Yucatán es uno de los Estados más activos que se han organizado para defender los derechos civiles, como los de la comunidad LGBT, aunque también hay respuestas a estas movilizaciones, de tal forma que hay un escenario bastante regresivo a nivel regional, destacó ayer el Dr. Rodrigo Llanes Salazar, investigador del Cephcis de la UNAM.
En el marco del Seminario Permanente Violencia Social y Derechos Humanos se abordó el tema “Movilización y contramovilización legal por los derechos humanos en Yucatán”, que se refirió a la lucha que se ha dado por el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT, la cual ha sido muy activa, tanto así que se han promovido más de 100 amparos para el matrimonio igualitario y para otros derechos.
De la misma forma se han llevado a cabo movilizaciones en el sentido contrario desde el ámbito legal, por ejemplo, como en el Congreso del Estado que se han colocado mecanismos para que no se reconozcan estos derechos, tal como la negativa para aprobar el matrimonio igualitario.
Derechos indígenas
Lo mismo ha sucedido en las movilizaciones de las poblaciones indígenas por el reconocimiento a su libre determinación y sus derechos fundamentales, pero también, en contraparte, hay un discurso de que ciertos derechos indígenas inhiben las inversiones, que hacen los procedimientos más largos y ahuyenta a los inversionistas o se oponen a la generación de empleo.
“Se usa una justificación más de carácter administrativo para no decir explícitamente que no se quieren reconocer los derechos de los pueblos indígenas, pero en los hechos no se reconocen”, expuso.
Insistió que, así como hay movilizaciones para defender estos derechos, también hay acciones organizadas para no reconocerlos.
Tinte conservador
Dijo que, en el caso de Yucatán, hay un contexto conservador y el Estado contrasta a nivel nacional, pues por ejemplo es el único Estado en el Sureste que no reconoce el matrimonio igualitario; sin embargo, dijo que todo esto tiene que ver con un contexto más amplio de regresión de derechos.
“El problema no es local simplemente y en relación a la sociedad conservadora, sino que a nivel global hay un contexto de estrategias de carácter regresivo”, expuso.
“Si tenemos una visión lineal diríamos que vamos reconociendo cada vez más derechos y situaciones de equidad, pero la historia no es realmente así y vemos un escenario bastante regresivo a nivel regional en materia de derechos humanos, desde libertad de expresión hasta derechos civiles y políticos, derechos ambientales y económicos”, señaló.
Agregó que, además, toda violación a los derechos humanos tiene que ver con una alteridad negativa que justifica las acciones que se llevan a cabo en contra de otros individuos, catalogados como “agitadores foráneos”, o “mujeres que no deben decidir sobre su cuerpo”, siempre con la visión de “razas inferiores”, “población ignorante”, “enferma”, “contra natura”.
(David Rico)