PROGRESO, Yucatán, 5 de enero.- Este 6 de enero, desde el año 1931, se celebra el Día de la Enfermera Mexicana, conmemorando a estas personas tan importantes para los hospitales y clínicas, sacrificando en ocasiones a la familia para servir en la vocación que han elegido.
Doña Silvia Catalina Peraza Cobos, enfermera titulada y perteneciente a la segunda generación de enfermeras de la UADY, quien tiene 52 años de servicio y está adscrita a la Unidad de Medicina Familiar del ISSSTE –siendo la enfermera de más años de servicio activa–, compartió sus experiencias en este trabajo.
Las enfermeras locales dieron a conocer que ejercer este trabajo fue la pasión de su vida, aseguraron que hoy se sienten realizadas con esta labor, cual les ha dado tantas satisfacciones en sus vidas profesionales.
Doña Silva comentó que, antes que nada, da gracias a Dios por darle la encomienda de su vida, la cual continuará realizando mientras tenga salud, afirmó que está convencida de que esta es su vocación de toda la vida.
“Si volviera a nacer buscaría de nueva cuenta ser enfermera”, aseguró. Contó que a la edad de 16 años, apenas, ya era egresada de la segunda generación de la UADY en la especialidad de enfermeras.
En aquellos años en el puerto de Progreso, de donde es originaria, prácticamente no había enfermeras: “El médico Héctor Ortegón Vela (+), quien fuera el primer director de la UMDF del ISSSTE, me otorgó la oportunidad de trabajar en esta dependencia, donde prácticamente he pasado gran parte de mi vida”. “Ser enfermera es primeramente sentir amor hacia el prójimo, para que comprendas la importancia de lo que realizas el tiempo que sea necesario, porque para las urgencias en los hospitales no hay hora ni días festivos, por lo que hay que trabajar de acuerdo a los turnos asignados”, comentó.
Desde muy joven es creyente de Dios, a quien le agradece que le haya dado la oportunidad de ayudar a los pacientes que ha tenido a lo largo de 52 años; dijo que, a pesar de estar a punto de retirarse –que es algo que desde luego está en su plan de vida–, mientras Dios le dé la fuerza, seguirá en esta labor, “porque es parte de mi vida el hecho de haber nacido para ayudar a mis semejantes en el dolor”.
Comentó que con los años de servicio es cuando reflexionas tu trabajo como ser humano, que son más valiosos que los reconocimientos o estímulos económicos, porque todo esto se queda cuando partimos en el viaje sin retorno, pero hay algo que siempre te acompañará, que es la satisfacción de haber tenido el deber cumplido en la encomienda que nos ha tocado vivir.
En la Unidad de Medicina Familiar también están enfermeras jóvenes que inician en esta carrera, en la cual siempre se tiene que ayudar al paciente en todo momento, por medio de la ética, tener siempre disponibilidad de apoyar al ser humano en las condiciones donde nos encontremos.
Junto con estas enfermeras de nuevas generaciones: Evelin Peón Parra, Verónica Escalante Chan, Clara Parra Cua, Esmeralda Ek Noh y Ángela Ávila Venegas, entre otras.
(Julio Jiménez Mendoza)