Yucatán

Pilar Faller Menéndez

Desde muy pequeños desarrollamos el amor por la sabiduría en esa etapa en la que los niños quieren saber el porqué de todo, probablemente porque están percibiendo un mundo que todavía no conocen y quieren conocer, y preguntan todo, y sobre todo y muchas veces nos sorprenden con preguntas que muchas veces ni siquiera nosotros nos hemos cuestionado.

La filosofía tal como la entendían los antiguos griegos es el amor por la sabiduría, esto no implica que queramos ser sabios, sino que queremos saber, pudiéramos decir que la filosofía despierta de una curiosidad de querer saber más, porque nunca es suficiente y muchas veces el hambre de saber es mucha.

Parecerá simple, pero uno de los temas sobre los cuales los griegos se preguntaban y que hoy nos resulte banal aunque no deja de ser profundo es nuestra existencia, o bien el conocimiento, la verdad o la moral. Podríamos tal vez imaginarnos hombres sentados en una plaza discutiendo estos temas en los que hoy no reparamos, porque nos inquietan otras cosas, pero gracias a los primeros filósofos, dejaron de inquietarnos muchas cuestiones universales que todavía son primordiales cuestionarnos para definir nuestro rumbo, cuando tenemos conciencia de nuestra propia existencia en este mundo.

Este amor por la sabiduría fue la base que aportó las primeras nociones del conocimiento en el mundo en las que se basa la ciencia como la conocemos hoy en día. Ese conocimiento también tuvo un desarrollo en Oriente, y actualmente muchas personas han empezado a sentir curiosidad y querer aprender más sobre la filosofía oriental, ya que ésta guarda una introspección más profunda de nuestro ser universal, para llegar a lo particular, con elementos tan sencillos como aprender a ser conscientes de nuestra respiración, a la cual no prestamos atención muchas veces, porque es algo que inconscientemente realizamos.

La filosofía existe como disciplina, y como se mencionó, es el pilar sobre el cual se construyeron el resto de las Ciencias de estudio, a su vez, ha creado la cultura, a través de la cual es como comprendemos el mundo que nos rodea, y el punto medular sobre el que cada individuo se cierne y hace suyos los valores que manejamos a diario, que claramente al ser universales, son interpretados por el ser humano, ya que el pensamiento es intangible así como la conciencia.

Esta ciencia sin fines de lucro en la actualidad está subvaluada, pero no hay nada más enriquecedor para el espíritu que el tomarse el tiempo para poder aprender cómo pensaban y piensan la gente que se dedica formalmente a filosofar, esa que ha podido con sus ideas transformar el mundo, fomentar los progresos del ser humano, proponer estructuras sociales que han formado maneras de gobernar, por lo que ha permitido al ser humano experimentar a través del pensamiento de otros un prisma de mil colores ya que no todos pensamos igual y muchas veces en la filosofía hallamos revelaciones sobre algunas dudas que nos saltan de pronto a la cabeza.

El razonamiento intelectual nos sitúa por encima del resto de los seres vivos de este planeta, y es mediante la práctica de la Virtud que este razonamiento se dirige a la búsqueda de la verdad, axiomas que durante siglos tanto hombres y mujeres han dedicado su vida a reflexionar y analizar el mundo que les rodea, como los niños, pero ya con una visión más científica y crítica, para poder a llegar a profundizar en el conocimiento desde un punto de vista objetivo.

Gracias a las preguntas ¿qué es?, ¿cómo? o ¿por qué? y muchas otras hemos podido responder a las hipótesis formuladas por la considerada madre del pensamiento científico: la filosofía, un amor por el saber que resulta infinito y que se presenta ante nosotros como un reto para adentrarnos más al conocimiento de lo que somos y pensamos individualmente, el llegar a tener un pensamiento crítico, mediante el estudio del razonamiento lógico nos ayuda a establecer las principales diferencias que existen entre la teoría y la práctica.

Si queremos añadirle a este amor a la sabiduría llamado filosofía, ésta nos ha llevado a cuestionarnos el mundo en el cual vivimos, a entenderlo, a echar una mirada a nuestro interior donde se esconde la esencia de lo que somos, que muchas veces está dormida, pero ahí está, esperando para crecer en nuestra propia sabiduría y establecer nuevos objetivos, con el propósito de ser mejores.