también para santificarse, que hay que buscar la santidad en el templo del saber y que, cuando se estudia, hay que tener un corazón abierto para servir a mis hermanos y a la humanidad.
En la eucaristía, que tuvo lugar en los jardines de esa casa de estudios, el prelado explicó:
–Celebramos la eucaristía de inicio del nuevo curso escolar invocando al Espíritu Santo para que venga en auxilio de todos los miembros de esta comunidad educativa para alcanzar los fines que se propone la Universidad Anáhuac Mayab como tal. Ahora le damos las gracias a Dios por un alumnado siempre creciente. Me dicen que han ingresado 1,300 alumnos nuevos. Y me dicen que el alumnado ya son casi 5 mil en la universidad. Eso es para darle gracias a Dios por ese crecimiento, y más teniendo en cuenta que el alumnado va siendo de distintos países y de distintos Estados de la República Mexicana. Claro, principalmente de nuestro Estado de Yucatán.
Eso es para darle gracias a Dios. Pero esta misa es para pedir por todos y cada uno de los alumnos, por todos y cada uno de los maestros, por todos y cada uno de los directivos.
Corazón abierto
Debemos decir:
–Señor, lo que aquí aprendo, lo que aquí voy logrando, es para servir a los demás. Lo que aquí voy realizando es para conseguir el medio, la forma, el espacio con el que yo voy a servir a mis hermanos. Esto porque para alguien que es creyente, su estudio, su trabajo aquí en la universidad, es un espacio para la santidad. La santidad no se busca solamente en el momento en que hacemos alguna oración o vamos al templo. La santidad es algo que se conquista en el día a día, y a ustedes les toca buscarla en el templo del saber, en la universidad”.
Y claro en sus trabajos, en el hogar, así se van santificando, y van alabando a Dios con todos sus esfuerzos y trabajos, ofreciéndolos a Él, pero también teniendo un corazón abierto a toda la humanidad.
Para eso hemos venido a este mundo. Entonces, una carrera universitaria me va a dar la mejor calidad en el servicio a mis hermanos y es lo que estoy buscando.
Los 7 dones
Si lo invocamos, el Espíritu Santo viene en nuestra ayuda. Recordemos que de los 7 dones del Espíritu Santo hay 4 que nos hablan de este tema del saber. Uno de los dones es la sabiduría, otro es la inteligencia, otro es la ciencia y otro el consejo. La sabiduría, que no basta estudiar para tener sabiduría. Podemos encontrarnos gente sin estudios, pero muy sabia. Hemos venido a saborear el bien y a rechazar el mal. Personas sabias encontramos en los pueblos indígenas y algunas máximas de vida que decimos: ¡Qué bárbaros! ¿Y estos filósofos de dónde salieron, de dónde aprendieron? Simplemente del contacto con la naturaleza y con su reflexión sacan gran sabiduría. Así es que nosotros no podemos excluirnos de esto ni necesitamos estar en este espacio de nuestros hermanos indígenas, que están en ese contacto con la naturaleza. También desde aquí podemos hacer nuestra contemplación de todo lo que nos rodea y pedirle al Señor que nos dé sabiduría para entender toda su obra que él está realizando en nosotros y por nosotros, para nosotros.
La ciencia y la fe
Sabiduría. El entendimiento. Tantas cosas suceden y necesitamos entenderlas. La inteligencia viene de esas palabras latinas: Intus leyere: leer adentro, leer desde dentro de los acontecimientos para saber hacer un juicio de lo que está sucediendo y entenderlos. A veces no es tan fácil, o lo más fácil es dejar que las cosas sigan pasando. Sin embargo, la historia tiene mucho que enseñarnos, el acontecer diario, y es importante entendernos. Pidamos el don del entendimiento porque eso va a modelar nuestras acciones en la vida. Si las entendemos mejor podremos comprometernos mejor, y más efectivamente al servicio de los demás. La ciencia, la ciencia que nunca está contra la fe. Cuando la ciencia se oponga a la fe quiere decir que se está saliendo de su espacio, que se está saliendo de su rigor, para juzgar cosas que no le corresponden. La ciencia y la fe nunca deben chocar. Y si alguien por fe se opone a la ciencia, se convierte en un fanático que no sabe distinguir lo que es la fe y darle su valor a la ciencia. La ciencia nos ayuda para descubrir el actuar de Dios.
