Yucatán

Noticias de otros siglos

Roldán Peniche Barrera

Enero 10 de 1562.- Toma posesión del gobierno de Yucatán el Dr. D. Diego de Quijada, en sustitución del Lic. Godofredo de Loaiza.

(¡Malhaya el día que tomó posesión del gobierno este pícaro! Durante su mandato exprimió los miserables caudales de los mayas, mandó castigarlos o asesinarlos muchas veces. En realidad, el tipo estaba un poco chiflado, pero no era nada tonto. Era un desvergonzado que gustaba de las mujeres, del buen vino y de tocar su guitarra hasta bien entrada la noche, también la tocó en la Casa de Montejo cuando se vio malo de salud. Se alió a Landa en el famoso Auto de fe de Maní donde se quemaron los viejos libros mayas y algunas irrecuperables muestras del arte autóctono. En cuanto a costumbres personales, se andaba por la Plaza Mayor todo el tiempo silbando y en las salas de tribunales de pronto se levantaba de su asiento y poníase a bailar haciendo restallar los dedos, y luego volvía a su sitio ante el enojo de los oficiales. Engañó a varias mujeres, incluso casadas, y gustaba de salir por las tardes en ropas interiores rodeado de mujerzuelas, una especie de ridículo carnaval. En entregas pasadas de nuestra columna hemos hablado con abundancia de este pícaro de siete suelas, D. Diego de Quijada.

En la inauguración de Mérida

Enero 13 de 1542.- A pedimento del Alguacil Mayor Cristóbal de San Martín, se pronunció en Mérida el árbol de justicia y cuchillo para castigar a los malhechores y ejemplo de los vivientes; son palabras textuales del bando que con tal motivo se publicó.

Poesía Joven de Yucatán

Juan Manuel Góngora B.

Con la balanza camino

Recuerdos imborrables del pasado

dentro de mis pensamientos vagan,

así mismo, internamente divagan

recorriendo un camino ya trazado.

Con la balanza a un lado estoy

pesando y sopesando al amor,

llenándome de un nuevo candor,

el viento me lleva ¡Con el viento voy!

Ay, amor perdido ¿Por qué te fuiste?

una herida en mi pecho abriste,

tan grande que todos la pueden ver.

Me dejaste solo y abandonado,

beligerante y trastornado.

¡Quiero, de nuevo, llegar a ser!