Pilar Faller Menéndez
¿El que una mujer viva con su pareja sin estar casada la convierte en prostituta?
Hay declaraciones de funcionarios que causan una franca indignación por los estereotipos insultantes que se utilizan que ofenden a sectores de ciudadanos, ignorando además la situación de la mayoría de los mexicanos que se encuentran en la situación criticada. Tal fue el caso de las desatinadas declaraciones del subdelegado del Instituto de Seguridad de Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Michoacán, José Manuel Mireles Valverde, quien utilizó el término peyorativo de “pirujas” para señalar a las mujeres que son parejas de los derechohabientes del organismo, reprochando las bajas cuotas que pagan y exigen atención médica costosa que en muchos casos se tratan de enfermedades crónicas. ¿Cómo llamaría entonces a los hombres que son pareja de trabajadoras que son derechohabientes del organismo? Claramente demuestra una mente machista y un desconocimiento de la realidad social que se está viviendo en nuestro país, así como una actitud moralizante, ya que sin importar la situación civil, el concubinato proporciona en ambos casos para el hombre y la mujer, los derechos que tiene un matrimonio.
En los últimos 25 años, la creencia de los jóvenes mexicanos en el matrimonio ha sido cada vez menor. Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que entre 1990 y 2015 la proporción de casados disminuyó de un 4% a 1.6% y la convivencia en unión libre aumentó, ya que se duplicó del 2.5% al 5%.
El quejarse o echarle la culpa, e incluso referirse despectivamente a un sector que tiene el derecho de recibir servicios médicos, no cabe en una autoridad de una institución que tiene esa responsabilidad. Mireles Valverde, un médico militar y al parecer sexista, se queja del costo de los procedimientos que tiene que subrogar el ISSSTE, argumentando que las cuotas de los empleados federales son menores a los gastos en los que incurren, sugiriendo tal vez con sus declaraciones, que el derecho de recibir atención médica es para mujeres casadas, y no para aquellas que viven en unión libre, por el modo en que se refirió a las últimas.
Su declaración textual fue la siguiente: “Aparte de atender a este señor con hemodiálisis tenemos que atender a toda su familia y tenemos que atender a la primera, yo le digo de otra manera porque soy terracalenteño, hay que atender a la primera piruja, a la segunda piruja, a la tercera, a la cuarta y hasta la quinta”, con lo que se puede llegar a la conclusión que el número de relaciones que se puede tener es solamente una, porque de existir una separación y formar otra familia, o más, para él en automático son “pirujas”, y en México el significado de este término se refiere a una mujer que practica la prostitución.
Para quien dude de estas declaraciones de Manuel Mireles, éstas fueron grabadas durante un evento público que se efectuó en el municipio de Apatzingán, quejándose que los derechohabientes no solamente piden atención para ellos, también piden atención para sus parejas y descendientes. ¿No es este un derecho para los afiliados? Si considera que las cuotas o aportaciones son bajas, probablemente ignora que éstas van en proporción al sueldo que devenga el trabajador o la trabajadora, lo que deja mucho que desear en sus conocimientos sobre los servicios que presta la Institución de la cual es delegado.
Por si no hubiera sido suficiente lo que dijo, continuó: “Están viendo la forma de que atendamos al novio de los hijos del derechohabiente o a las novias de las hijas del derechohabiente, por favor, pero no aportan más y con los mismos 429 (pesos que pagan como cuotas) quieren que atendamos a todo su clan, no es justo”.
A tan sólo un mes de haber tomado posesión de su cargo de subdelegado del instituto en Michoacán, ya hay inconformidad de los derechohabientes, los cuales han intentado ya tomar siete veces las instalaciones de la dependencia. Mireles continuó diciendo: “Si esa es la única forma que tienen de conseguir lo que quieren, tengan, aquí están las llaves de la delegación, no me amenacen, yo las amenazas las resuelvo de otra manera y ya se los demostraré, se los dije así a algunos líderes sindicales”, comentó.
Son claros los servicios que presta cada Institución, este tipo de declaraciones no parecen tener un tono conciliatorio, y mucho menos cuando se da en tono de amenaza. Si el servicio que los derechohabientes están pidiendo o recibiendo, está establecido en sus derechos, el problema del presupuesto no es competencia de ellos, sino que éste debe tratarse a otros niveles. Lo que es imperdonable es llamar prostitutas a las parejas de éstos. Un funcionario tiene un código de conducta al dirigirse en público, y Mireles no lo está respetando…