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La filosofía de un revolucionario iluminado: Ram Singhal

Ram Singhal, un hindú radicado en Estados Unidos desde hace 30 años, es de hecho un revolucionario, pero también un iluminado que se ha permitido soñar una nueva y a la vez vieja utopía, el Paraíso, que en vez de ser regalada por Dios, será construida con la participación de todos los seres humanos, y para ello bastará con algo muy sencillo: que cada uno de nosotros haga cada día actos de bondad.

-Eso será suficiente –explica- para crear una reacción en cadena de bondad y felicidad que será capaz de acabar con todo el mal que tiene asolado al planeta y nos permitirá construir un nuevo mundo en el que todos, nosotros y nuestros descendientes, seamos felices.

Ram ha viajado por 19 países en los que ha brindado 2 mil conferencias sobre un programa desarrollado por él que se llama “7 mil millones de actos de bondad”, uno por cada habitante de la Tierra.

Y agrega:

Esa reacción en cadena será como una explosión no atómica. Con mi paz interna y mi felicidad, con tu paz interna y tu felicidad, y con las de los demás, podemos seguir construyendo ese nuevo mundo llamado Paraíso hasta que todo explote como un volcán submarino de felicidad, que va a traer un tsunami de felicidad, de paz y de amor, capaz de arrasar el viejo mundo de las divisiones, del egoísmo, de la guerra, del hambre, la maldad y la necesidad. Es decir, que es posible, que podemos construir el Paraíso.

La Revolución de la Bondad

En este punto, llama a entender: La paz nunca va a venir de arriba, de las celebridades, va a venir de nosotros. Para ello tenemos que hacer 3 buenas acciones cada día, y con eso vamos a estar participando en un movimiento extraordinario: la Revolución de la Bondad.

Muchos se preguntan, ¿Por qué no se ha hecho esto antes? Y la respuesta es que para hacer una buena acción se necesita valor. Estamos acostumbrados a no hacer buenas acciones, a no realizar actos de bondad, porque pensamos que nos van a censurar, que alguien nos va a recriminar, o que nos verán como tontos, que pensarán que se están aprovechando de nosotros, pero no, no es cierto. Lo que pasa en realidad es que nos falta valor para ser bondadosos, para ser buenos, porque lo normal es no serlo y si se quiere cambiar hay que luchar contra el criterio general.

Algunos preguntan si bastará con contribuir un poco al orden del mundo para componerlo, para lograr la paz que necesitamos, pero no. No basta con eso. La paz se vive de manera activa, no pasiva, y no es la ausencia de violencia o guerra lo que produce la paz, sino la construcción activa del edificio de la paz.

Hay tres tipos de construcciones: 1.- La de reparación de emergencia, que se aplica cuando algo que estaba bien ha dejado de funcionar, como lo que hace el plomero con una cocina donde ya no sale el agua. 2.- El mantenimiento, que se hace para que lo que está funcionando continúe haciéndolo, y 3.- La mejora capital, que es por ejemplo cuando los edificios se han hecho cada vez más viejos y hay que reconstruir todo, pero antes de que se deteriore completamente empezamos a construir partes nuevas, y cuando lo hacemos sentimos que estamos construyendo para el futuro. Pero también se necesita valor para convencer a la gente de que es necesario volver a construir un edificio, y eso es precisamente lo que hay que hacer en el mundo.

Por ejemplo, la gente cree que porque Estados Unidos y Corea no están en guerra hay paz, pero solamente por reparar ese edificio no vamos a construir la paz.

Construyendo felicidad

¿Y cómo vamos a construir la paz? Ya lo dijimos: Hay que construir la paz construyendo felicidad, porque cuando se trata de relaciones también hay una diferencia entre mantener y construir. Si vas a mantener, haces cosas mínimas. Si vas a construir das mucho más y estás construyendo confianza.

Si tienes el valor de pensar que estás construyendo una relación nueva, que estás construyendo capacidad, tienes que pensar que no es hacer sólo lo que puedes hacer. En este caso lo mejor no es suficiente. Pero si mejoramos el bueno, entonces el mundo sería feliz. Es decir, hay que hacer más. Vamos a alcanzar esa yarda extra. Si cometo un error me perdono. Si rompo el vaso, me perdono. Si eres un niño e hiciste algo mal, dile a tu mamá: “Voy a hacer un trabajo por ti una hora”. Y va a haber mucho amor entre esa madre y su hijo.

Y si haces tres acciones al día, vas a ser parte de esa Revolución de la Bondad. Vas a ser parte de una explosión de bondad. Yendo por el mundo yo he hecho 2 mil programas y todas las personas me han dicho que han salido más de 20 mil programas de todos ellos.

