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Víctor Salas

Por supuesto que valoro todos los trabajos que realiza el gobierno para brindar bienestar a la población. Tal es el caso de la campaña contra el mosquito, consistente en la nebulización de amplios sectores de la ciudad. Las palabras que voy a escribir no están orientadas a solicitar correcciones en esa tarea sino, por el contrario, ofrecer una fórmula que podría brindar eficacia en la lucha contra el mosco que pica, enroncha, da dengue y no deja dormir tranquilo a nadie.

La fumigación para neutralizar la actividad del mosco se realiza desde unas camionetas que tienen una manguera y un motor para impulsar un líquido por los aires. Le encuentro claras limitaciones a ese sistema, que me hacen sentir lo ineficaz de ese rocío callejero. ¿Por qué? ¿Cuántos metros puede avanzar ese líquido? ¿Los suficientes como para llegar al jardín de una casa, su interior, al patio de una de ellas? Por supuesto, que no. Si acaso llegará a las aceras de cualquier vecindario. Y, ¿ahí, se encuentran los huevecillos del insecto? Es obvio que no.

Cuando Mérida era más chica, recuerdo que la fumigación se hacía casa por casa. Venían unos tipos con tanques rojos, colgaban una banderita en el exterior de un domicilio indicando el servicio que se prestaba e iban a rincones del patio y rociaban su líquido.

Basándome en ese recuerdo, un día tomé la iniciativa de ir a comprar esa sustancia que mata al bicho y, grande fue mi sorpresa cuando me informaron que no era vendible al público, ni lo manejaban las tiendas que venden garrapaticidas y cosas por estilo. “Parece que sólo la Secretaría de Salud, lo maneja”, me dijeron.

Luego me di cuenta que las empresas que se dedican al exterminio de plagas, sí tienen esa sustancia porque ofrecen el servicio de combatir al mosquito. Y en las haciendas brindan ese servicio que es muy eficaz. Es obvio, que a una empresa de tal naturaleza no les interesa el servicio a lugares pequeños. Entonces, de nuevo tengo una pregunta: ¿por qué el gobierno no se deja ayudar, brindando a la sociedad la venta de esa materia que aniquila al torturante mosco?

En mi caso, estaría agradecido de poder comprar una manera de acabar con ese problema. Uno puede comprar cucarachicida, raticida, garrapaticida y fungicidas, pero no puede hacerlo con un mosquicida.

Lo que sí hay en plaza es repelente para moscos, pero me parece peligroso untar en la piel sustancias químicas de tal naturaleza. A la larga no sabemos qué efectos pueda tener una piel a la que se aplica repelente, de manera continua.

Creo, sugiero, que valdría la pena que las autoridades le den una pensadita a esta propuesta, cuyo resultado podría sentirse hasta en las enfermedades como el dengue, el zika o la chikungunya.

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