–Ah no, pero es que aquí dice, en esta página y en este versículo de la Escritura y por lo tanto eso no es cierto.
La ciencia, siempre en crecimiento, siempre dando oportunidades nuevas. Nada es definitivo en la ciencia. Se va avanzando más y más. Pero que nos demos cuenta de que la ciencia es el conocimiento del modo de actuar de Dios, que no se opone a nuestra fe. La fe nos habla de otras realidades superiores; por lo tanto, fe y ciencia bien entendidas, deben de complementarse recíprocamente.
Y por fin el consejo, que es esa luz para saber cómo actuar en cada momento, en cada circunstancia, en cada lugar. Qué es lo que debo hacer. Lo que estoy sintiendo en el pensamiento moderno, hay quienes nos dicen: Haz lo que sientes.
Pero hacer lo que sentimos, todo lo que sentimos y tal como lo sentimos, puede llevarnos a grandes errores. Así es que el don del consejo nos ayuda a incluir en los sentimientos la inteligencia, y a incluir en los sentimientos y la inteligencia la fe para comprender lo que hemos de hacer, y también cómo aconsejar a otros.
Valorar y discernir
Hemos pedido en la oración inicial que el Espíritu Santo nos ayude a tener un buen discernimiento. En estos tiempos vivimos una serie de ideologías que se hacen presentes y que hace 30 años no estaban aquí. Todo esto nos hace confundirnos y, a veces, titubear de nuestros valores; es importante antes que reprobar alguna forma de pensar que sepamos valorar, que sepamos discernir y tomar nuestra propia decisión, para no dejarnos llevar por cualquier viento de pensamiento que se nos presente, o por cualquier sentimiento, o por lo que está de moda. Por lo que se acostumbra.
Pedir la fortaleza
El Espíritu Santo, si lo sabemos aprovechar, nos ayudará a discernir. Claro que está también de por medio nuestra condición humana, somos débiles, tenemos tentaciones, tenemos cansancio, y entonces le pedimos al Espíritu Santo otro de sus dones: la fortaleza. Con la fortaleza somos capaces de hacer cosas que no podríamos haber imaginado de nosotros mismos. Vean la vida de los mártires. Incluso algunos mártires jovencitos. ¿Cómo pudieron ser fuertes para el martirio? Pues lo que pasó es que tuvieron el don de la fortaleza. La fortaleza la debemos de pedir porque sería muy fácil resignarnos a decir: Soy humano, se entiende, se comprende, yo soy uno más.
No, no soy uno más. Soy un ser humano, un hijo de Dios que hago mi discernimiento y, con la fortaleza del Espíritu Santo, soy capaz de hacer lo que Él me propone, el camino por el que Él quiere que yo vaya. Y también el don de la piedad, para acercarme piadosamente ante nuestro Señor. Grandes científicos de la historia nos dan el testimonio de cómo ellos han sabido arrodillarse delante de Dios.
Otra vez el tema de la ciencia y la fe. No están peleadas la ciencia y la fe. Grandes hombres de ciencia han tenido la humildad de saber tener piedad ante el Señor, pero también la piedad ante el prójimo necesitado. Eso humaniza: el que yo sea sensible ante las necesidades de los demás. Y finalmente el temor de Dios, que es un don que corona todos los demás: Darle a Dios su lugar y tomar yo mi lugar frente a él.
Respetar al que piensa distinto
Vivimos en tiempos de pluralismo y aun dentro de esta universidad que es de inspiración católica, se dan diversas maneras de pensar y hay que aprender a convivir y aprender a respetarnos unos a otros. Si algo podemos hacer por alguien que piensa distinto a nosotros es saber respetar, saber escuchar y también darnos el espacio para expresarnos, porque del diálogo, de la comunicación, vendrá el enriquecimiento como fruto del respeto mutuo del encuentro y del diálogo. Que el Espíritu Santo haga crecer a cada uno como persona, y a esta institución durante este nuevo ciclo escolar 2019-2020. Que así sea.
Concelebrantes
Concelebraron con el Arzobispo los padres Jorge Martínez Ruz, coordinador de la Pastoral de Comunicación de la Arquidiócesis; Daniel Roczynski, capellán de la universidad; Rafael Jácome, superior local de los Legionarios de Cristo, y Aurelio Martínez, L.C.
(Roberto López Méndez)