Yucatán

“En el corredor de San Evaristo, en el Sur del Golfo de California, se implementó la zona de refugio temporal para la pesca y ya pasaron 5 años y fue un éxito, se recuperó el abulón y otras especies y se pidió la renovación por 5 años más, ya pasó el primero, pero la clave está en los pescadores, porque son ellos los que vigilan con respaldo de Conapesca”, explicó José Jesús Camacho Osuna, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas y líder de una cooperativa en la zona.

Al ser entrevistado en el marco de la 1a. edición del Summit Latinoamericano de Pesca Sustentable, detalló que las zonas de refugio surgieron por iniciativa de los propios pescadores para poder mejorar la inspección y vigilancia, respaldados por la Conapesca, pero además permitir la reproducción y crecimiento de las especies que más demandan en la zona, que son la langosta y el abulón.

“En las zonas de refugio se puede pescar, pero hay núcleos, hay zonas en las que no, normalmente es un trabajo que hacen los pescadores, la Conapesca, el Inapesca y participan las ONG, porque se requieren de recursos para las investigaciones, una cooperativa no tiene recursos y para vigilar, lo que se hace es pedir a Conapesca apoyo económico para la vigilancia y, si hay algo, ya nos esperan en tierra para actuar, eso ha ayudado al furtivismo.

Coordinar esfuerzos

“Porque si no hay vigilancia con respaldo de la autoridad, de nada sirve tener una zona de refugio, por eso es importante coordinar esfuerzos con Conapesca y con las ONG para el acompañamiento y financiamiento de los estudios”, dijo.

POR ESTO! publicó en la edición del jueves que, en las aguas frente a Celestún, se prepara una “zona de refugio pesquero parcial temporal” con vigencia de 5 años, que solicitó la Federación de Cooperativas Pesqueras, Acuícolas y de Servicios Turísticos de Celestún a la Conapesca y que el Inapesca respaldó en opinión técnica RJL/INAPESCA/DGAIPA/321/2019 del 9 de abril de 2019.

Se informó que el proyecto, de acceso público, se encuentra en la fase regulatoria en la Conamer para su próxima publicación en el Diario Oficial de la Federación y se establece que sólo podrá capturarse en una zona de 324 Km2 pulpo con “gareteo” y carito, además que quedará estrictamente prohibido el buceo.

El proyecto fue promovido por la Federación de Cooperativas Pesqueras, Acuícolas y de Servicios Turísticos de Celestún, en la que laboran 1,787 personas que cuentan con un total de 583 embarcaciones menores, que realizan la captura de mero rojo, pulpo maya y langosta.

Ayer se informó, con base en declaraciones del titular de la Sepasy, Rafael Combaluzier Medina, que otros grupos pesqueros en El Cuyo y San Felipe trabajan en sus propios proyectos.

Y detalló que, en el caso de Celestún, aunque el proyecto es de 324 Km2, los propios pescadores de la Federación promovieron que se inicie con un espacio de poco más de 100 Km2 para analizar el resultado e ir ampliando la zona.

Freno al furtivismo

Camacho Osuna detalló que la medida ha sido un freno al furtivismo, ya que hay una mayor vigilancia para permitir la reproducción.

“Ahora hay más zonas de refugio, se amplió a otras cooperativas y ya es una franja porque ha habido resultados.

“Es difícil cambiar la realidad del furtivismo y la mentalidad de los que no son verdaderos y tradicionales pescadores, porque sólo ven la ambición, no hay respeto. Por eso buscamos y trabajamos con los legisladores para reformar el Código Penal Federal en el artículo 420 y que se castigue con cárcel el furtivismo, no sólo al abulón, a la langosta, al camarón o el pepino de mar, porque por eso salen libres. Nadie más que nosotros va a cuidar mejor el recurso, por eso debemos tener el respaldo jurídico y económico para hacerlo”, dijo.

Relató que en su cooperativa en Bahía Tortuga tienen vigilancia las 24 horas en 600 kilómetros con otras 10 cooperativas y a unas 20 brazas hacia adentro, que también son vigiladas con drones y de “ahí no sale un abulón en veda”, dijo.

Yucatán se encamina hacia las zonas de refugio y a la vigilancia e inspección de los propios pescadores.

(Verónica Martínez)