SUCOPO, Yucatán, 28 de enero.- Son muchas las creencias, leyendas, muestras de fe, tradiciones y costumbres que forman parte de la esencia de la población de Sucopó, pero también existen peculiaridades que le proporcionan identidad y hacen inigualable a esta comisaría tizimileña.
Una de ellas es su enorme árbol de ceiba que se encuentra en el centro de la población, ya que además de ser majestuoso, también sirve como una antena para encontrar señal de telefonía celular, por lo cual numerosos habitantes se conglomeran a su alrededor; mide más de 30 metros de altura.
Por obra de la naturaleza también es un buen lugar para acudir a charlar o disfrutar de una tarde o una mañana amena, ya que sus raíces tienen forma de banquitas, que se encuentran a los pies de este enorme y frondoso árbol, cual proporciona una refrescante sombra.
Pobladores comparten que tiene más de 200 años y se le denomina como el Yaxché, signo sagrado de la vida que protege de todo mal a los habitantes y que les proporciona seguridad, también coinciden en que existen varias leyendas que lo identifican, una de las más conocidas es la de la Xtabay, la cual cuenta que cobija a una culebra que se transforma en una hermosa mujer que seduce a los hombres por las noches, los engaña, los lleva hacia el árbol y es capaz de matarlos o hacerles daño, tal y como comentaron Alejandra May Guerrero y Layda Guerrero Arjona; mencionaron que la han visto y por ello la gente le tiene mucho respeto a este árbol y por generaciones les enseñan a las personas a que tengan cuidado y que cuando el lugar este solitario no se acerquen a él, sobre todo si ya es muy de noche o de madrugada.
Con la piel enchinada, cual si estuviesen viviendo el momento, relataron que en numerosas ocasiones se escuchan sonidos similares a los de botellas rajadas al pie del árbol, pero no hay nada, por lo que también consideran que es un aviso y que indica que es necesario alejarse porque el dueño del árbol está enojado y no quiere a nadie cerca de él.
Otra de las peculiares muestras de fe que se ponen de manifiesto en los festejos en honor a la Virgen de la Candelaria es la que realizan año con año José Francisco Delgado Méndez y Enrique Cahum, quienes se encargan de repicar, con sus propias manos, las campanas de la Iglesia que cobija la imagen de su santa patrona.
En breve entrevista, ambos personajes externaron que esta singular acción la realizan en cada feria anunciando las procesiones, las entradas y salidas de gremios que enmarcan los festejos patronales.
Compartieron que desde hace aproximadamente 40 años se dan cita en esta capilla durante los festejos de la Candelaria, ya que ellos consideran que forman parte de la tradición del pueblo que honra a su madre santísima y que le da gracias por protegerlos y bendecirlos durante el año.
El repicar de las campanas lo desarrollan subiendo a una estructura donde están colgadas, tomando entre sus manos el badajo de cada una para luego seguir una secuencia agradable de impactos con ritmo, generando el sonido para convocar y hacer el llamado al pueblo; cabe mencionar que entre estas campanas también les corresponde hacer sonar una semejante a un utensilio de cocina (paila de metal). Este repicar también sirve para ambientar dichas procesiones y recorridos de fe, pero sobre todo para honrar a su santa patrona, demostrándole su amor y su confianza a través de este singular rol que les corresponde desempeñar en sus festejos.
(Luis Manuel Pech Sánchez)