Dar el extra

Piensen en esto:

-En el NYT se publicó un artículo de un grupo de personas que vivían juntas, pero peleaban entre sí. Cuando alguien preguntó a una de esas personas, la que más se quejaba: ¿Qué pasa? Respondió: Es que nadie hace su trabajo, sólo yo trabajo. ¿Y como cuánto hace usted, qué porcentaje de todo?

Y respondió: yo hago como el 17 %.

Así se preguntó a todos los porcentajes de lo que hacían y cuando se combinaron las respuestas dieron un total de 200%. Es decir, que hacían más de lo que ellos mismos pensaban. ¿Por qué? ¿Porque todos piensan que son los que están haciendo más, y que necesitan ayuda si todos están haciendo un poco más?

Por eso yo me digo: Ram, si piensas que diste 100, no hiciste gran cosa. Solamente si haces el 125 %, entonces lo puedes considerar el 100. Mucha gente hace el trabajo, pero no delante de mí, pero no por eso voy a pensar que no están cumpliendo. Hay que dar el extra, ya sea por amor o por generosidad, hay que dar el extra y hacemos la paz.

Lo que se da en bondad se recibe de nuevo

¿Quieren ser actores de bondad, den el extra? Si tienes 100 dólares y das 50, te quedan 50. Pero si tienes 100 unidades de bondad y das 50, lo que te queda se multiplica. Si se sienten muy felices y tienen 100 unidades de felicidad, si dan 50, esas 50 que les quedan se multiplican. Los dólares disminuyen, pero la felicidad incrementa.

Cuando sientes que no tienes amor, da felicidad para que se multiplique y regrese a ti aumentada, enriquecida. Hay quienes dicen: la gente se aprovecha de mí, la gente toma ventaja de mi solo si tengo algo que dar.

Pero está mal esa manera de ver las cosas. Por ejemplo en mi caso: Si yo doy me siento feliz, contento. Eso significa que si la gente se la pasa tomando y tomando más y más de mí, yo estoy contento porque sirvo para algo.

Todo el entorno responde

Los que dan actos de bondad van a recibir de Dios, las circunstancias, la naturaleza, lo mejor, porque todo el entorno, entiéndase bien, todo el entorno de nuestras vidas responde positivamente a los actos de bondad.

A lo mejor se salvaron de un accidente, a lo mejor se abre una puerta que estaba cerrada, a lo mejor alguien les sonríe, a lo mejor les miran con amabilidad, y no son cosas solamente de buena suerte, sino lo que dieron se recibe de nuevo.

Antes me decía la gente:

-Ram, eres muy inocente, porque la gente te utiliza.

Y yo respondía:

-Qué bueno, porque eso quiere decir que soy útil, no un inútil. Cuando son útiles todo el mundo les ama y les dicen cosas buenas. ¿Cómo se llama a una persona que es inútil, que no sirve a los demás? Dejen que la gente los siga utilizando, y mientras más los utilicen más van a tener satisfacciones internas. Eso es un acto de bondad. ¿Y por qué? Porque Dios le da a todos. Todos somos hijos de Dios, entonces mi ADN es dar y así soy amigo de Dios, y doy paz. Con Dios creo el paraíso.

A lo mejor Dios está contando con nosotros para que construyamos paz, el mundo del paraíso. Pueden empezar esto de dar actos de bondad con su familia, sus vecinos, con sus compañeros de trabajo, con sus compañeros de la escuela, y serán parte de la Revolución de la Bondad, que nadie lo dude, nos llevará directamente a construir el Paraíso, porque será como el efecto dominó, donde una sola acción puede crear una reacción en cadena. Entonces NO vamos a reparar la paz, no vamos a darle mantenimiento. Vamos a construir la paz, y hay que empezar hoy haciendo actos de bondad, y repitiéndolos día a día, para que se vuelva grande ese edificio, y para que todos vivamos en el Paraíso.

Ram Singhal vino a Mérida como representante de la Universidad Mundial Espiritual Brahma Kumaris, para participar en la Cumbre Mundial de la Paz, donde ofreció una conferencia, y para dar conferencias dentro de la Semana de la Paz de la Casa Dilaram Mérida, que forma parte de Brahma Kumaris.

Agradezco todo el apoyo que me brindaron para hacer esta nota a la Mtra. Julieta Pérez y al ingeniero Miguel Sánchez Rosas, coordinadores de la Casa Dilaram de Mérida; a la Mtra. Yolanda Moreno, coordinadora de Brahma Kumaris en México, y a Teresa Denegri Charruf, estudiante de la Casa Dilaram.

(Roberto López Méndez)

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