Yucatán

Sigue abierto el comedor de la iglesia

Sería inhumano dejar sin comer a la gente grande que depende de nosotros; por eso, como medida preventiva, aunque sigue abierto el comedor, no comen aquí, sino les damos la comida para llevar.

Eso informó ayer Lucely Caamal Pérez, encargada del comedor comunitario “Bajo la mirada del Señor”, que depende de la parroquia “La Ascensión del Señor”, a cargo de monseñor Joaquín Vázquez Avila.

Dijo también:

–Nuestro comedor, destinado exclusivamente a personas de la tercera edad, fue inaugurado hace casi 13 años, el 2 de julio del 2007, por el padre Roger Castilla, y lo han continuado los demás párrocos que han estado aquí. Se empezó con 50 abuelitos y ahora vienen 28 ó 30. A veces dejan de venir porque aparece algún familiar que se los lleva a vivir con ellos, pero en realidad la mayoría deja de venir porque fallecen y, entonces, cuando sucede eso, se va renovando este servicio al prójimo con más usuarios, a los que se les da su comida de lunes a viernes. Ahora, por el coronavirus, para evitar el riesgo de un contagio, nada más vienen y se les entrega su comida y se la llevan a su casa.

Feligreses donadores

–¿Cuánto cuesta sostener este comedor y de dónde se obtiene lo necesario?

–Como 700 pesos diarios y los recursos se obtienen de los feligreses, que el primer domingo de cada mes llevan algo de despensa. Luego se arman paquetes de despensa que se venden, y con lo que se recauda se compra lo necesario.

También recibimos aportaciones en especie, que pueden traer de lunes a viernes, de 9 a 2 horas, directamente al comedor. Las donaciones en dinero se reciben directamente en las oficinas de la parroquia, pero la verdad es que actualmente, tal vez por la crisis del coronavirus, tenemos muy pocos donadores, por eso necesitamos que haya más. Antes había un donador de gas, pero a los 2 ó 3 años de que empezó a ayudar dejó de hacerlo.

–¿Me dicen que son varios equipos de señoras los que cocinan?

–Sí, es uno diferente cada día. Por ejemplo, hoy –por ayer–, está el equipo de doña Sarita y mañana entra otro equipo. Los equipos también se van renovando, pero varias de las personas que los integran están aquí desde que se fundó el comedor.

Pago en bendiciones

–¿Cuánto ganan ustedes?

Responden las integrantes del equipo de doña Sarita:

–Nuestro pago y recompensa son las bendiciones que Dios nos da y que también los abuelitos nos dan. A veces ya se está yendo uno y se voltea y nos dice: Adiós, que Dios te bendiga.

–¿Por qué lo hacen, por qué les cocinan?

–Lo hacemos porque vemos que lo necesitan. Además muchos de los que vienen no tienen familia; entonces vemos que normalmente llegan más temprano para platicar.

Otra señora nos dice:

–Muchas veces llegan adoloridos y con el simple hecho de que los escuchen, de que, por ejemplo, se les diga: “¿Cómo estás, vamos a hacer oración”, con eso se van tranquilos y hasta se les olvida que tenían un dolor. Otras veces entre todos rezamos por alguno de ellos para que se alivie.

Son como chiquitos

–Son como niños: a veces por estar platicando entre nosotras se nos olvida darle a alguno su refresco, entonces reclaman: “Se me va a atragantar la comida”. Y le decimos: “Se me pasó, pero ahorita te lo llevo”.

–A una de las señoras que era muy tímida yo le dije: Ven te pinto tus uñas. Y al principio no quería, pero después un día me dice: ¿Hoy no me vas a pintar mis uñas?

–También a veces se pelean entre ellos, porque son como chiquitos, pero al día siguiente ya se les olvidó.

Retoma la palabra doña Lucely:

–Varias de nosotras estamos aquí desde que se abrió el comedor, por eso ellos se acostumbran a nosotras y nosotras a ellos. Somos como una familia. Y el día del aniversario viene monseñor Joaquín Vázquez Avila a dar la misa y a comer con ellos.

–¿Qué comida les prepararon hoy? –preguntamos. Entonces traen una muestra para la fotografía de Oscar: es pollo asado, caldo y arroz.

–¿Y cómo lo llevan?

–Traen sus propios trastes. A los que no pueden venir porque están enfermos de algo, pero están registrados, les mandamos su comida o viene algún familiar a recogerla.

El comedor “Bajo la mirada del Señor” se encuentra en un anexo de la Capilla San Isidro Labrador en la colonia Miguel Hidalgo.

(Roberto López Méndez)