Yucatán

¿Cómo es el bautismo cristiano?

Ariel Juárez García

“Vayan... y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos.”

Evangelio de Mateo 28:19

No todo el mundo reúne los requisitos para bautizarse como cristiano. El Hijo de Dios, Jesucristo, dio este mandato a sus seguidores: “Vayan... y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Ver Mateo 28:19, 20).

Como bien lo dice en sus palabras, antes de que alguien pueda bautizarse, hay que ‘enseñarle a observar todas las cosas que Jesús mandó a sus discípulos’. Por consiguiente, el bautismo obligado de quienes no tienen fe basada en un conocimiento exacto de la Palabra de Dios carece de valor y es contrario a la comisión que encargó Jesús a sus verdaderos seguidores (Ver Hebreos 11:6).

El Rey franco Carlomagno obligó a los sajones derrotados a bautizarse en masa entre los años 775 y 777 de nuestra era. “Los forzó a convertirse en cristianos nominales”, escribió el historiador John Lord. Asimismo, el soberano ruso Vladimiro I, tras contraer matrimonio en 987 E.C. con una princesa ortodoxa griega, decidió que sus súbditos debían hacerse “cristianos”, de modo que decretó el bautismo en masa de su pueblo, bajo la amenaza de la espada si era necesario.

Cuando los gobernantes Carlomagno y Vladimiro I impusieron el bautismo por la fuerza, no estaban obrando en armonía con la Palabra de Dios. De hecho, carecen de beneficio alguno tanto el bautismo por aspersión como el que se efectúa derramando agua sobre la cabeza, e incluso la inmersión de aquellos a los que no se ha enseñado antes la verdad bíblica.

Hoy día, muchas iglesias prominentes de la cristiandad siguen bautizando a los bebés. Pero ni el bautismo de bebés ni el bautismo forzado de adultos tienen fundamento bíblico. No están apoyados por la Palabra de Dios: “La Biblia”.

Para dejar claro lo que es el bautismo cristiano, hay que consultar lo que revelan los Evangelios acerca de lo que sucedió cuando Jesús de Nazaret se presentó en el año 29 de la Era Común ante Juan el Bautizante, quien bautizaba en el río Jordán a los que iban allí voluntariamente con esa intención.

¿Les mandaba Juan el Bautizante, a la gente, quedarse de pie frente al río Jordán, mientras él derramaba un poco de agua sobre la cabeza de los creyentes o los rociaba con ella?

¿Qué pasó cuando Juan bautizó a Jesús?

En el Evangelio de Mateo se comenta que después de ser bautizado, Jesús “inmediatamente salió del agua” (Ver Mateo 3:16). En esta ocasión tan importante había entrado en el agua, pues había sido sumergido en el río Jordán.

Las palabras griegas que se traducen “bautizar”, “bautismo”, etc., se refieren a inmersión o sumersión bajo el agua. El Smith’s Bible Dictionary dice: “El significado correcto y literal de bautismo es inmersión”.

De igual manera, según el Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de W. E. Vine, la palabra griega bá·pti·sma (bautismo) significa “el proceso de inmersión, sumersión, y emergencia”.

Por ello, el nombre Juan el Bautizante puede traducirse por “Juan el Sumergidor” y “el Zambullidor” (Ver Mateo 3:1, en Las Escrituras del Nuevo Pacto y la Traducción del Nuevo Mundo, nota).

La obra History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries (Historia de la religión y la Iglesia cristiana durante los tres primeros siglos), de Augustus Neander, hace esta observación: “El bautismo se administraba originalmente por inmersión”.

En la célebre obra francesa Larousse du XXe Siècle (París, 1928) se encuentra este comentario: “Los primeros cristianos recibían el bautismo por inmersión dondequiera que hubiese agua”. Y la New Catholic Encyclopedia (1967, vol. II, pág. 56) señala lo siguiente: “Es evidente que la Iglesia primitiva bautizaba por inmersión”.

La obra The Oxford Companion to the Bible (Guía Oxford de la Biblia) dice: “Las descripciones de bautismos en el Nuevo Testamento indican que se bautizaba a la persona sumergiéndola en agua”.

Según la obra francesa Larousse du XXe Siècle (Larousse del siglo XX) (París, 1928), “los primeros cristianos recibían el bautismo por inmersión dondequiera que hubiera agua”. Y el libro After Jesus—The Triumph of Christianity (El triunfo del cristianismo después de Jesús) dice: “En su forma más elemental, la persona [que iba a bautizarse] tenía que hacer una confesión de fe y luego sumergirse completamente en agua en el nombre de Jesús”.

Como fue el caso, Jesús tenía unos 30 años cuando Juan el Bautista, o Bautizante, lo sumergió en las aguas del río Jordán. Se bautizó para demostrar que había decidido hacer la voluntad de Dios (Ver Hebreos 10:7). Su bautismo indicaba que estaba dispuesto a ofrecer su vida en sacrificio por los pecados de la humanidad. De hecho, antes de venir a la Tierra, ya había dado prueba en los cielos de que amaba y obedecía a su Padre. (Ver Marcos 1:9-11 y Juan 8:29, incluso 17:5.)

Ahora bien, hay que acentuar que el bautismo de Jesús, fue su presentación ante Dios para efectuar su voluntad, tal como lo señalaban las profecías mesiánicas.

Es evidente que, en suma, los cuatro Evangelios señalan que el Dios verdadero Jehová manifestó claramente su aprobación cuando Jesús salió de las aguas del Jordán. En aquella ocasión, Juan el Bautista dio fe de lo sucedido: “Vi el espíritu bajar como paloma del cielo, y permaneció sobre [Jesús]... Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios” (Ver Juan 1:32-34). De hecho, el propio Creador Jehová Dios declaró en aquella ocasión: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado” (Ver Evangelios de Mateo 3:17; el de Marcos 1:11; y Lucas 3:22).

Salvo en el caso de Jesús, quien no tenía pecado, el bautismo es un símbolo aprobado por Dios que se relaciona con el arrepentimiento. Cuando una persona sincera se arrepiente, siente profundo pesar, o contrición,… por haber hecho o dejado de hacer algo.

En el primer siglo de la Era Común, algunos creyentes griegos de la ciudad de Corinto, se habían arrepentido de la fornicación, la idolatría, el robo y otros pecados graves. Gracias a ello, se les había ‘lavado’ en la sangre de Jesús; se les había ‘santificado’, es decir, apartado, para el servicio de Dios, y se les había ‘declarado justos’ en el nombre de Cristo y con el espíritu de Dios (Ver 1 Corintios 6:9-11). En este sentido, el arrepentimiento es fundamental para conseguir una buena conciencia y el alivio que Dios da del remordimiento por el pecado (Ver 1 Pedro 3:21).

En vez de fijar una edad para bautizarse, la Palabra de Dios señala en qué estado espiritual deben encontrarse quienes den ese paso. Jesús mandó a sus seguidores: “Hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos” (Ver Mateo 28:19). Por consiguiente, el bautismo está reservado para quienes ya son discípulos de Cristo.

¿Qué es un discípulo? “La palabra aplica principalmente a todos aquellos que no sólo creen, sino que siguen con atención la enseñanza de Cristo.”