En el marco de la 25ª Semana Nacional Compartiendo Esfuerzos de Alcohólicos Anónimos, que se lleva a cabo en la Facultad de Enfermería de la UADY, “Mary” contó que llegó a AA a solicitar ayuda urgente pues su vida ya no llevaba un rumbo fijo.
Esta joven, quien lleva siete meses en el programa de los Doce Pasos de AA, cuenta a POR ESTO! cómo cayó en el abismo del alcohol y las drogas.
—“Desde que yo tenía uso de razón, aproximadamente a los cinco años de edad, veía los problemas que se suscitaban entre mi madre y mi padre, los dos alcohólicos, al grado de que se separaron y cada quien se fue por su rumbo; posteriormente, mi mamá se juntó con otro hombre para rehacer su vida pero siempre fue igual: me llevaba con ella a todas partes, me metía a las cantinas y conforme fui creciendo creía que era algo normal el beber”.
Mary nació en la Ciudad de México pero a los 9 años de edad su mamá la trajo a vivir a Mérida, donde estudió la primaria pero el calvario del alcoholismo era permanente en su hogar.
—“Cuando cumplí 14 años, un día me encontraba yo sola en la casa, mi mamá había salido pero vi una cerveza en la mesa, la destapé, no lo pensé dos veces y me la tomé; me dije: a ver qué se siente, pero no sentí nada; entonces, abrí otra y después otra hasta que me emborraché, me empezó a doler la cabeza, veía borroso.
“Esa sensación despertó en mí la inquietud de volverlo a hacerlos y cuando cumplí 15 años se repitió la historia, esta vez acompañada de mis amigas y de ahí jamás me imaginé el calvario que viviría los próximos años.
“A escondidas de mi mamá, mientras ella estaba en la cocina preparando todo para mi fiesta, me tomé un cartón de cervezas chiquitas con mis amigas; sentí que todo se me movía, me sentí mareada, veía borroso pero en mi semblante no se me notaba y de ahí dije: “no pasa nada”, y cada fin de semana me iba a tomar con mis primas, con mis amigas y cuando mi mamá se enteró me reprendió y yo le contesté que ella no era nadie para decirme nada pues debería ser un ejemplo para mí y al contrario ella también tomaba; ya no llegaba a dormir dos o tres días y a los 16 años me embaracé por primera vez; a los 17 años tuve mi primer hijo.
“Ya cuando estábamos alcoholizadas nos agarrábamos a gritos y yo la golpeaba y en ese momento creía que me valía pero, después venía la cruda moral porque al fin de cuentas es mi mamá, es la persona que me había criado como haya sido, y seguí con mi carrera alcohólica hasta que de los 17 a los 18 tengo a mi otro hijo, con otra persona, y de los 18 a los 19 mi tercer hijo con otro hombre; ese día yo andaba en la Feria de XMatkuil con mi prima, ya borracha me fui con un muchacho pero no me acordaba de nada hasta los tres meses que me empezó a doler mi barriga y fui al doctor y me confirmó el embarazo”.
Al paso de los años vinieron otras experiencias más graves, como el consumo de drogas que finalmente la llevarían a darse por derrotada.
—“A los 25 años en una fiesta algo me pusieron en mi bebida y perdí el sentido, me violaron, y después una mujer a la que yo consideraba mi amiga me dio a fumar cristal y me revivió; entonces, me fui a vivir con ella, abandoné a mis hijos con mi madre, no me importaba nada, solo la fiesta, mi amiga me invitaba a todo, yo le ayudaba en un gimnasio que ella tenía, hasta que me llevaron a un anexo y ahí estuve un mes; después, mi padrino me aconsejó que siguiera practicando el programa en Alcohólicos Anónimos y llegué un 19 de julio y ahora tengo casi 7 meses, pero lo que me da gusto es que también mi mamá ya está asistiendo a las juntas de Alcohólicos Anónimos, ya no hay alcohol en casa, ya en diciembre podemos convivir sanamente, somos felices y cuido a mis hijos, tengo mi pequeño negocio aquí en el mercado San Benito y ayudo a mi madre; por eso quiero decirle a los jóvenes que se acerquen, que las puertas siempre estarán abiertas, que si se puede salir adelante”. El acto de apertura estuvo presidido por la directora de la Facultad de Enfermería Dallany Trinidad Tun González.
Asistieron Ildefonso Machado, director de Prevención y Protección de la Salud, en representación del gobernador del Estado, e Irvin Sauri Cruz, subdirector de Salud, en representación del presidente municipal de Mérida.
(José Luis Díaz Pérez)