Yucatán

Mitos y verdades sobre la lepra en Yucatán

La lepra es una enfermedad causada por la bacteria Mycobacterium Leprae para la cual existe un tratamiento que puede llegar a curarla.
Una dermatóloga señaló que cuando se detecta un caso, se estudia y verifica si hay otros para evitar los contagios. Foto: Edwin Aguilar.

En redes sociales ha comenzado a sonar el tema de la lepra, sin embargo, es necesario abordarlo para conocer sobre la enfermedad y sus verdaderas implicaciones, pues lejos de lo que antes se creía no resulta una enfermedad peligrosa ni de alto contagio, sin mencionar que se cuenta con el tratamiento para curarla.

La doctora Paula Torres, especialista en dermatología del Hospital General de México, el cual es un centro de referencia nacional de dermatología, señaló que actualmente a las personas se les canaliza en caso de presentar lepra.

También indicó que “la lepra es una enfermedad infectocontagiosa causada por la bacteria Mycobacterium Leprae”.

Según aseguró, desde los años 1940-1950 se estudió mejor la enfermedad y se llegó a comprender.

Indicó que la enfermedad afecta la piel y en ocasiones puede llegar a afectar el sistema neurológico, el sistema nervioso central y/o algunos órganos; sin embargo, esto se daría generalmente en caso que se detecte de forma tardía.

Afirmó que “existe la inmunidad de huésped ante la enfermedad, por lo cual no a todos les da”. Según mencionó, hay dos tipos de casos: los paucibacilares que llevan poca carga de la bacteria y los multibacilares, que suelen ser portadores y pueden ser asintomáticos.

Sin embargo, enfatizó que “su velocidad de transmisión es muy lenta y no se da, como se creía antes, por contacto piel con piel; sino por tener contacto con alguien que cuente con muchos bacilos”. Asimismo, señaló que el contagio tampoco se da por vía digestiva.

Aunque comentó que, si hay un caso en la familia, puede haber otros, aseguró que no es un factor determinante, puesto que no es una enfermedad congénita.

Indicó que lo ideal es tras detectar un caso, visitar el entorno y estudiarlo, verificar si existen otros casos con el fin de controlar y no desembocar en más contagios.

Aseveró que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “pretende erradicar la lepra y se estimaba que para el 2000 ya se hubiera logrado, sin embargo, aún no se ha podido”.

Abundó que puede deberse a que muchos de los casos no se han detectado, especialmente porque suele confundirse con otras enfermedades. También indicó que el desarrollo de la enfermedad es muy lento y es precisamente por ello que suele confundirse con otros padecimientos.

“Con el paso del tiempo se van presentando los síntomas”, afirmó.

Entre los síntomas destacó que se encuentran: pérdida de sensibilidad, manchas en la piel, escamas y, en algunos casos, pérdida de cejas y pestañas. Sin embargo, fue muy clara en que las manifestaciones de la enfermedad pueden variar, según la etapa, el tipo de lepra y la persona.

Resaltó que es una enfermedad para la cual existe un tratamiento que no solamente la controla, sino que la cura.

Aunque también precisó que “si no se detecta a tiempo puede haber afecciones en nervios, piel, entre otros”, es decir, si la enfermedad se detecta de forma tardía es posible que queden algunas secuelas en la persona, lo cual no significa que la enfermedad se quede, la enfermedad ya se habría curado.

Asimismo, determinó que según el tipo de lepra también puede haber afecciones neurológicas, mutilidad, contracturas, así como afecciones en los nervios de los ojos.

Debido a las afecciones anteriormente mencionadas es que antes se pensaba que los pacientes con lepra sufrían deformaciones, caída de los dedos, etcétera, a causa de la enfermedad; sin embargo, ya habiéndola estudiado, señaló, se sabe que, “por ejemplo, los dedos no se les caían por la lepra, sino que por la falta de sensibilidad tenían accidentes y no se daban cuenta”.

También destacó que “justamente por las deformaciones o pérdida de extremidades, atribuían la enfermedad a castigos divinos, pero en México la enfermedad se logró estudiar y entender de dónde prevenía, cuáles eran las vías de contagio, así como el tratamiento”.

Fue contundente al decir que “es importante dar información concreta y entendible de ciertos tipos de enfermedades como ésta”. Agregó que hay dos tipos de lepra: tuberculoide y lepromatosa.

También reafirmó que todos los dermatólogos y dermatólogas mexicanos deberían contar con el entrenamiento suficiente para pensar en que la lepra es una posibilidad y deben saber darle el tratamiento.

Agregó que “es muy importante no tener miedo, es una enfermedad que se cura y actualmente no es grave”.

