Roger Aguilar Cachón
A inicios del siglo del XX, nuestra ciudad contaba con buen número de sociedades y asociaciones sociales en las que personas de diferentes núcleos sociales se reunían para celebrar algún acontecimiento y, desde luego, para festejar los días dedicados al dios Momo, es decir, las fiestas del carnaval. Algunos de estos grupos sociales recibían el nombre de sociedades coreográficas.
Las agrupaciones sociales estaban divididas según el nivel económico de las familias, para las clases pudientes estaban, mencionando algunas, La Unión, Club 13, Esmeralda, Dancing Club, Renacimiento y Social Club. Las clases populares también tenían sus espacios de recreación y diversión: Paz y Unión, Recreativa Popular y El Ateneo. A continuación se mencionarán algunos detalles de las fiestas carnestolendas que se celebraban en cada sociedad, según registros hemerográficos de la época.
La Unión
Esta sociedad celebraba sus fiestas en un lugar propio. El día dedicado a los niños, éstos eran hijos o parientes de los socios, lograban reunir un buen número de ellos (según crónicas se mencionan alrededor de 300), llegaban disfrazados de varias maneras y se divertían y bailaban durante el tiempo dedicado a ellos, bajo la mirada estricta y vigilante de sus padres o de las personas encargadas de cuidarlos.
Los días dedicados a los adultos, se bailaba con gran alegría y regocijo, al compás de las notas de las principales orquestas y de las más afamadas de la ciudad. En el caso de la sociedad a la que nos referimos, la responsabilidad de la música estaba a cargo de la Orquesta del Sr. Ernesto Mangas. Entre pieza y pieza, las parejas e invitados gozaban de las ricas viandas que se ofrecían en el ambigú, mismas que siempre fueron muy bien comentadas en días posteriores.
Las fiestas y los bailes de esta sociedad, fueron registradas por la prensa de la época de la siguiente manera: “Puede la Unión recoger en sus palimpsetos el nuevo triunfo muy intenso, propio, muy único, más espléndido que en años anteriores. Sus bailes eran muy concurridos los días dedicados al Carnaval. Sus salones, bellamente decorados, se volvían estrechos ante la multitud de personas que abarrotaban los días y noches de baile. Las crónicas refieren que un lunes de Carnaval, fue tanto el entusiasmo y alegría de socios e invitados, llegándose a contar en más de 200 personas el chorro de lanceros, que el baile concluyó a la aparición de los primeros rayos de sol del nuevo día.
Club 13
Este club se encontraba situado en el domicilio del Sr. Delfín G. Cantón, en la calle 58 con 55 en la esquina conocida con el nombre de La Palma. Su baile de fantasía y máscaras se realizaba la noche del sábado de Carnaval, en el cual se podía admirar a las bellas damitas de la sociedad luciendo sus hermosos y vistosos trajes que engalanaban la noche. En lo que se refiere al salón de baile, éste no se quedaba atrás, ya que las personas encargadas de esta tarea se lucían al decorar con adornos, globos y demás elementos la pista de baile, además que lucían hermosas y coloridas cortinas. Lo que le daba un punto importante, eran las flores naturales que se colocaban en sitios estratégicos para que con su perfume le dieran un bien ambiente al lugar.
Como cada año el carnet musical estaba a cargo de la Orquesta del Sr. Robledo, mismo que con su batuta hacía que de cada instrumento musical salieran notas que incitaran al baile, la alegría y el jolgorio de los asistentes. En un momento ya previsto del baile, se hacía una pausa para el descanso, para que la amable y fina concurrencia disfrutara los exquisitos platillos que se ofrecían y conformaban el ambigú. Estos se acompañaban con helada cerveza y para aquellos que estaban alejados de este tipo de bebidas, se les ofrecía una amplia gama de refrescos. También había una buena cantidad de dulces como postre. Cabe mencionar que el Club 13 se distinguía de las demás sociedades y grupos, ya que para el último día de Carnaval, había un baile con el mismo carnet musical, sólo que la entrada al mismo era de rigurosa etiqueta.
