Yucatán

Sobreviviente de cáncer en Tixkokob narra su experiencia

En el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, María Esther comparte lo que implicó para ella sobrevivir al padecimiento.
"Es una enfermedad que no se la deseo ni a mi peor enemigo", expresó María Esther Cruz Gaitán. Foto: José Alfredo Islas Chuc.

“Es una enfermedad que no se la deseo ni a mi peor enemigo, ya ni con todo el dinero que tengas logras sobrevivir a lo doloroso que es la enfermedad y ni que decir de los tratamientos a los que te sometes para vencer al cáncer de mama”, expresó María Esther Cruz Gaitán, quien logró vencer la terrible enfermedad que ataca a las mujeres y que cobra vidas sino se detecta a tiempo.

Al celebrarse el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, María accedió hablar de su experiencia, dijo que ella no sabía que tenía la enfermedad, pero con anticipación algo le indicaba que no todo estaba bien en su cuerpo, pues gracias a que era beneficiaría del programa social Oportunidades, “constantemente nos daban las pláticas sobre el cáncer de mama”.

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Un síntoma, dijo, es que un día sintió que se le faltaba el aire, motivo por el que consultó a un médico, quien la mandó a hacer exámenes de ultrasonido y a los ocho días le informó que tenía un tumor en el pecho mamario y la envió en urgencia al Hospital General Agustín O’Horan, donde dieron continuidad a su caso.

“Lo recuerdo bien, ya que era la octava de la fiesta del pueblo cuando me lo detectan y me empiezan hacer la biopsia, después te vienen las preguntas que te hacen si vas vivir este cáncer, por fortuna el tratamiento me lo hicieron buenos médicos, que me dicen doña Esther disfrute de la vida, pasee disfrute a su familia, viaje ya que esto solo pasa una vez en la vida y solo el de arriba tienen la última palabra, por nosotros tendrá una gran atención, pero nosotros no decidimos quien vive y quién no’”, dijo.

A pregunta de si quería vivir, explicó que “me entregué a Dios, mi vida, (le dije) si su deseo era llevarme, lo acepto, ya que nunca dejé que me acompañaran mis hijos y esposo a mis citas que tenía en el hospital, ya quería ser ejemplo para mis hijos de no rendirme y que ellos lo vean, en ese lapso una de mis hijas la más chica iniciaba sus estudios de topógrafa y me dijo que no iba a estudiar para dedicarse a mí, yo le dije que no trunque su sueños por mí, ya que ella esta abriéndose paso en la vida y yo estoy de salida, ya que me quedaba sola en la casa y no quería ver a mis hijos derrotados, que con mi esposo fue los que me apoyaron en todo momento, cada quince días me iba a mis citas y al regresar era la cama mi descanso, ya que solo te levantas para ir al baño y a regresar, pierdes el apetito de comer, ya que con tanta terapias que te hacen en todo tu cuerpo te dejan secuelas, como las quemaduras en todo tu cuerpo, pies, manos brazos, espalda garganta, perdida del cabello, es muy duro”.

 ¿A cuántas citas acudió durante este tiempo que tenía el cáncer?

"Fueron 28 redacciones que me hicieron en todo el cuerpo, ya que gracias al seguro popular no me costó nada mi terapia fue de gran ayuda, hoy en día veo las cosas diferentes ya que disfrute cada momento mi enfermedad, ya que ves lo valioso lo que tienes a tu lado tu familia y todo lo natural como las plantas, fue un 31 de diciembre de hace cinco años cuando me operaron del cáncer y un día en una mis sitas le pregunto al doctor que si me voy a morir y su respuesta fue esto, no la quiero volver escuchar hacer esa pregunta, ya que usted ya no tiene cáncer ya se salvó, mi alegría no sé si llorar o reír, y agradecer adiós por permitirme vivir un tiempo más en esta vida que estamos pasando”

Hasta hoy doña María Esther sigue tomando medicamentos que le marcaran la vida para siempre, pero hoy es normal, con sus alimentos desde la cochinita, un frijol con puerco, panuchos, el refresco de cola están en su menú, lava, cocina,  arregla la casa y en estos días trata de no recordar su enfermedad, "ya que quedas marcada para siempre y deja huellas en todo el cuerpo, lo supero gracias al apoyo de mis hijos y esposo, vecinos que venían a verme y son testigos de lo que viví con el cáncer de mama".

Por José Alfredo Islas Chuc