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Ariel Avilés Marín

La imaginación nos puede llevar tan lejos como el horizonte, tan rápido como el viento, tan brillante como el Sol; la imaginación no conoce límites, o, cuando menos, no los reconoce, no los acepta. Ser artista, es ser poseedor de una gran imaginación; una imaginación que puede concretarse en tantas realidades como seres vivos y pensantes existan en el universo; es por eso que la imaginación es la única que puede dictar reglas para el arte.

Hace apenas una cincuentena el panorama de las artes en Yucatán estaba constreñido a una pobreza inimaginable hoy en día. Salir al centro de la ciudad, era ir a contemplar un panorama triste y desolado. En la Plaza Grande, algún malviviente perdía el tiempo quemando al aire el último cabo de su cigarrillo. De las salas de cine, al terminar la función de la noche, salían más empleados que espectadores. Los teatros, como no hubiera una tanda de los Herrera, estaban cerrados y obscuros. La inactividad cultural había sentado sus reales en la blanca Mérida.

Hace apenas tres lustros, lo cual es hablar de un suspiro en el tiempo, se encendieron dos lámparas, dos lámparas que, afortunadamente, permanecen encendidas y brillantes. Nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán, OSY; y la Escuela Superior de las Artes de Yucatán, ESAY. Ambas instituciones están celebrando muy dignamente estos quince años de existencia; podemos decir con regocijo que ambas, como graciosas señoritas, han llegado a la edad de las ilusiones. Ah, pero el reto no es llegar, sino mantenerse. Y ambas están enfrascadas en esa lucha saludable y genial.

La ESAY, como parte de estas celebraciones, inauguró la noche del jueves, en la Galería del Teatro Peón Contreras, a las ocho de la noche, una multidisciplinaria exposición en la que los docentes, creadores ellos mismos, pusieron a la consideración de sus compañeros, discípulos y público en general, una heterogénea muestra de lo que cada uno hace en el campo de su actividad. Predicar con el ejemplo, dice un sabio proverbio, y eso es lo que han hecho los maestros de la ESAY, al poner y exponer su trabajo creativo en el espacio de esta galería.

Sin formalidades, y con un mínimo de protocolo, el presídium de la ceremonia consistió en el ascenso una tercia de escalones, en la escalinata principal del vestíbulo del teatro, de cuatro personajes: El Dr. Javier Alvarez, director de la ESAY; la Mtra. Karla Berrón, secretaria académica de la misma; la Mtra. Erika Millet, secretaria de la Cultura y las Artes; y el Dr. Luis Alfonso Rodríguez, director de Educación Superior de la SEGEY.

El Dr. Alvarez, con la coloquial sencillez que le caracteriza, dirigió un mensaje a la concurrencia ahí reunida, en el que destacó los fértiles y productivos quince años de la ESAY, y su importante producción de profesionales en las artes que ha incorporado a la sociedad. “Hacemos de Yucatán, con el día a día, un polo cultural; y ahora, a quince años, es un momento del inicio de algo muy importante”. Destacó la trascendencia de exponer la obra creativa de los maestros de la institución. “Son artistas y docentes, somos artistas formando artistas”. Destacó la muestra como una representación del presente de la ESAY, haciendo propuestas, generando ideas, como un gran esfuerzo colectivo. “En especial, el área de audio-visuales”, subrayó. Hizo mención especial a la labor de la escultora Gerda Gruber y su incansable labor formadora de jóvenes.

Por su parte, el Dr. Rodríguez, quien asistió en representación de la titular de Educación Pública, subrayó el período de veinte años de labor en la creación de políticas y espacios para la cultura, y la eficacia de las acciones que han redundado en el impulso actual del que goza la cultura local. En este aniversario hay que recordar un nombre que ha tenido una toral participación en estos proyectos: Domingo Rodríguez Semerena. En su turno, la Mtra. Millet Corona, quien fue representante personal del Ejecutivo del Estado, elogió la brillante labor de la ESAY, su incansable aportación de profesionales del arte a la sociedad. “Trabajar y colaborar con gente como la de la ESAY es un privilegio; pero además, esperamos una respuesta aún mayor de todos ustedes; estamos ante un reto mayor”, señaló con fuerza. En seguida procedió a hacer la declaratoria inaugural del evento.

La muestra expuesta fue nombrada bajo el membrete de “Exposición Quince Artistas e Investigadores”, jugando con el número quince, del aniversario de la escuela y el número de expositores participantes.

Ya en el interior de la galería pudimos constatar la rica variedad de artes y disciplinas que participan en la muestra. En un rincón, entrando, una mesa de trabajo con un gran lienzo de algodón e instrumentos para hacer sobre él impresiones creativas, y en la pared, los resultados de esas labores. Con gran entusiasmo los asistentes se incorporaron a la actividad y fueron haciendo una creación colectiva. El pigmento colorante era cera africana de color negro. Esta actividad se realizaba bajo la dirección del Mtro. Rafa Penroz y su título es POHP, 2019. En el espacio contiguo pendía del techo una gran mole, con aspecto de una roca volcánica, la cual está realizada en un moldeado de alambre, papel y ceniza; la aparente roca es sujetada por una cuerda que pasa por una polea y al extremo, un block de concreto evita con su peso su caída. Una propuesta con un gran contenido dialéctico, pues en ella se enfrentan la roca, creación de la naturaleza, y el block, creación técnica humana, y hay entre ambos un delicado equilibrio. Esta instalación es obra del Mtro. Rafiki Sánchez Bustillos y su título es “Panorama Duro 2019”.

Series de fotografías mostrando procesos creativos, cuadros al óleo y cartón sobre tela, instalaciones de piedra con plantas y ambientadas con grabaciones de pájaros cantando, pantallas proyectando procesos de creación de obras, aquí y allá, todo era creación novedosa. De pronto, se hace un obscuro, entra un hombre con una careta de acrílico translúcido, que tiene al frente una barra de led’s que iluminan el espacio; el hombre enarbola una silla de plegar de madera, en una mano, y lleva en la otra mano un par de velas de cera, de las elaboradas por remojo del pabilo en cera fundida, de las que tradicionalmente se usaban en los altares del Día de Todos los Santos y los Fieles Difuntos. Después de un juego escénico con la silla, el hombre se sienta y enciende las velas; las gotas de cera van cayendo sobre los led’s sin conseguir apagar su luz; un claro enfrentamiento entre la tradición artesanal y la tecnología de vanguardia científica. Como era de esperarse, las velas terminan apagando su luz incandescente, como un simbólico triunfo de la ciencia sobre el conservadurismo. La acción la ha realizado el Mtro. Milton Zayas, precisamente maestro de performance de la ESAY.

La variedad de creaciones es inconmensurable, son varios salones los que componen la muestra. ¡Vale la pena visitarla! Y con ello, constatar que el único límite para el arte es la imaginación.

Salimos de la Galería del Teatro Peón Contreras, reafirmando una convicción que hemos externado varias veces: ¡Qué buena labor va desarrollando la ESAY!

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