Esmeralda
Esta Sociedad Coreográfica se encontraba situada en el suburbio de San Sebastián (conocido también como Pablo Moreno). Estaba conformada, en su mayoría, por un grupo de entusiastas jóvenes que se reunían para celebrar las fiestas del Carnaval en la calle 70 esquina con la 75, en la casa del Sr. Dolores Sosa. La prensa de la época registra que todos los bailes eran de máscara y fantasía, donde se lograban reunir una cantidad considerable de jóvenes que daban rienda suelta a su alegría en el baile que hacían de éstos, momentos de sana diversión.
Dancing Club
Esta sociedad se reunía para realizar sus bailes carnavalescos en la casa de la Sra. Salomé Irabién Vda. de Moreno Cantón. Los bailes que se realizaban, según se comenta en la crónica de la prensa, eran muy concurridos y siempre se realizaban en la noche, cuando los asistentes portaban elegantes trajes de fantasía y máscaras,
El Renacimiento
Esta sociedad tenía la costumbre de realizar sus bailes de Carnaval en la residencia del Sr. Alberto García Fajardo, donde se daban cita numerosos jóvenes, señoritas, damas y caballeros de nuestra distinguida sociedad. Los bailes eran amenizados por la Orquesta de Leopoldo Velásquez, y el ambigú estaba bajo la responsabilidad de los señores Emilio Cetuc y Clemente Ojeda, de gran prestigio en la sociedad meridana de la época. Esta era una sociedad muy cerrada y la entrada a los bailes estaba restringida únicamente a los integrantes de la misma.
Paz y Unión
La clase trabajadora no podía hacerse a un lado a estas festividades carnavalescas, por eso, en el local que ocupaba la Sociedad Paz y Unión se lograba reunir a un número elevado de asistentes. Se puede decir que éste era uno de los más prestigiados entre la sociedad yucateca trabajadora. Los bailes se celebraban los domingos, lunes y martes de Carnaval en casa de la señora Virginia Iturralde Troncoso. Los “chorros” de damitas que se esperaba en cada baile superaban el número de 300. No cabe duda que los bailes debieron haber sido un éxito rotundo, ya que además de la majestuosidad de los bailes, trajes y disfraces, el ambigú que se ofrecía siempre fue muy bien comentado.
Recreativa Popular
En el local que albergaba la casa-escuela “Morelos” en la calle 59 de esta ciudad, se llevaban a cabo los bailes de esta Sociedad Coreográfica, se caracterizaba porque una vez que el baile terminaba, se ofrecía a los socios, no un ambigú, sino una cena formal, acompañada de refrescos y cervezas. El carnet musical estaba a cargo de la Orquesta del maestro Carlos Pérez. Los tres bailes eran de máscara y fantasía, siempre fueron muy concurridos.
El Ateneo
Los bailes carnavalescos de esta sociedad, se realizaban en el local que ocupaba la casa-escuela “Josefa Ortiz de Domínguez”, los bailes estaban amenizados por la Orquesta del maestro Galaz. Un dato que hay que registrar, es que para los bailes de esta sociedad, el local era siempre proporcionado por el Gobernador del Estado. Una característica de esta sociedad, es que en el último de sus bailes era costumbre leer el testamento de Juan Carnaval.
Los paseos que se realizaban en las calles principales de nuestra ciudad (centro histórico) iniciaban a las 9 de la mañana con un toque de corneta. La gente se arremolinaba a lo largo del derrotero para admirar los carros alegóricos. Desde éstos, tiraban a la concurrencia flores que formaban una especie de alfombra. Hay que destacar, que los carros que participaban eran de conocidas tiendas y casas comerciales de nuestra ciudad, desde donde tiraban a la concurrencia muchos recuerdos, que hoy día tienen mucho valor por su antigüedad.
La prensa registra que entre los carros alegóricos que participaron en el Carnaval de 1919 se mencionan uno como “Sofía”, de los empleados de la línea de navegación de la Compañía de Fomento del Sureste de México, S. A.; “El Tanque Inglés”, de Carlos Martínez de Arredondo; “La Rumba”, carro en el cual iban como pasajeros jóvenes disfrazados como negros, y también estaba la Orquesta “El Orfeón Español” de Antonio Galaz... También participaron los carros de la funeraria de Atilano Poveda S., y la de Reynaldo Díaz, La Panificadora Yucateca; y entre las comparsas estaban “El Pilón”, “El Gavilán”, “El Alacrán”, “Los Xtoles”, “El Club del Jamón”, etc. Cabe mencionar que los paseos concluían pasado el mediodía.