Por otro lado, indicó que la enfermedad no distingue entre géneros ni edades, es decir, no son más propensos los hombres que las mujeres ni los niños que los adultos.

Según los datos que brindó la especialista, hay tres niveles en el país, del más alto al más bajo en número de casos.

En el primer nivel se encuentran: Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Tabasco.

En el segundo nivel: Yucatán y Campeche.

Y en el último: Nuevo León y Tamaulipas.

Sin embargo, también es de destacar que en las cifras actualmente se encuentran .5 enfermos por cada 100 mil habitantes.

También hizo mención de que México no se encuentra atravesando una problemática debido a la lepra y señaló que también existen otros países que aún tienen casos como lo son India y Brasil.

Historia

Como es bien sabido, la lepra data de muchísimos años atrás, tanto que ha sido considerada un castigo divino desde tiempos bíblicos.

Según se tiene conocimiento, el médico yucateco F. Cásares Arredondo acudió al II Congreso Médico Mexicano realizado del 5 al 8 de noviembre de 1894 en la ciudad de San Luis Potosí, ahí mismo presentó la “Contribución al estudio de la lepra en el sentido de su contagiosidad y de su profilaxis”, él se encontraba seguro de que la lepra es contagiosa y lo comprobó tras reunir 22 casos y sus familias, llegando a las conclusiones descritas en su contribución.

Sólo en la ciudad de Mérida llegó a contar 125 casos de lepra para ese entonces, aunque cabe mencionar que esta es una estadística que juzgaba incompleta debido a que no pudo terminarla a tiempo, pero se encontraba seguro de que la cifra era mayor.

Por esas mismas fechas, el doctor Juan Miró escribió: “La Cuestión de la Lepra”, debido al primer censo de enfermos que indicaba que, en 1901, se habían detectado 101 casos en total.

Mientras esto ocurría, en Colombia médicos y científicos ya comenzaban a estudiar la lepra, sus orígenes, transmisión y tratamiento; fue entonces que también afirmaron que se daba por contagio y no de forma hereditaria. También el doctor Juan de Dios Carrasquilla Lema presentó entonces un tratamiento.

El doctor yucateco Vicente Rodríguez Arjona fue otro que destacó en esos tiempos, pues gracias a él se cuenta con un registro de los primeros pacientes con lepra y fue él quien señaló que si no se contaba con datos de la lepra en Yucatán era debido a la repulsión de los médicos.

Así fue como en 1925 publicó el trabajo titulado “Sobre el tratamiento de la lepra con antileprol”, ahí resumió sus observaciones en el Hospital O’Horán durante dos años, en los que trató con éteres etílicos de chaulmoogra a los pacientes. A finales de 1927 realizó una segunda experiencia con una nueva formulación de antileprol.

El Hospital O’Horán fue fundado el 6 de febrero de 1906 y en sus inicios se destinó para los enfermos de lepra. Se contaba con una pequeña sala conformada por seis compartimentos, con un corredor central situado frente a la llamada Sala Koch del mismo nosocomio.

En 1928 comenzó la construcción de un nuevo pabellón de leprosos, en el Hospital O’Horán, dicho proyecto estuvo a cargo del arquitecto Héctor Ayuso, este nuevo pabellón contaba con 24 camas.

Para 1938, con un estudio realizado, se concluyó que los lugares con mayor cantidad de enfermos eran: Guanajuato, Distrito Federal, Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Zacatecas, Yucatán, Colima y Querétaro.

Fue a partir de 1950 que en Yucatán los casos de lepra comenzaron a tratarse en el Centro Dermatológico de Yucatán (CDY), en temas administrativos se regía por la reglamentación del Hospital O’Horán. A partir de 1975, el Centro Dermatológico adquirió el nombre del Dr. Fernando Latapí.

De 1950 a 2013, según un estudio realizado en el Centro Dermatológico de Yucatán, se contabilizaron 196 pacientes atendidos con esta enfermedad, 180 oriundos y residentes de Yucatán y 16 procedentes de Campeche, con porcentaje de 75.5% de pacientes curados y con seguimiento concluido, 6% con tratamiento concluido y en vigilancia postratamiento y 4% en tratamiento.

Según se señala, el porcentaje no incluido en las cifras lo conformaron pacientes referidos al IMSS por derechohabiencia y otros fallecidos por ser casos muy antiguos o a causa de otras comorbilidades.

Datos históricos con información extraída del documento: Lepra en Yucatán. Reseña histórica desde sus inicios hasta nuestros días, por: Torres Guerrero, E.; Ramos Betancour, L.; Atoche Diéguez, C. y Arenas R.

Por Cecilia Abreu