Yucatán

VALLADOLID, Yucatán, 25 de enero.- A sus 12 años de edad Alicia Soberanis Arceo ya realizaba sus pininos en el arte del comercio y ello porque le gustaba tener su propio dinero, además porque sus padres, don Guadalupe Soberanis Carrillo y doña María de Lourdes Arceo eran de escasos recursos y se requería apoyar en la economía del hogar.

Por eso desde muy pequeña Alicia, junto con sus hermanos tenían que caminar varios kilómetros para traer leña para la comida y salía a vender dulces naturales, bolsitas de cítricos en el campo de béisbol (naranjitas de San José, con sal y chile) y ya años después, viajaba a Carrillo Puerto a venderle a los habitantes y trabajadores de ese lugar especias como la pimienta para preparar sus alimentos, cepillos para el cabello y para los dientes, etc.

Fue de esta manera de estar siempre buscando e implementando actividades que le generan un poco de ganancia para el sustento de su hogar, pues ya tenía un hijo como madre soltera.

Eso le exigía hacer un poco más de esfuerzo en esa lucha diaria, en la Alicia empieza a vender las más ricas y deliciosas semillas de calabaza en paquetitos, (pepitas saladitas y doraditas) de lo cual ella menciona que las preparaba con la más completa higiene, como le habían enseñado sus padres.

Se dio a conocer a las puertas del famoso ex cinema Díaz, ubicado en el Centro de la ciudad. Desde muy temprano ya se instalaba antes de que iniciaran las famosas funciones de permanencia voluntaria entre semana o en las matinés de los domingos y sin ponerlo a duda la gran mayoría de los asistentes a ese lugar adquirían su producto durante cada una de las películas que se transmitían.

Fueron más de ocho años de que más tardaba en tostar y embolsar sus pepitas a que en un ratito se le gastaran. Comentó que de igual manera le pedían o hacían encargos diariamente en varios comercios de la ciudad.

Hoy a sus 72 años de edad y con Gaspar, su hijo de 40 años, sus tres nietos, Luis Gerardo de 18 años, Erwin Josué de 17 y Kevin de 10 años, de los cuales se siente muy orgullosa, Alicia Soberanis como le gusta que le llamen, se le ve todos los días recorriendo la ciudad, montada en su bicicleta, inseparable compañera que ha estado con ella desde los ocho años de edad, en las buenas y en las malas pero siempre fiel y leal.

Aún sigue firme y sin temor realizando lo que con gusto siempre le ha encantado, que es el comercio, pero ahora vendiendo de casa en casa de los que la conocen, que es muchísima gente, utensilios de cocina elaborados con aluminio y otros artículos del hogar, lo cual le deja para sobrevivir modestamente.

Dijo agradecer a Dios y a la Virgen de Guadalupe, porque gracias a ellos y a nadie más les debe haber salido adelante durante todos estos años.

Agradeció a este medio de información que siempre ha leído y disfrutado para decirle a la gente que no tenga miedo, que no se asuste si algún día se quedan solos o tienen problemas muy fuertes, que no decaigan, que luchen por sus seres queridos y por ellos mismos.

El trabajo es un motivo y una fortaleza para vivir y seguir adelante y cuando vean los logros, seguramente dirán que valió la pena todo el esfuerzo realizado.

(Ariel Sánchez Gómez)