Yucatán

A raíz de las medidas de contingencia para evitar contagios comunitarios del coronavirus Covid-19, el mercado interno de pescados y mariscos de Yucatán se desplomó, dijo ayer el permisionario pesquero Anselmo Canul López.

Explicó que los restaurantes locales no están comprando, porque la gente no está acudiendo a la playa, “y si vienen, la policía de Progreso los está sacando y la temporada de vacaciones de la Semana Santa, la cual todo indica que no habrá, era nuestra esperanza para desplazar un poco de producto, en vista que el cierre de temporada de mero en enero fue muy mala”.

Mencionó que la gente, al no acudir a la zona costera, no está consumiendo pescado en los restaurantes; estos adquieren su producto generalmente ya sea al pescador directamente o a los permisionarios y sus pequeñas congeladoras.

Fuerte impacto

Eugenio Canché Pool, de la cooperativa Esfuerzos Pesqueros de Progreso, dijo que las medidas para evitar amontonamientos de gente, la suspensión del Festival de la Veda del Mero y los exhortos y llamados que están haciendo las autoridades de no acudir en masa a las playas, están impactando la comercialización de pescados y mariscos en restaurantes y expendios de pescado.

Canché Pool detalló que el pescador ribereño, para poder obtener un ingreso, requiere salir a pescar e invierte en avituallamiento; el producto que captura lo tiene que vender, ya sea al pacotillero (comerciante intermediario de pescado), llevarlo a la cooperativa, donde se le paga por kilo de producto, o a la congeladora.

La congeladora, al no registrar ventas locales, ya sea a los restaurantes o expendios, no está comprando producto, ya que tiene que invertir en gastos de procesamiento y conservación, es decir, empaquetar el producto y mantenerlo congelado, lo cual tiene un costo.

La veda

–Ante esto, los pescadores no están saliendo porque las congeladoras no les están comprando su producto.

Además de la veda del mero, el consumo interno de pescado se ha desplomado con las restricciones que se han impuesto de evitar aglomeraciones en lugares públicos, como la zona costera, donde se ubican la mayoría de los puntos de consumo de pescados y mariscos, señaló.

La cadena productiva se ha roto, desde el primer eslabón que es el visitante, el cual ya no está acudiendo a la costa, aunado con el cierre de “El Corchito”, la cancelación de las actividades de vacaciones de Semana Santa y la ausencia de visitantes nacionales quienes han cancelado reservaciones, explicó.

Pérdidas ante la inactividad

Canul López hizo ver que la inactividad en el sector pesquero ocasiona pérdidas cuantiosas al pescador, en vista de que los equipos de pesca al estar varados se dañan.

–El sol daña las redes, no es lo mismo que esté en uso a que esté asentada en la lancha expuesta al sol; los motores se están dañando por la falta de uso; anzuelos y palangres empiezan a oxidarse o quedar duros por la falta de uso; el equipo de pesca cuesta, no es gratuito, detalló.

Si la inactividad se alarga un mes, las pérdidas serán mucho mayores, dijo.

Advirtió que los precios de los productos pesqueros ante la situación que se vive también se fueron a la baja; por ejemplo, el precio de la rubia canané oscila entre los 20 y 70 pesos el kilo, de acuerdo a la talla del ejemplar.

Con información de José Manrique

Por Redacción Por Esto!